En 2022, el melón y la sandía llegaron a estar tres veces más caros de lo normal. 2023 va camino de ser peor

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Hace cuatro semanas, los agricultores de Villaconejos lanzaron la voz de alarma: la campaña del que pasa por ser uno de los mejores melones de España estaba pendiendo de un hilo. Sin agua embalsada, sin lluvias en el horizonte y con los costes disparados, apostar por esta fruta de verano se había convertido en una lotería.

Ahora acabamos de confirmar que es algo que va mucho más allá del municipio madrileño.

Dos de cada diez. Esas son las cuentas que hacen los productores: las estimaciones más optimistas dicen que la cosecha será un 20% más baja que la del año anterior. Aunque la dependencia del sector a acuerdos internacionales (como los de la fresa) es menor y eso tensionará menos el mercado, sigue siendo una pésima noticia. Nadie descarta que, por segundo año consecutivo, se alcancen precios récord.

¿Volvemos a 2022? En junio de 2022, el kilo de melón y sandía llegó a ponerse en 12 euros debido a una concatenación de hechos "aparentemente" fortuita: una menor importación del producto marroquí, el retraso de la cosecha nacional y las bajas temperaturas que hubo en primavera.

Los factores que están detrás de la falta de melones y sandías de hoy son distintas (básicamente que el retraso de los cultivos que provocó la ola de frío de finales de febrero que ha hecho que no se pueda cultivar a tiempo), pero el resultado es muy parecido: va a faltar producto y va a faltar muy pronto.

Una profunda tendencia a la baja... El problema, de todas formas, no es nuevo. Según los datos de Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, las hectáreas dedicadas a estos productos no han dejado de bajar en los últimos años.

De las 19.000 hectáreas de melones que se plantaron en 2021, hemos pasado a 17.915; de las 23.202 de sandías en 2021 se ha pasado a 22.178. Las caídas parecen pequeñas, pero son constantes y apuntan a un problema mucho mayor.

...que va mucho más allá de melones y sandías. Como hemos visto con los ganaderos de leche (en la última década, "han desaparecido el 49%"), el sector agrario lleva años viviendo al límite de la rentabilidad y cada golpe, supone la desaparición de muchos empresarios.

En este sentido, solo en el último año han desaparecido el 9% de los lecheros de Andalucía y, aunque el sector hortofrutícola (debido a que su flexibilidad operativa es mayor) puede capear mejor el temporal, no dejamos de ver problemas similares en todos los productos del país.

¿Tiene futuro el campo español? España es un gigante agroganadero a nivel europeo. El problema es que, a medida que las condiciones climáticas se hacen más duras, los costos suben y la Unión llega a acuerdos con terceros países que permiten la entrada de producto más barato, la posición estratégica del sector empeora.

Y este es el verdadero drama. Porque los agricultores y agricultores españoles han hecho un trabajo inmejorable, pero se van quedando sin más opciones que sobrevivir en un entorno lleno de incertidumbres. Por ello, la gran pregunta por el futuro del campo español tiene más vigencia que nunca.

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Imagen | Floh Keitgen

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