Primero llegó la "renuncia silenciosa". Ahora ha llegado su venganza: los "despidos silenciosos"

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Hace casi un año hablábamos del singular fenómeno de la 'Gran Renuncia'. Aquella dimisión masiva buscando más flexibilidad y más opciones de teletrabajar persiste aún hoy. Aquel efecto de la pandemia se extendería más tarde por otros países como España, y generaría preocupación en el Gobierno de España. La cosa —que sigue al alza— no ha acabado ahí.El mercado del trabajo sigue agitado, y hace poco se ha generado otra corriente singular, la de la llamada "renuncia silenciosa" ("quiet quitting") que al poco de haber sido identificada se ha visto contrarrestada por una directamente opuesta: los llamados "despidos silenciosos" ("quiet firing").

Qué es la "renuncia silenciosa". El nombre da lugar a confusión porque parece indicar que la gente está dejando sus trabajos sin decir nada, de repente. En realidad se refiere a una filosofía de trabajo: la de hacer lo justo y necesario, lo mínimo para no ser despedidos.

Cansados del "vivir para trabajar". Esta es en cierta medida una respuesta a esa cultura de "vivir para trabajar" y hacer más sin que ese esfuerzo extra se pague. No es "renunciar" en el sentido de "dimitir", sino en el de dejar de hacer trabajo extra que no se remunera. ¿Para qué dedicar más horas y esfuerzo si eso no parece servir para nada?

No es que la gente sea una vaga. Que los empleados trabajen lo justo y necesario no significa que sean unos vagos. Las connotaciones negativas aquí parecen inevitables y convierten al empleado en el malo de la historia cuando en realidad simplemente cumplen con su contrato y sus objetivos. Si no compensa económicamente, no hay incentivo para trabajar más: se logra así mejor equilibrio con la vida personal y una mejor salud mental y física.

¿Es culpa de los jefes? Eso es lo que revela uno de los últimos estudios publicados en Harvard Business Review. Allí se indicaba que detrás de este fenómeno de la "renuncia silenciosa" está un mal liderazgo. En una encuesta a 13.000 empleados sobre 3.000 jefes se reveló que los gerentes con mejores calificaciones solo tenían a un 3% de sus empleados en "renuncia silenciosa". Los de peor resultado tenían a un 14% de sus trabajadores en esa situación.

Venganza. Quienes se unen a esa filosofía de trabajo podrían ver un contraataque de sus jefes. Ese nuevo fenómeno, llamado "despidos silenciosos" ("quiet firing"), plantea una respuesta cruda a la actitud de esos trabajadores. No es que despidan sin decir nada —una vez más el nombre engaña—, sino que los jefes también proporcionan lo justo y necesario a sus empleados para que trabajen, provocando que ciertos trabajadores dimitan.

Cómo provocar un despido. Las técnicas son viejas y ya conocidas. Entre otras, no conceder aumentos de sueldo ni promociones o concedérselos a empleados basándose en argumentos inconsistentes, dar comentarios de rendimiento confusos, no ayudar, exigir cosas que perjudican a ciertos empleados de forma arbitraria —como turnos de teletrabajo—, y en definitiva, frustrar al empleado para forzarle a que cada día sea una pesadilla.

Imagen: Commons

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