De nuevo, los niveles de contaminación hacen saltar todas las alarmas en Madrid y la polémica se dispara. Televisiones, radios, periódicos y redes sociales estallan en un debate sobre cómo hacemos frente a la contaminación atmosférica, cuáles son sus costes y quién debe soportarlos.
Es un escenario increíble para ver las tensiones entre los estilos de vida, la salud pública y los efectos del cambio climático. Así que, en cierta forma, entender el caso y la polémica de Madrid, significa entender los problemas que están por venir en los núcleos urbanos de todo el mundo. ¿Qué pasa con la contaminación en Madrid? ¿Cómo puede solucionarse?
¿Qué son los óxidos de nitrógeno?
Aunque cuando hablamos de tráfico solemos pensar en el dióxido de carbono, lo cierto es que el CO2 es el menor de nuestros problemas (de salud). Los óxidos de nitrógeno (NOx) son el problema clave hoy por hoy.
En esencia, no dejan de ser una serie de gases compuestos (como su nombre indica) por nitrógeno y oxígeno. Dos de ellos, el monóxido de nitrógeno y el dióxido de nitrógeno, son especialmente tóxicos. No son inflamables y son relativamente incoloros. Uno, el monóxido, huele dulzón y el otro tiene un olor algo desagradable; pero ambos son perjudiciales para la salud.
¿Es peligroso para la salud?
En general, la exposición a bajos niveles es molesta. Pueden irritar los ojos y todo el sistema respiratorio (garganta, pulmones y tos). Puede producir cansancio y nauseas e, incluso, puede llegar a producir acumulación de líquido en los pulmones.
Pero el problema viene de la exposición a niveles altos. En este caso, se pueden producir quemaduras, espasmos, dilatación de los tejidos en la garganta y las vías respiratorias. Muchas enfermedades respiratorias tienen su origen en la exposición a estos gases, aceleran la muerte de millones de personas en todo el mundo y algunos indicios señalan que pueden ser perjudiciales para el desarrollo fetal.
¿De dónde salen esos gases?
En general, los NOx son liberados en el aire por los tubos de escape de los coches. Una vez allí son degradados rápidamente por la atmósfera al reaccionar con otros compuestos que suele contener. Por ejemplo, el dióxido de nitrógeno lleva a la formación del ácido nítrico y con él, a la lluvia ácida. La única buena noticia es que los NOx no se acumulan en la cadena alimenticia.
Pero, ¿Hay coches que contaminan más que otros?
Sí, especialmente los diésel (aunque eso no quiere decir que el resto no lo haga). No sólo son los principales emisores de NOx, sino que, por una serie de factores, son la mayor parte del parque móvil (hasta un 60% de los coches en Madrid). Y no debemos perder de vista que la polémica de Volkswagen se debió a que sus motores emitían hasta 9 veces más NOx de lo que deberían de emitir.
De hecho, el Ayuntamiento de Madrid ya ha anunciado restricciones a los vehículos diésel a partir de 2017 (y una posible prohibición para 2020).
¿Por qué hay tantos coches diésel?
Es curioso porque el problema de los diésel no tiene más de 30 años. Y eso que no eran nuevos: el motor diésel se inventó en 1893. Pero eran motores que no tenían mucha potencia en relación a su cilindrada, aunque podían producir mucho trabajo, eran robustos y duraderos. Es decir, eran ideales para situaciones en las que no se necesitara mucha aceleración, pero sí mucha fuerza. Por eso, durante años, estos motores se usaron en camiones, autobuses y maquinaria pesada. De hecho, aunque el primer turismo con este tipo de motor es de 1936 fue muy raro verlos en algo que no fuera un taxi hasta los 90 cuando se hicieron más pequeños y ganaron potencia.
Y entonces se hicieron muy muy populares. Todo el mundo quería dieselizarse. Durante años, al menos en España, se han vendido más diésel que gasolina. Aunque, si hemos de ser sinceros, la abundancia de los diésel solo se explican por un diseño de políticas públicas que no tienen en cuenta la salud pública y el medioambiente.
¿Por qué hay tanta contaminación en Madrid comparado con otras ciudades con tráfico similar?
Como explica muy bien Andrés Rodríguez, la situación geográfica de Madrid no ayuda a que la contaminación atmosférica se reduzca.
Madrid se encuentra rodeada por sistemas montañosos que dificultan que haya viento y, sin viento, la concentración de partículas contaminantes aumenta. Por otro lado, y a diferencia de otras grandes ciudades europeas, Madrid no está cerca del mar. Esto, junto al efecto de 'isla de calor', hace que el nivel de humedad sea muy bajo. La humedad ayuda a eliminar la contaminación de la atmósfera.
¿Por qué es un problema ahora?
La contaminación lleva siendo un serio problema en Madrid desde hace años. Durante casi una década, Madrid ha estado incumpliendo la normativa europea de calidad del aire y, el año pasado, se especuló muy seriamente sobre una posible multa de la Unión (que podía rondar los 400 millones de euros).
