Madrid se despidió de enero con una de sus estampas menos amables: la famosa "boina" de contaminación formada por gases y partículas en suspensión que, a lo largo de los últimos años, ya ha llevado a su Ayuntamiento a aplicar restricciones al tráfico. Aunque por población, flujo de coches y actividad económica, pueda ser más grave allí, el problema no es ni mucho menos exclusivo de la capital. Otras urbes de España y el resto del mundo ven de tanto en tanto cómo la calidad de su aire desciende de forma preocupante. Y eso es un problema. Por salud. Y por economía.
Los datos son contundentes. Según la OMS, la contaminación del aire provoca siete millones de muertes prematuras cada año y el CREA fija el coste diario de la polución causada por combustibles fósiles en unos 8.000 millones de dólares diarios, más o menos el 3% de la producción económica mundial. Como es difícil combatir un enemigo sin conocerlo, desde hace tiempo instituciones, ONG e investigadores se están encargando de monitorear nuestro aire. El resultado es una fotografía de todo el planeta que, en resumen, nos muestra dónde se respira mejor y dónde peor.
Para facilitarnos el trabajo a la hora de manejar la información, IQAir se ha encargado de recabar valores de 6.475 urbes repartidas a lo largo de 117 países y regiones y plasmarlos en un mapa. En concreto, sus técnicos se han fijado en los datos de PM2.5, que son finísimas partículas de aerosol, de como mucho 2,5 micras de diámetro que preocupan a los expertos. A menudo las genera el tráfico, la industria o la construcción y se mide en microgramos por metro cúbico (µg/m³).
¿Y qué muestra el resultado?
Un mapa para cambios de aire
Pues si nos fijamos en la última edición, la de 2021, apreciamos cambios relevantes sin salir de España. En nuestro país, IQAir aporta datos de las principales ciudades e indica su media de PM2.5, el lugar que ocupan en el ranking mundial y cuánto se han aproximado al estándar recomendado por la OMS, que fija el objetivo en 5 µg/m³, salvo para los puntos más recomendados del planeta.
Con esos valores, los peor parados del país son El Grao de Castellón y Murcia, ambos en Levante. El primero marcó 15,8 µg/m³ y ocupó el puesto 1.626 de las 6.475 localidades analizadas por IQAir; el segundo marcó 15,1 µg/m³ y se situó en el puesto 1.735. Curiosamente, no muy lejos de allí hay otros municipios con el mejor rango de resultados, como Torrevieja, Alicante, Albalat, Algar de Palancia o Benicasim, ninguno por encima de 5 µg/m³ de partículas contaminantes.
En Barcelona se registró 13,2, lo que sitúa a la ciudad en el puesto 2.166; en Zaragoza 11,4; en Málaga 11,6; Sevilla 10,2; Bilbao 10,1; Vigo 11 y A Coruña 12,5. En todas esas urbes, IQAir estima que a lo largo de 2021 se sobrepasó la directriz de la OMS en dos o tres ocasiones. En la comunidad de Madrid los datos varían de forma sensible en función de dónde se haga la medición. En la propia capital el resultado se situó en 9,4 µg/m³; pero en Coslada alcanzaron los 13,1.
En las islas los resultados son por lo general razonables. En Mallorca (Sa Pobla) anotaron 8,1 y en el archipiélago canario los resultados oscilan entre los 12,6 registrados en Arafo y los 6,7 de Breña. En ninguno de los puntos se llega sin embargo al nivel naranja que se alcanza en puntos de Levante.
Más allá de España, el informe de IQAir muestra una clara diferencia entre continentes, dejando como países peor parados los de Asia oriental, sudoriental y mreidional. África arroja también datos preocupantes, si bien, como reconocen los técnicos, solo consiguieron datos en 13 de los 54 países, con lo que el monitoreo allí no es completo. Por esa razón parte del continente figura en gris. Al igual que en el mapa de España, los mejores resultados aparecen en azul (0-5 µg/m³ de PM2.5) y la graduación va empeorando hasta llegar al violeta, con un alarmante 50 µg/m³ de PM2.5.
Si se analiza el ránking general, de 117 países, España queda en la parte baja de la tabla, en el puesto 88. Su valor medio es ligeramente mejor que el de otros vecinos europeos, como Italia, Suiza, Grecia o Austria; pero sale peor parado si se compara con Finlandia, Estonia, Dinamarca, Alemania o Reino Unido. También con nuestros convecinos ibéricos. Si España marca de media 10,7; en Andorra el dato es de 7,3 y Portugal de 7,1. El peor parado es Bangladesh y el mejor Nueva Caledonia.
El dibujo es más o menos parecido cuando se analizan las capitales. De lejos, el dato más preocupante es el de Nueva Delhi, en la India, con 85 µg/m³ de PM2.5, lo que lo sitúa en el extremo morado, el peor de los descritos por la OMS. Numea, en Nueva Caledonia, ocupa el polo opuesto, con solo 3,8. Entremedias, cerca de Copenhague, Luxemburgo o Londres, está Madrid, con 9,4.
Aunque las metrópolis de Europa, por lo general, no salen mal paradas en la fotografía global que aporta IQAir, sus técnicos animan a no bajar la guardia. "El aumento de los niveles de PM2.5 se ha señalado como el riesgo medioambiental más grave para la salud en Europa a pesar de que las emisiones han disminuido considerablemente en este siglo", apunta el informe.
Sus autores tan advierten ciertas diferencias entre territorios: "Las zonas del norte y oeste de Europa tienen niveles de PM2.5 más elevados que el sur y este debido a la quema de carbón y biomasa para la calefacción en países que experimentan meses de invierno largos y fríos".
Imágenes | IQAir
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