Morris Chang, el fundador de TSMC, es un hombre astuto. Este veterano ingeniero puso en marcha la compañía que desde hace muchos años lidera la industria de los semiconductores en 1987. De nacionalidad taiwanesa, aunque nacido en la actual República Popular China y formado en EEUU, ha demostrado públicamente en varias ocasiones que se las sabe todas. Una de sus previsiones sostiene que los costes de producción de sus plantas ubicadas fuera de Taiwán se duplicarán en el futuro, lo que tendrá un impacto directo en el precio de los chips.
Además, ha destacado en varias ocasiones el que para él es el ingrediente fundamental que ha llevado al éxito tanto a TSMC como a otros fabricantes de chips japoneses y surcoreanos: su cultura del trabajo. Esto es lo que los hace tan competitivos para este ejecutivo, y vaticina que EEUU no tendrá esto a su favor. TSMC ya está equipando su nueva planta de Arizona, y su plan inicial requería que empezase a fabricar chips en los nodos N5, N5P, N4, N4P y N4X en 2024. Sin embargo, las cosas no le están yendo en EEUU tan bien como cabría esperar.
Para TSMC reforzarse en Japón es mucho más atractivo que hacerlo en EEUU
Taiwán carece de los recursos naturales que tienen otros países con una gran capacidad industrial, como Estados Unidos o China, pero actualmente este estado va sobrado de talento humano. De lo contrario, según el propio Chang, su éxito no habría sido posible. Además, el fundador de TSMC ha asegurado en varias ocasiones que el arraigado espíritu de trabajo y la dedicación profesional de la sociedad taiwanesa son dos valores añadidos con los que no cuentan la mayor parte de sus competidores.
El déficit de personal ha provocado que TSMC se vea obligada a retrasar un año el inicio de la producción de chips maduros
Tal y como Chang vaticinó, su compañía está sufriendo en EEUU. A los responsables de la planta de vanguardia que está poniendo a punto en Arizona les está costando mucho encontrar el personal cualificado que necesitan. Tanto, de hecho, que las fuentes que han dado visibilidad a esta información aseguran que se ha adueñado de ellos la frustración. Y parece haberlo hecho porque este déficit de personal ha provocado que TSMC se vea obligada a retrasar un año el inicio de la producción de chips maduros en esta planta, fechando este momento en 2025.
No obstante, es probable que el origen del problema que está teniendo esta compañía en la planta de Arizona no sea solo su dificultad para encontrar personal cualificado. Según Fortune se ha granjeado la fama de defender una cultura corporativa "brutal", y, al parecer, a muchos trabajadores estadounidenses esta filosofía los intimida. Algunos antiguos empleados en EEUU aseguran que las jornadas laborales de 12 horas y los turnos de fin de semana son muy habituales. "En TSMC todo es obediencia. No está preparada para América", aseguró uno de sus ingenieros sin desvelar su identidad.
Mientras tanto en Japón todo va como la seda. Actualmente está construyendo una planta de semiconductores de 8.600 millones de dólares en la isla de Kyushu, y, si todo sigue su curso, estará lista para fabricar circuitos integrados maduros en 2024. Según SCMP los ejecutivos de TSMC valoran muy positivamente lo mucho que tienen en común Taiwán y Japón. Su cultura del trabajo es similar, y, además, el estado nipón tiene una red de fabricantes de equipos de litografía muy competitiva.
Lucy Chen, una analista de la consultora Isaiah Research, asegura que la relación que mantienen los ejecutivos de TSMC y el Gobierno japonés es muy buena, lo que ha propiciado que Mark Liu, el director general de la compañía taiwanesa, esté barajando la posibilidad de construir una segunda planta de vanguardia en Japón que le permita expandir su capacidad de producción más allá de las fronteras de Taiwán. Veremos qué sucede con la planta de 10.000 millones de euros que TSMC va a construir en Dresde (Alemania), pero hay algo de lo que no cabe duda: la cultura europea tiene mucho más en común con la estadounidense que con la taiwanesa.
Imagen de portada: TSMC
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