Esto es especialmente preocupante porque la demora ha hecho que se acumulen los problemas y no se pongan en marcha medidas que podrían haber solucionado (o mitigado) el problema. Para que nos hagamos una idea, Berlín comenzó sus políticas hace casi diez años.
¿Qué se puede hacer para combatir la contaminación?
A corto plazo, la verdad es que poco. Aunque las ciudades europeas y muchas latinoamericanas son más densas que las estadounidenses (y eso favorece los transportes públicos), lo cierto es que prácticamente todas las ciudades modernas tienen una dependencia estructural al transporte privado.
Ante esta situación, los polémicos 'Protocolos de Contaminación' tratan de paliar las situaciones problemáticas, pero no se puede solucionar el problema de fondo. Hace unos meses, aprovechando el día sin coches, reflexionamos sobre si el futuro sería un mundo sin coches. Y las inversiones necesarias para ello, hacen que se vea como algo muy lejano. Hoy por hoy, solo la apuesta por prohibiciones circulatorias, coches eléctricos compartidos, transporte público y un rediseño profundo de las ciudades podrían alejarlas de la contaminación
¿En qué consisten los protocolos de contaminación?
Existen tres niveles de alerta: preaviso (que se activa cuando las mediciones de NO2 son de 180 microgramos por metro cúbico en dos estaciones de la misma zona), aviso (al alcanzar 200 mg/m3) y alerta (cuando tres estaciones - o dos en algunas partes de la ciudad - superan los 400 mg/m3).
Estas alarmas activan distintos escenarios. El primero (Escenario 1) se activa con un día en nivel de preaviso y limita la velocidad a 70km/h en la M-30 y los accesos a la ciudad. El Escenario 2 se activa tras dos días en situación de preaviso o uno de aviso. Este escenario conlleva la prohibición de aparcar en plazas de estacionamiento regulado (a no ser que seas residente). El Escenario 3 (tras dos días de nivel de aviso) activa la circulación alterna. Es decir, sólo la mitad de los coches, seleccionados por el número (par o impar) de la matrícula pueden circular dentro de la M-30.
El Escenario 4, el más grave, se activa sólo tras 3 días de aviso o un día de nivel de alerta y conlleva la ampliación de las medidas del escenario 3 a toda la ciudad. Además, se prohíbe a los taxis circular en vacío.
¿Por qué se decide por la noche?
El indicador que se usa para decidir si se activan los protocolos son los niveles de óxidos de nitrógeno. El problema es que estos niveles tienden a subir durante la noche.
Por eso, si usamos este indicador tenemos que buscar un equilibrio entre la certeza de que los niveles superan lo establecido y la comunicación pública de las medidas a tomar. Es decir, y por poner un ejemplo, no parece razonable anunciar a las 4 de la mañana que no se puede usar el coche durante la jornada.
De la misma forma, cuanto antes se toma la decisión, la probabilidad de activar el protocolo sin que sea necesario aumenta. Es decir, no hay una solución perfecta, al menos con los modelos predictivos que usa el Ayuntamiento. La hora que se ha fijado trata, como decíamos, de encontrar un equilibrio para conseguir la información más precisa a la vez que molestar lo menos posible.
¿Qué hacen otras ciudades europeas?
Efectivamente, el problema de la contaminación no es específico de Madrid y muchas ciudades europeas han tomado medidas para reducir la contaminación causada por el tráfico.
París, por ejemplo, es una de las ciudades con medidas más estrictas. Desde este verano, los coches más contaminantes (coches de antes del 97 y motos de antes del 99) no pueden circular por la ciudad desde las 8 de la mañana a las 8 de la noche. Esta categorización local se une a la que ha puesto en marcha el Ministerio de Medioambiente, Energía y Mar que ha creado un sistema de clasificación por contaminación en todo el país.
Además, han puesto en marcha algunas medidas positivas como ofrecer descuentos de hasta el 50% en coches eléctricos compartidos si renuncias a tu coche o ayudas para comprar bicicletas. Para momentos excepcionales, las medidas de París son muy similares a las de Madrid y sólo pueden conducir coches pares o impares durante los días de mayor contaminación.
No es la única ciudad con medidas: Berlín declaró el centro 'Zona Medioambiental' en 2008 y, como Londres, tiene una tarifa de congestión que, de facto, convierte el centro en una zona restringida para limitar la contaminación. En Roma, por su parte, buena parte del centro ha sido cortado y solo pueden circular vehículos autorizados. Además, tienen una combinación de circulación alterna (por el número de matrícula y limitación según el nivel de contaminación). Es decir, toda Europa se está enfrentando a la contaminación de casi la misma manera.
Imágenes | Nils van der Burg, Educaweb, scambelo_delete, Alberto Hernández
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