El agua del mar se está calentando. Según los datos que tenemos y que se remontan a septiembre de 1973, muestran que el mar se ha estado calentando a razón de 0,03 grados por año en la superficie. Algo que sumado a las temperaturas actuales del ártico, tienen preocupados a los científicos ante el que será un año crucial para el cambio climático.
Y, contra todo pronóstico, la primera consecuencia no es que el próximo gran resort tropical se instalará en Copenhague, sino que el paisaje de nuestras pescaderías va a cambiar totalmente y que, a partir de ahora, el calamar puede ser el rey.
El Atlántico norte ha dejado de ser el Atlántico norte
"Nuestros modelos para 2025 y más allá sugieren que la temperatura del agua del mar continuará creciendo en el futuro", explica John Pinnegar, del Centre for Environment, Fisheries and Aquaculture Science del Reino Unido. El Cefas lleva monitorizando el Mar del norte desde hace 114 años.
No solemos tener datos tan antiguos. Las mediciones de la temperatura del Mediterráneo, por ejemplo, no suelen remontarse más de 20 ó 30 años. Por lo que, los datos del Cefas nos sirven de indicador para estudiar cómo ha ido variando la temperatura del Atlántico norte, uno de los grandes caladeros del mundo.
Las poblaciones de calamares han crecido dramáticamente en los últimos 35 años
Pues bien, las poblaciones de calamares en los últimos 35 años han crecido dramáticamente en los grandes caladeros del océano Atlántico. Hasta 1984, las poblaciones de especies marinas se mantuvieron bastantes estables. En aquella época, solo un 20% de las 76 estaciones de investigación del Cefas encontraban poblaciones de calamar. Ahora, son el 60%.
No es sólo los calamares, claro. Los caladeros del atlántico norte se están llenando de salmonetes, anchoas, sardinas y peces de San Pedro. Especies más típicas del Golfo de Vizcaya, la costa atlántica de la península ibérica o, incluso, del Mediterráneo.
El futuro en un bocadillo de calamares
En cambio, el bacalao se ha ido del Mar del Norte. En 1971, se estimaba que había 1,3 millones de toneladas de bacalao. En 2004, ya se hablaba de 124.000 toneladas. Fue entonces cuando se restringió su pesca.
El problema es que, tras una década de restricciones, hoy sólo hay 295.000 toneladas y los científicos creen que el motivo es la temperatura del agua. Algo que dificulta la Esto ha pasado también con otras especies como el eglefino o el abadejo que "se están mudado" más al norte, a las costas de Noruega. Por ahora.
Una de las cuestiones menos comentadas sobre el cambio climático es, precisamente, lo mucho que puede cambiar nuestra dieta.
Reino Unido se convirtió en importador neto de pescado en 1984. Es curioso porque dos tercios de lo que pescan los barcos británicos se exporta y el consumidor sigue prefiriendo especies tradicionales que ya no están en sus caladeros: la dieta no cambia, pero el pescado sí.
Pero tendrá que hacerlo. Y los medios británicos ya avisan de que en un futuro cercano tendrán que cambiar el famoso fish and chips por el bocata de calamares. Curiosamente es una de las consecuencias del cambio climático sobre las que menos se habla. Hasta ahora hemos reflexionado sobre la estacionalidad de la despensa y su papel clave en la sostenibilidad de la alimentación, pero poco se habla de que el cambio climático puede cambiar de forma radical los productos que solemos consumir.
Ver 34 comentarios