La aparición de Amazon Web Services y algo más tarde de alternativas como Azure o Google Cloud parecía una bendición para las empresas: gracias a estas plataformas de infraestructura como servicio (IaaS) cualquier empresa podía ahorrarse el engorro de mantener sus propios servidores y acceder a plataformas escalables dinámicamente y que te adaptaban a los últimos tiempos. Lo que ocurre es que las empresas se han dado cuenta de que aquello no les salía a cuenta.
Repatriación a la nube. Así se llama este fenómeno que está en marcha desde hace unos pocos años y que consiste en algo sencillo: dejar la nube y volver a tener todos los servicios y datos en infraestructura local. En InfoWorld contaban como el 25% de las empresas encuestadas en el Reino Unido ya han hecho un movimiento parcial o total en este sentido.
Motivos variados. Entre las razones que argumentaron las empresas que participaron en la encuesta y que repatriaron su infraestructura están los problemas de seguridad y las altas expectativas que tenían con ese cambio. El 33% aludían a esta causa, mientras que un 24% explicó que sus objetivos y expectativas no se habían cumplido. ¿Por qué?
Irse a la nube no era solo irse a la nube. Lo cierto es que migrar a una plataforma en la nube no tiene mucho sentido si no optimizas tus necesidades y carga de trabajo para la nube. Hacerlo con aplicaciones antiguas y no adaptarlas a los nuevos tiempos o aprovechar las ventajas de los contenedores o el clustering podía resultar en algo contraproducente, y sobre todo...
La nube sale más cara. El motivo principal de la repatriación a la nube fue precisamente el coste: el 43% de las empresas encuestadas explicaron que la migración original acabó siendo más carade lo esperado. Es cierto que el análisis del coste-beneficio al decidir entre una infraestructura en la nube y otra local varía mucho de la empresa, pero muchas se apuntaron a la nube pensando que al hacerlo lograrían ahorrar dinero. En muchos casos parece no haber sido así.
Pero hay retos. Las empresas que "vuelven al pasado" y a gestionar sus nubes privadas necesitan vigilar muy de cerca la infraestructura local para evitar fallos de seguridad, expertos para que gestionen los servicios y datos y también un análisis cuidadoso de los recursos hardware que necesitan. Todo eso impone un coste económico y de recursos, y hay que tenerlo muy en cuenta a largo plazo.
Un caso conocido. David Heinemeier Hansson, creador de Hey y Basecamp y que ha tenido sus más y sus menos con Apple, contaba en octubre de 2022 cómo precisamente habían tomado esa decisión al detectar que los costes se estaban disparando. Meses después contaba cómo estaba yendo el proceso, y volvía a incidir algo más tarde en las ventajas que ellos habían obtenido con la repatriación a la nube. El movimiento de vuelta, al menos en su caso, ha sido un éxito.
A los AWS y Azure del mundo no les afectará (mucho). Podría parecer que esta decisión de muchas empresas de dejar estos servicios será un grave problema para empresas como Amazon o Microsoft, pero la realidad es que tienen un filón más gordo a la vista: el de la IA, que está haciendo que aparezcan un sinfín de servicios web que precisamente están alojados en la nube. Y más que aparecerán.
Imagen | Ismail Enes Ayhan
En Xataka | Microsoft lleva años ofreciendo Office en la nube bajo suscripción. Ahora quiere hacer lo mismo con Windows
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