Fuchsia sigue siendo el plan B de Google, y el proyecto avanza gracias a un nuevo componente llamado Starnix

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A Google no le convence eso de que Android esté basado en el kernel Linux. Eso plantea dependencias y sobre todo la imposibilidad de ser dueña y señora de su propia plataforma móvil, y hace tiempo que en Mountain View preparan su plan B para deshacerse de Linux.

Ese plan B se llama Fuchsia, el sistema operativo que ya hemos visto debutar en los Nest Hub y del que ahora se ha descubierto algo interesante: el proyecto ha tomado un nuevo camino: uno especialmente prometedor para Google, y que está basado en un componente muy especial llamado Starnix.

Una nueva forma de dar soporte a aplicaciones Android (y Linux)

El desarrollo de Fuchsia lleva cerca de cinco años produciéndose en un discretísimo segundo plano. Apenas se dan noticias de esta plataforma que se plantea como gran sustituta de Android.

Google rara vez ha compartido información sobre el proyecto, pero poco a poco se iba haciendo más claro que a pesar del secretismo Fuchsia puede ser una de las grandes revoluciones de Google.

Uno de los escollos más importantes para acabar sustituyendo Android por Fuchsia está en ofrecer soporte para aplicaciones Android y también para aplicaciones Linux.

En Google habían explorado varias alternativas que por ejemplo se basaban en el uso de la virtualización —es la forma en la que Chrome OS por ejemplo soporta apps de Android— o crear una capa de ejecución con un 'Android Runtime' diseñado para dispositivos basados en Fuchsia.

Esta última opción se descubrió en 2018 y parecía la opción más fuerte para ofrecer dicho soporte, pero ahora ese código ha sido completamente eliminado del Android Open Source Project (AOSP), lo que deja claro que esa opción queda descartada.

El testigo lo ha recogido un nuevo componente llamado Starnix que se propuso en marzo de 2021 como una forma de ejecutar "programas de Linux sin modificar" directamente en Fuchsia.

Starnix se encarga de traducir las instrucciones de bajo nivel que el kernel Linux espera a las que espera el microkernel Zircon de Fuchsia. Parece que desde que el trabajo en este proyecto comenzara hace un año el avance ha sido notable, y se han conseguido hitos llamativos.

Por ejemplo, el verano pasado se creó una consola de comandos (un shell) de pruebas que era una pequeña distribución de Android incluida en el sistema de Fuchsia, y esa opción fue más tarde sustituida por la capacidad de acceder a las funciones de Fuchsia y Starnix a través del comando adb, como se haría al conectar dispositivos Android con el modo de depuración USB activado.

Parece por tanto que el trabajo avanza y que Fuchsia está preparándose para ofrecer ese soporte nativo para aplicaciones Android y Linux, pero sin depender del kernel de este último sistema operativo. Ahí es donde Starnix parece tener un papel protagonista, y será interesante ver hasta dónde nos lleva este nuevo camino. De momento, eso sí, sigue tocando ser pacientes.

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