La vegetación se abre paso en Groenlandia. Evidentemente, es una pésima noticia

Groenlandia ha perdido algo más de 28.700 km² de nieve en las últimas décadas

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Groenlandia juega un papel clave en el devenir del cambio climático. Se trata una de las dos áreas que cuentan con hielo continental, el hielo que (a diferencia del ártico) puede causar un aumento del nivel del mar al descongelarse. Pero ese hielo cumple otra función importante.

Declive del hielo. Groenlandia está viendo cómo su hielo está desapareciendo. Según las últimas estimaciones, durante las últimas tres décadas la extensión del hielo en esta región se ha reducido un 1,6%: algo más de 28.700 km², algo así como el equivalente al área de Galicia.

Esta área de hielo perdido ha dejado paso a una creciente área vegetada en esta enorme isla helada. Unos 87.475 km², o lo que es lo mismo, el área que ocupa Andalucía. Las áreas donde este fenómeno más se han notado están en extremos opuestos, tanto el noreste como al sudoeste.

Esta expansión en el área vegetada podría parecer una buena nueva en una maraña de noticias catastrofistas en torno al cambio climático. No lo es.

Del blanco al verde. Según explican los autores del estudio que ha estimado el ritmo de desaparición del hielo, las temperaturas se han incrementado en Groenlandia al doble de ritmo que en el resto del mundo. En promedio, la temperatura del aire en la región es unos 3º Celsius más alta en el periodo entre 2007 y 2012 comparado con el periodo 1979-2000.

El deshielo habría estado dejando progresivamente al descubierto el suelo rocoso. Este, explica Jonathan Carrivick, uno de los autores del estudio, habría sido colonizado por la flora propia de la tundra, y tras ello por matorrales.

“Al mismo tiempo, el agua liberada por el hielo derretido mueve sedimento y limos, y eso acaba formando humedales y marismas”, sentencia Carrivick en una nota de prensa.

Desde el cielo. El estudio fue realizado gracias a las imágenes de alta resolución captadas por satélites. Los detalles del trabajo fueron publicados recientemente en un artículo en la revista Scientific Reports.

Por qué son malas noticias. Tradicionalmente el cambio climático ha sido asociado al aumento del nivel del mar causado por el aumento en las temperaturas promedio. Hoy en día estamos viendo cómo el todavía leve aumento en el nivel del mar está causando daños en regiones costeras. Esto es un problema, pero no es el principal a estas alturas.

El problema está en que este es un proceso que se retroalimenta, es decir, cuanta más nieve se pierda, más fácilmente puede desaparecer la que queda. El color es uno de los motivos: parte de la radiación solar regresa “rebotada” al espacio gracias a las regiones blancas de nuestro planeta, tanto las nubes como los polos. Es el efecto albedo.

Cuando perdemos estas regiones la Tierra absorbe una mayor porción de la radiación, por lo que se calienta más, facilitando que se derrita más hielo y así sucesivamente.

Metano. Cabría pensar que esto se ve compensado por un menor efecto invernadero: al ser sustituido este hielo por plantas capaces de capturar el dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero, debería reducirse este y enfriarse el planeta.

El problema surge (además del hecho de que las emisiones de CO2 son muy altas como para ser compensadas así) por la liberación de un nuevo gas, el metano, también causante del mismo efecto invernadero.

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Imagen | Unión Europea, Copernicus Sentinel-3 imagery

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