La pescadilla que se muerde la cola: cómo el deshielo va a hacer nuestros veranos (aún) más cálidos

Los cambios en la salinidad de los océanos pueden acabar afectando al clima en los continentes

Barcos Artico
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Si tuviéramos que establecer una relación causal entre el deshielo y el calor, prensaríamos que esta relación es unidireccional: a más calor, menos hielo. Puede que nos equivoquemos. No es que esta relación no exista, es que nos podríamos estar dejando una parte de la historia: el deshielo también podría calentar nuestros veranos.

Deshielo y calor. Así lo propone un nuevo estudio realizado por un equipo británico de investigadores. Según sus conclusiones, el deshielo ártico podría afectar al clima europeo causando veranos más cálidos y secos.

El motivo está en que el agua dulce procedente de los glaciares y de los casquetes polares del Ártico alcanza las aguas del océano Atlántico norte. La salinidad y la temperatura de las aguas están estrechamente correlacionadas con las corrientes oceánicas y con el clima en la atmósfera.

Esto podría tener un efecto retroalimentativo: si el hielo se derrite la temperatura sube, haciendo que se derrita el hielo soltando más agua dulce… etc. Situaciones como esta son las que hacen temer por la posibilidad de sobrepasar puntos críticos que impliquen nuevos equilibrios climáticos.

Herramienta de predicción. Más allá de consideraciones climáticas, los autores del estudio creen que este hallazgo puede transformarse en una herramienta para la predicción. Con ella sería posible anticipar la meteorología del verano europeo meses, e incluso años, antes.

“La localización y la fuerza del agua del deshielo en el Atlántico norte en invierno provee de pistas valiosas sobre la localización, fuerza y carácter de las anomalías meteorológicas europeas en los veranos siguientes,” explicaba en una nota de prensa Marilena Oltmanns, coautora del estudio.

Cadena de eventos. Según explican los autores, el descenso de la salinidad oceánica en invierno causa un mayor diferencial de temperatura a nivel de superficie entre el norte polar y el sur tropical del Atlántico norte. También causa una mayor inestabilidad atmosférica en superficie y un cambio en la circulación hacia el norte por parte de la corriente del atlántico norte.

Esto se traduce en verano en el desvío hacia el norte de los vientos de la troposfera baja, explican. Junto con el mayor diferencial de temperaturas antes descrito, este cambio genera una anomalía, una caracterizada por un tiempo más cálido y seco en Europa.

Los detalles del trabajo fueron publicados recientemente en un artículo en la revista Weather and Climate Dynamics.

Suma y sigue. Este fenómeno podría entrelazarse con los cambios en los patrones climáticos asociados al efecto invernadero, el cambio climático. Éste viene asociado a un aumento promedio de las temperaturas que probablemente afecte a los veranos europeos.

También se espera que el cambio climático haga las precipitaciones más escasas y concentradas, lo que también afectará a las probabilidades de sufrir sequías durante los meses de verano.

España lleva encadenando una serie de veranos más cálidos y secos de lo habitual, con el de 2023 batiendo numerosos récords. En una situación normal cabría esperar un temprano regreso a la situación media. El problema es que no sabemos ya dónde está ese equilibrio.

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Imagen | USGS

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