Los bancos están pasando por una tormenta perfecta, similar a la que otros sectores han vivido recientemente debido a la digitalización de la sociedad pero agravada por factores específicos que solo les afectan a ellos.
Lo cierto es que venimos de una tremenda crisis financiera internacional, la salida a la misma ha dejado los tipos de interés a niveles nunca vistos (con lo que los márgenes son ridículos) y justo en ese momento llega la revolución digital al sector (el tan famoso fintech). Un cóctel perfecto para que muchos afirmen que los bancos tradicionales van a desaparecer. Y rápidamente.
Los factores que agravan la situación
Muchos sectores han visto como su mundo tradicional se derrumbaba bajo sus pies. La música, el cine, los taxis, el comercio tradicional... todos ven como el negocio tradicional desaparece. Pero la banca, además, tiene sus propios problemas.
En 2007/2008 estalla la crisis financiera internacional y los bancos no salen bien parados. Sus balances se degradan debido a la morosidad y los activos financieros tóxicos en los que tienen invertido su dinero. La situación no es fácil y muchos tienen que ser liquidados o rescatados. No es el mejor momento de la historia para la banca.
Como la economía se derrumba, los bancos centrales bajan los tipos de interés a niveles nunca vistos. Y esto hace que la principal fuente de beneficios de los bancos , el margen financiero, también desaparezca. Cuando tomas prestado a un 5% y prestas a un 10% hay beneficios. Cuando prestas a un 0% o incluso tipos negativos es imposible ganar dinero sin tomar riesgos que hagan peligrar el negocio.
Esta es la principal diferencia entre otros sectores afectados por la revolución digital y la banca. La banca ha visto como el fintech venía a competir justo cuando había problemas graves en el negocio tradicional y por tanto el margen de reacción es aún menor.
La banca lo está intentando
Pero los bancos no son tontos y saben que para sobrevivir no basta con luchar con las armas tradicionales contra las disrupcciones que vienen de fuera, como han hecho otros sectores (con malos resultados, por cierto). Los bancos quieren abrazar el fintech. Y podemos ver ejemplos de ello.
En España el principal exponente de esta política es el BBVA. La inversión en startups tecnológicas y financieras es notable. Han adquirido desde bancos como Holvi y Atom, empresas de experiecia de uso como Spring Stuido, startups centradas en big data como Madiva e incluso scrapers de varios servicios bancarios como Simple. De hecho el objetivo del BBVA es transformarse en un banco completamente digital, algo complicado debido a las enormes estructuras que poseen.
El Santander no es tan agresivo como su principal competidor pero también ha realizado inversiones en el mundo fintech, y de hecho hace poco anunció que invertiría 100 millones más en adquisiciones, duplicando la cantidad inicial. La inversión más relevante ha sido en Ripple, una empresa que pretende llevar la tecnología blockchain de Bitcoin a las transferencias interbancarias.
Otros como ING, que aunque es un banco tradicional tiene algo de fintech, pues su aproximación al mercado español es sin apenas oficinas, están apostando por aplicaciones como Twyp, que permiten enviar y recibir dinero con el móvil.
Caixabank se decidió en su día por lanzar su banco exclusivo a través de aplicación de móvil, Imaginbank. Así intenta zafarse de la competencia de otros como Number26 que dan servicio desde Alemania a varios países de Europa con solo 90 empleados.
Pero no es oro todo lo que reluce, las inversiones pueden ser catastróficas. Por ejemplo el Santander invirtió 41 millones de euros en la empresa Montise. A día de hoy ha perdido el 90% de dicha inversión.
Desde fuera del sector vienen con buenas ideas
El problema es que muchos piensan que por mucho que haga la banca la guerra está perdida. Desde fuera del sector se innova muy rápido y por mucho que haya adquisiciones es posible que el negocio tradicional esté condenado.
Por un lado tenemos empresas que están reinventando la banca tradicional, con servicios bancarios a través de apps y sin oficinas físicas. La ya comentada Number26 es capaz de dar servicio a 100.000 clientes con solo una aplicación y 90 empleados. La generación millenial prefiere ir al dentista que al banco y se nota en el éxito de estos servicios. Puede que Caixabank y otros imiten este tipo de servicios, pero las barreras de entrada son muy bajas. Una aplicación, publicidad y, eso sí, capital para montar el banco. De momento Number26 es una simple pasarela con un banco "de verdad" pero en sus planes está convertirse en un banco completo.
Por otro tenemos a todos los que están reinventando los medios de pago, uno de los grandes negocios de la banca. Hace no mucho para pagar y cobrar solo había una opción: tarjeta de crédito y TPV. Y para tener ambas cosas había que acudir a un banco. Hoy en día para pagar tenemos alternativas como Paypal, Apple Pay, Samsung Pay, Android Pay y otros. De momento cargan contra una tarjeta de crédito pero en el futuro ya veremos. Y para cobrar los TPV tienen una gran competencia como Square, i-Zettle (participada por el Santander) o Venmo (de Paypal)
También surgen nuevos intermediarios entre depositantes y solicitantes de crédito, evaporando así los márgenes de la banca. Por ello tenemos plataformas de préstamos P2P como Zopa o Prosper. Aún así en este segmento veo hueco para el intermediario (el típico banco cuyo negocio es tomar depósitos y prestar) puesto que asumen un riesgo que puede que los particulares no quieran asumir.
No nos quedamos aquí, ya que la financiación de empresas a través de crowdfunding está erosionando otro nicho de los bancos. Aquí tenemos proyectos como Kickstarter, que además logra financiar proyectos que difícilmente hubieran logrado dinero en el circuito tradicional.
Los fondos de inversión también son un gran negocio para la banca. Y aunque siempre ha habido gestoras independientes ahora con la tecnología es más fácil. Los robo-inversores están de moda y nunca ha sido tan fácil y barato como ahora invertir en índices. Betterment es muy famoso en EEUU y en España tenemos, por ejemplo, a Indexa Capital.
Y no solo eso, sino que hay empresas que a través de scraping son capaces de proporcionar mejor servicio de gestión de las cuentas que las propias webs de los bancos. En España Fintonic es muy famosa y tiene tanto tirón que hasta los ex-CEO de BBVA, Santander e ING son inversores.
Y aquí es donde vemos el problema. El banco tradicional era un elefante que dominaba todo. Y ahora surgen competidores de nicho, que atacan cada una de las áreas de negocio. Competidores muy especializados, con unas ideas muy buenas, reinventando su negocio y con gran flexibilidad que la banca no tiene. El banco tiene que competir en muchos frentes y esto unido a los problemas que arrastra el sector.
De momento la banca intenta evitar el envite comprando empresas de fintech, pero las barreras de entrada que existían antes (montar un banco completo era complicado y caro) se han caído, ya que montar una pequeña empresa que compita en un ámbito determinado no es tan complicado. Por eso, a pesar de las armas que tienen los bancos mucha gente piensa que la guerra está perdida. Dentro de 10 años, quizá, los bancos no existirán.
Imagen | Nacho
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