Con 'El problema de los tres cuerpos', Netflix está haciendo algo único en su historia: ciencia ficción seria

Netflix no tiene un historial demasiado largo en términos de ciencia ficción anclada en lo científico. Eso puede cambiar

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Antes de nada, con perdón por lo de "seria", que aquí no hacemos distinciones entre categorías superiores o inferiores de los géneros (llevamos décadas peleándonos por lo de "alta" y "baja" cultura, como para ahora heredar todos esos vicios dentro de la ciencia ficción). Pero sí es cierto que 'El problema de los tres cuerpos', que llega esta semana a Netflix y ya está copando buena parte de la conversación, es un giro considerable en las aproximaciones previas a las ciencia ficción por parte de la plataforma.

Todo son tendencias, y no es extraño que ahora coincidan en los cines una película como 'Dune: Parte dos' y en plataformas 'El problema de los tres cuerpos', y que se sumen a producciones recientes como 'Fundación' o 'The Last of Us' (significativamente, todo adaptaciones de otros medios, aunque ese es otro tema). Estamos viviendo un efecto péndulo: después de años (una década y pico, de hecho) de dominación en la conversación cultural de dos franquicias de ciencia ficción ligerísima como son Marvel y 'Star Wars', llegan tiempos más graves.

Lo que no es bueno ni malo de por sí: son simplemente formas distintas de aproximarse al género. Mientras que hay películas y series que optan por el escapismo, la aventura y prestar menos atención al lado tecnológico del género, hay otras que buscan satisfacer a fans habitualmente afines a la zona más literaria de la ciencia ficción (independientemente de que se parta de un libro o no: hablamos de "literaria" porque se manejan conceptos más abstractos, ritmos más tranquilos y tramas más complejas, a menudo en distintas líneas temporales y con infinidad de personajes implicados).

Nertflix, hasta ahora, se había acercado principalmente a la vertiente más familiar y asequible de la ciencia ficción. 'Stranger Things' es su gran éxito y el ejemplo palmario de este enfoque. Por supuesto, hay excepciones, pero hasta producciones más "serias" como 'Dark' están en un terreno ambiguo entre géneros donde se dan la mano la fantasía y el drama, y que buscan cuajar en un público lo más diverso posible.

Si seguimos escarbando en el catálogo de Netflix, encontramos cosas como 'Black Mirror' (más una sátira con la ciencia ficción como excusa, y que además no es un producto original de Netflix), la serie animada 'Love Death & Robots' (de nuevo una mixtura de géneros) o, sobre todo, 'Altered Carbon', una interesantísima aproximación al cyberpunk en un estado más o menos puro. Este último es el único precedente real de 'El problema de los tres cuerpos' (también basada en libros previos) en Netflix, porque el resto de ejemplos son de tono muy ligero o la ciencia ficción es una excusa argumental y circunstancial ('The Rain', 'Alice in Borderland', 'Bodies'...)

El problema de la ciencia ficción

'El problema de los tres cuerpos', pese a su apariencia de pieza de ciencia ficción dura, no lo es en tanta medida como la mencionada 'Altered Carbon', que propone un mundo futuro estridente pero rebosante de coherencia, o por irnos a un subgénero bien distinto, no tanto como 'Dune: Parte dos', que aunque linda con la fantasía, nos muestra un universo de relaciones políticas complejas y donde la aventura o la acción están en un segundo plano. Sin embargo, parte del planteamiento de esta serie basada en los libros de Liu Cixin se basa en cuestiones científicas reales y hasta su descripción de razas alienígenas se hace desde presupuestos de cierto realismo.

El principal concepto que maneja, por supuesto, es el que da título a la novela y la serie, acerca de la interacción gravitatoria entre tres objetos masivos en movimiento y de la complejidad de predecir los movimientos que van a efectuar cuando se atraen gravitacionalmente entre sí. Sus trayectorias son tan complicadas como impredecibles. Liu Cixin plantea, desde ahí un sistema estelar trinario, donde un planeta orbita alrededor de tres soles: por ejemplo, las consecuencias climáticas para los habitantes del planeta son devastadoras. En esa imprevisibilidad también hay implícitos elementos de la teoría del caos.

El libro y la serie también alzan preguntas y teorías sobre la posible comunicación entre distintas especies del universo: cómo se solucionaría y, sobre todo, cómo impactaría el paso del tiempo y la velocidad de las comunicaciones en una posible relación entre especies. La novela hace hincapié, por ejemplo, en el sol como gran amplificador de las señales de radio que transmiten mensajes, algo que en el libro se examina a fondo y que en la serie se pasa por encima. A cambio, la serie sí profundiza más que el libro en el uso de la nanotecnología, aunque aquí sí, con un pie puesto en la fantasía y el espectáculo.

Pero lo que hace pensar que Netflix ha dado un paso en una dirección estimulante (independientemente de que la serie cumpla todos sus objetivos o no) es la renuncia al espectáculo porque sí, y el sugestivo empleo de la acción no como objetivo, sino como vía para explicar y hacer comprensibles de forma visual las ideas de astronomía y física celeste que plantea la novela, como sucede en las escenas del videojuego 'Tres cuerpos'. Un estimulante giro que no convierte a Netflix en un canal de la NASA, desde luego, pero sí que abre los brazos a una bienvenida variedad en sus ficciones.

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