Musk tiene clara su estrategia frente a Apple y Google: asustar a quien pretenda asustarle

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Una de las primeras medidas de Musk al frente de Twitter, habiéndose autodenominado como un “absolutista” de la libertad de expresión, fue permitir a Donald Trump reabrir su cuenta, la que perdió por decisión de la anterior gerencia de Twitter en cuanto dejó de ser presidente de Estados Unidos.

Trump comparte con Musk haberse permitido el capricho de ponerse al frente de una red social. El primero tirando de emprendimiento y el segundo tirando de cheque. No es el único símil entre ambos.

Fuerza negociadora

Musk está demostrando una estrategia negociadora muy similar a la que nos tenía acostumbrados Trump durante su mandato: entrar con exigencias altas y amenazas para reforzar su posición y debilitar la de la otra parte.

Es exactamente lo que ha hecho en los últimos días. Órdagos. Primero asegurando que, si Apple y Google expulsaban a Twitter de sus tiendas de aplicaciones, harían un teléfono alternativo.

Musk debe tener cero interés en lanzarse a una aventura muy complicada y de difícil rentabilidad como fabricar un teléfono y un sistema operativo desde cero en pleno 2022. Ni siquiera con el aprendizaje tecnológico de Tesla o Starlink. LG, HTC, Nokia, BlackBerry, Acer, Siemens, Ericsson… Muchas marcas históricas se quedaron por el camino del móvil en su intento.

Claro que a Apple y Google les debe aterrar la idea de que una tercera vía aparezca en el mercado, aunque la cuota que les pudiese rebañar, de tener éxito, fuera baja. Ya serían muchos millones perdidos en el balance. Y con ese miedo juega Musk, que sabe que no es lo mismo que un anónimo voluntarioso amenace con llegar a este mercado a que lo haga él.

Ante la amenaza de retirar a Twitter de las tiendas si no existe una moderación del contenido, Musk respondió con una amenaza aún mayor: introducirse en su mercado

La amenaza de dejar a Twitter fuera de las tiendas tiene que ver con que entre sus numerosos despidos se encuentran los de la gran mayoría de los moderadores de contenido. En Twitter vimos repentinamente tuits que incluían películas completas, un síntoma de que la moderación era inexistente.

Sabedores de esto, las plataformas se preocuparon por si esa anécdota se cronificaba, o aún peor, llegaba a extremos mucho peores. Por ejemplo, contenido pedófilo intercambiándose libremente. No es una cuestión menor: Telegram fue retirada en 2018 de la App Store exactamente por este motivo. Solo cuando ofreció garantías y un protocolo para la moderación pudo regresar.

Musk, que está en política de contención del gasto en Twitter, lo último que necesita es un obstáculo para la monetización. Quedarse fuera de las tiendas equivale a perder un muy alto porcentaje de lo que pudiera recaudar. Y no cede fácilmente a las presiones: denunció que Apple estaba retirando la mayoría de su inversión publicitaria en Twitter, entendiéndose como una forma de presión, o tal vez como una huida de una plataforma en la que ya no confía. Apple era en cualquier caso su principal inversor publicitario, con 48 millones de dólares en el primer trimestre del año. Un 4% de su facturación.

Mismos motivos que le llevaron a su defensa a ultranza de la libertad de expresión: un pulso contra la empresa de Cupertino para buscar la forma que sea de rebajar el 30% de comisión que cobra Apple por las transacciones en la App Store.

Twitter ha vivido hasta ahora de la publicidad, y únicamente de la publicidad, de la cual Apple no veía ni un duro. Twitter Blue y los Super Follow lanzados recientemente son un primer intento de diversificar ingresos y poder empezar a cosechar ingresos directos. Musk no tardó en decidir que Twitter Blue tenía que subir de precio, de 3 a 8 dólares mensuales, y usar el gancho de la verificación automática para lograr más suscriptores.

Ese paso implica que ahora se tendrá que preocupar de verdad por lo que ocurre con el dinero de sus suscriptores desde la aplicación móvil, que pasa de los 8 dólares de la tarifa a 5,6. Los 2,4 restantes se los queda Apple. A esa comisión le ha declarado la guerra Musk, quien ha sabido golpear a Apple donde más le duele: en la posibilidad de llevar este porcentaje a los tribunales.

Motivos similares fueron lo que propiciaron la demanda conjunta de Netflix, Spotify y compañía, o la de Epic no hace mucho. Apple destensó levemente la cuerda suavizando la comisión en ciertas condiciones, posiblemente sabedora de que una buena parte de su división Servicios depende de esa comisión.

Para Musk no es suficiente y esta es su forma de pelearlo. Plantar cara para que le tomen en serio y no tener una posición de excesiva debilidad frente a Apple y Google. Y en esas anda. Lanzando órdagos para que le tomen mucho más en serio.

Imagen destacada: Wikimedia Commons | Carles Rabadà en Unsplash.

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