El cereal español aspiraba a ser el nuevo "granero de Europa". La sequía y los precios han puesto fin a su sueño

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La sequía que hemos vivido en los últimos meses, y de la que aún no nos hemos recuperado pese a las lluvias, ha llevado la inestabilidad y la incertidumbre a estos mercados. Los precios de los distintos granos (trigos, cebada y maíz) se encuentran ya por debajo de los niveles previos a la invasión de Ucrania a las puertas del inicio de la cosecha.

Una montaña rusa de precios. Los precios de los principales granos cultivados en España han sufrido un periodo de inestabilidad en los últimos años. Pese a la aparente vuelta a los niveles previos a la invasión de Ucrania por parte de Rusia, los precios de trigos, cebada y maíz siguen por encima de los niveles pre-pandemia.

Según los últimos índices, con las bajadas registradas en los últimos días, el trigo blando es un 8,66 % más barato que en enero de 2022, el maíz un 3,55 %, y la cebada cuesta un 10,02 %. El caso del trigo duro es más notorio, puesto que su escalada de precio se dio en el tercer trimestre de 2021, con lo que ahora su precio se encuentra un 28,97 % por debajo del nivel de enero de 2022.

Los precios medios de la última campaña 2022-23, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, oscilan ahora entre los  312,41 € por tonelada de cebada y los 453 €/ton del trigo duro. Esto contrasta con los máximos vistos hace casi un año de 353 €/ton y los 531 €/ton respectivamente. 

La cosecha más incierta. Pero esta bajada podría ser un espejismo puesto que hay dos factores que se prevé influyan en el devenir de los precios, ambos relacionados con la oferta de grano. El primero es el devenir del conflicto en Ucrania.

España es un importador neto de grano por lo que los precios de los mercados internacionales afectan a la oferta de grano disponible. Estos precios a su vez dependen de la facilidad que tengan estos bienes para poder salir de un país en conflicto desde hace un año.

Los acuerdos parecen estar por ahora permitiendo el flujo de estos alimentos pero nada puede darse por sentado en este contexto. Un contexto por la que es la mayor preocupación del sector agrario en estos días: la sequía.

¿Fin de la sequía? Aunque las lluvias de los últimos días (torrenciales en algunos lugares) parezcan indicar lo contrario, la sequía aún no ha terminado. Cabe tener en cuenta que en muchos lugares las lluvias han llegado tarde para salvar la cosecha.

Además, el aprovechamiento del agua de los últimos chaparrones es particularmente difícil dados los niveles de sequedad que han alcanzado los suelos de la península en las últimas semanas. Así las cosas, habrá que esperar para comprobar la evolución de la producción nacional de estos productos. 

Nada puede darse por hecho, pero los agricultores se encuentran en una situación con difícil salida: los precios bajos marcados por los mercados internacionales harán que  la cosecha, pírrica o nula, no les reporte suficientes ganancias.

Granero de Europa. La incertidumbre y los problemas de suministro causados por la guerra en Ucrania hicieron a algunos pensar que España podía asumir el rol de granero de Europa. Un año después, cualquier esperanza ha sido abandonada ante las duras condiciones climáticas.

La ganadería ha vivido un annus horribilis y la perspectiva de mejora no es clara. Aún no sabemos si el último año ha sido una excepción o una pista sobre el clima que nos viene. El hecho de que este año podamos oscilar de tres eventos de La Niña consecutivos (eventos fríos) a El Niño (un evento asociado a temperaturas más altas) no invita al optimismo.

La incertidumbre y la negación dificultan también la adaptación a una situación que puede ir a peor. La sequía que vivimos no se debe solo a la falta de precipitaciones durante este año sino a una falta de agua acumulada a lo largo de los últimos años. No está claro lo que ocurrirá en los venideros, pero pero el sueño de convertirse en granero de Europa queda muy lejos para el campo español.

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