Corea del Sur va a aplicar mano dura para combatir su mayor problema: el robo de su tecnología de chips

Samsung Ap
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Para Corea del Sur su industria de los semiconductores es estratégica, al igual que la de las baterías o los paneles OLED, entre otras. El impacto de estos sectores en su economía es muy profundo, por lo que las compañías que están involucradas en ellos, especialmente las más relevantes, cuentan con el respaldo económico del Gobierno. Algunas de las últimas medidas aprobadas por la Administración surcoreana defienden una reducción de los impuestos de hasta el 8% y créditos fiscales de hasta el 25%.

En la coyuntura actual de tensión entre China y la alianza liderada por EEUU, Corea del Sur tiene mucho que decir. Los intereses de este país asiático están alineados con los del país dirigido por Joe Biden, aunque la Administración de Yoon Suk-yeol tiene sus propios problemas. Y uno de los más graves, quizá el más acuciante desde un punto de vista estrictamente económico y de desarrollo tecnológico, es el espionaje industrial y el robo de información vinculada a la fabricación de circuitos integrados.

Mano dura para proteger a Samsung y SK Hynix, entre otras empresas

Actualmente Corea del Sur es una gran potencia en el mercado de los semiconductores. Samsung es, junto a Intel y TSMC, uno de los pocos fabricantes que ya están produciendo chips con las máquinas de litografía de ultravioleta extremo de ASML, lo que le ha ayudado a consolidarse en este mercado con una cuota aproximada del 17% que le permite codearse de tú a tú con Intel. No obstante, esta no es en absoluto la única joya de la corona de la industria de los circuitos integrados surcoreana.

La Comisión de Sentencias bajo supervisión de la Corte Suprema ha decidido endurecer las penas y alargar las condenas derivadas del espionaje industrial

SK Hynix también es una empresa muy importante para la economía de Corea del Sur. De hecho es, junto a Samsung, uno de los principales fabricantes de chips de memoria NAND del planeta. Lo curioso es que desde hace muchos meses el Gobierno surcoreano está intentando mantenerse erguido entre dos fuerzas opuestas. Por un lado su tecnología de desarrollo de circuitos integrados depende de algunas patentes estadounidenses, lo que permite a EEUU condicionar su estrategia comercial y económica. Y, por otra parte, el 40% de los chips fabricados en Corea del Sur se vende en China, por lo que es evidente que existe un fuerte vínculo económico entre estos dos países.

Este es el contexto en el que durante los últimos meses algunas empresas surcoreanas, entre las que con toda probabilidad figuran Samsung y SK Hynix, se están viendo amenazadas por el robo de secretos industriales que tienen la capacidad de degradar su competitividad. Este asunto es lo suficientemente serio para que el Gobierno de Corea del Sur haya tomado cartas en el asunto. De hecho, la Comisión de Sentencias bajo supervisión de la Corte Suprema ha decidido endurecer las penas y alargar las condenas derivadas del espionaje industrial o el robo de información tecnológica secreta.

El comunicado emitido hace apenas unas horas por el Ministro de Industria surcoreano no explicita cuál es el origen de la amenaza a la que se están enfrentando sus empresas. Aun así, según Reuters algunos analistas defienden que el espionaje industrial y las filtraciones de secretos tecnológicos están siendo orquestados por China. Sea cual sea el origen de este conflicto no cabe duda de que la Administración de Yoon Suk-yeol no va a tenerlo fácil. Y es que no le va a resultar sencillo proteger los intereses de sus empresas sin acusar de forma más o menos expresa a un país con el que mantiene una relación comercial muy estrecha. En cualquier caso, su respuesta está en marcha. Hay demasiados intereses en juego.

Imagen de portada: Samsung

Más información: Reuters

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