Musk cambió el timeline de Twitter para hacerlo algorítmico. Ha roto mi experiencia de una década

Musk cambió el timeline de Twitter para hacerlo algorítmico. Ha roto mi experiencia de una década

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#10YearsChallenge en Twitter:

  • 2013: tuits cronológicos de la gente que sigues.
  • 2023: unos pocos tuits de la gente que sigues seleccionados de forma no-cronológica, sino algorítmica, y un montón de contenido de cuentas que no sigues, la mayoría hilos o tuits con imágenes o vídeos; pensados para capturar tu atención durante horas, un paso en la misma dirección que siguen Instagram o TikTok.

Las gracias, a Elon Musk. Pero tampoco es algo que se le pueda reprochar. Es el mercado, amigo.

Más impresiones, por favor

Los contenidos cronológicos de la gente que seguimos nos fidelizan a nuestra propia red, a la comunidad que hemos construido en ella. Los contenidos algorítmicos nos fidelizan a la plataforma, que es la que sabe sugerirnos aquello que nos gusta, que nos vicia.

No somos lo que publicamos, sino lo que dice nuestro historial. No priorizamos lo que contamos, sino lo que revela nuestro listado de búsquedas recientes. Y a eso se acogen las redes que tiran de algoritmos. Twitter  se ha subido a este carro de forma muy notable desde unas pocas semanas después de la llegada de Musk.

Hasta entonces, apenas había una cronología que tiraba de algoritmo para rescatar ciertos tuits con buen engagement pero de hace unas horas. Desde hace un par de meses, multitud de tuits de desconocidos llenan la pantalla, tirando de los temas que la plataforma ha detectado que nos interesan. Justo lo que Musk criticaba.

Habitualmente, tuits que son el principio de un hilo, o tuits con imágenes o vídeos. Ya saben, engagement.

Eso me ha servido para descubrir varias cuentas interesantes que de otra forma quizás no habría descubierto o habría tardado en hacerlo, pero también ha hecho más compleja la experiencia de usar Twitter. Para quien no lo utiliza únicamente como red social en la que estar al tanto de amigos y conocidos, sino con el propósito de mantenerse informado, el desafío es mayor.

Twitter tenía ruido, pero era simple. Ahora tiene más ruido y ni siquiera es simple.

Antes no existía esa capa de complejidad. Entrar, leer, cerrar. Ahora hay que ir procesando: esto es una propuesta de Twitter, a este señor no le he visto en mi vida, esto me sale porque me interesa el running y esto que queda sepultado entre hilos es justo lo que venía a buscar. Donde había ruido, pero simplicidad, ahora hay más ruido y complejidad.

Cuando se te iba de las manos el número de follows y se acumulaba demasiada información en poco tiempo, solo había que sacar la podadora a pasear. Ahora esto simplemente ya no es una opción, porque Twitter se encargará de llenar tu timeline de contenido de personas que no sigues.

Porque en Twitter ahora hay alguien preocupado de verdad por hacer la empresa rentable, más allá de las formas y los plazos, y para ello necesita multiplicar las impresiones de tuits, disparar los contenidos que incluyan vídeos en los que meter anuncios y conseguir que la gente que no está demasiado enganchada pase largas sesiones sin salir de Twitter, algo que hasta ahora no había conseguido esta red al nivel que lo logran TikTok o Instagram.

Con más vídeo y menos contenido de nuestros seguidos para priorizar el descubrimiento de terceros, Twitter pierde una parte de su esencia. Tendrá motivos para hacerlo, pero la experiencia se ha erosionado.

Twitter siempre ha sido una red diferente, con personalidad, y ahora es más similar a las demás.

El contenido algorítmico pensado para engancharnos es lo que ha marcado el avance de la economía de la atención. Cualquier plataforma social y de contenidos aspira a convertirse en un agujero negro para nuestra atención, un sitio en el que ya no perder tiempo, sino derrocharlo. Twitter escapó a muchas de esas reglas hasta ahora.

Hubo quienes vieron la llegada de Musk como una afrenta y anunciaron su marcha como acto de rebeldía. No fui yo. Me quedaré hasta que enciendan las luces y una escoba sea pasada bajo mis pies, pero el timeline algorítmico a un nivel inédito hasta ahora hace el espectáculo mucho menos agradable.

Mientras tanto, uno va encontrando en Mastodon un rincón agradable lejos de los algoritmos en el que volver a crear una comunidad.

Imagen destacada: Visuals en Unsplash, edición propia.

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