Los tuits de Elon Musk comenzaron a perder relevancia. Su solución: despedir a un ingeniero de Twitter

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Ni la espantada de anunciantes. Ni las suplantaciones de identidad que tantos desaguisados causaron en otoño. Ni siquiera la implantación de Blue, el servicio de suscripción en el que ha depositado sus esperanzas la compañía para dejar atrás sus pérdidas. A lo largo de los últimos días Elon Musk ha estado preocupado por otra cuestión relacionada con Twitter, una bastante distinta: su pérdida de popularidad. O, para ser más precisos, por qué sus tuits no arrasan.

El magnate y dueño de Twitter tiene casi 129 millones de seguidores en la plataforma, más que habitantes tiene México o Japón, pero sus tuits parecen no lograr el alcance que se esperaría de alguien que maneja semejante altavoz. Así al menos lo ve él, según una crónica publicada en Platformer y de la que se han hecho eco medios como The Times o Ars Technica, un texto en el que se explica que para afrontar esa aparente paradoja Musk consultó a un grupo de ingenieros.

“Esto es ridículo —espetó a técnicos y asesores durante una reunión—. Tengo más de cien millones de seguidores y solo recibo decenas de miles de impresiones”.

"Estás despedido, estás despedido"

La pregunta quedó botando hasta que uno de los dos ingenieros principales de Twitter, que a lo largo de los últimos meses ha visto aligerada su plantilla tras un recorte de personal, decidió aventurarse con una posible explicación.  Si los tuits de Musk no llegan a más gente podría ser porque, simple y llanamente, ha dejado atrás el pico de popularidad que alcanzó hace casi un año, cuando se ofreció a comprar la red social del pájaro azul por 43.000 millones de dólares.

Para no quedarse en las palabras y reforzar su teoría, mostraron a Musk unos cuantos datos. Algunos, internos, sobre los niveles de participación registrados por su cuenta. Otros de Google Trends. La conclusión era interesante. En abril del año pasado, en pleno “culebrón Twitter”, con Musk recién convertido en el accionista mayoritario de la red y su oferta milmillonaria para hacerse con el 100% de la compañía acaparando titulares, el empresario era el “rey” de Google.

Su popularidad estaba disparada. La gente quería saber de él.

Su puntuación en las búsquedas era de 100. Las cosas un año después, uno prolífico en anuncios y en el que Musk ha acaparado una exposición notable, han cambiado. Su puntuación es ahora de nueve. Y no —le explicaron los ingenieros— esa caída no se puede explicar por un algoritmo que trabaje en su contra.

La exposición quizás estuviese argumentada, pero desde luego —constata Platformer— no gustó ni un pelo a Musk. “Estás despedido, estás despedido”, le espetó al ingeniero. Un trabajador actual asegura que su solución ha sido dar instrucciones para que se examine cuántas veces se recomiendan sus tuits.

No es la primera vez que Elon Musk demuestra su empeño en demostrar que el alcance de Twitter, ya sea el de su cuenta o el de la plataforma, es mayor de lo que podría pensarse por las interacciones, como reuits o “likes”. A finales de diciembre la red implementó View Count para que los usuarios puedan comprobar cuántas veces se ven sus tuits, una solución extendida en la reproducción de vídeo.

“Muestra que Twitter está mucho más vivo de lo que parece, ya que más del 90% de los usuarios leen, pero no tuitean, responden o dan a ‘like’, ya que esas son acciones públicas”, reflexionaba Musk desde su cuenta, a la que recurre con frecuencia para adelantar novedades o anuncios relevantes sobre la red.

Queda por comprobar la eficacia real de la herramienta, que ha coincidido con otras muchas novedades, como cambios en el timeline o en la política de la API y un impulso del modelo Twitter Blue, que entre otros pluses ofrece a sus usuarios la posibilidad de “ascender en la cima de las respuestas, menciones y búsquedas”. Por lo pronto y según datos de BuzzFeed, la cantidad de personas que usan la red en Estados Unidos ha caído casi un 9% desde que Musk tomó sus riendas.

Con semejante telón de fondo hace solo unos días el empresario decidía poner un candado a su cuenta y convertirla en privada. Durante unas horas, eso sí. El motivo era comprobar si, como aseguran otros usuarios, las publicaciones logran así una mayor visibilidad que con cuentas abiertas y públicas. El experimento, anunciaba poco después, le ayudó a “identificar algunos problemas con el sistema”.

“Se solucionará la semana que viene”.

Imagen de portada: Evan Agostini/AP

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