Para Michelin, la innovación tecnológica es mucho más que una necesidad impuesta por las condiciones del mercado: es parte integral de su identidad. Del velocísimo La Jamais Contente de 1881 —que alcanzó los 105 km con los primeros neumáticos para vehículos eléctricos de alto rendimiento— a sus actuales iniciativas para reinventar la rueda con diseños airless, el fabricante francés ha hecho del I+D+i una parte troncal de su actividad.
La marca ha hecho gala de esta inversión durante más de 135 años, dando como resultado numerosas primicias en la industria, incluyendo el primer neumático para coches con cámara de aire, el primer neumático reforzado con malla metálica o el primer neumático radial. Ahora, ya en 2024, la compañía puede presumir de otro hito: todo su catálogo de neumáticos para turismos es compatible con vehículos híbridos, eléctricos y con pila de hidrogeno. Un logro que esconde importantísimos desafíos técnicos en materia de diseño e ingeniería de materiales.
Más duración, menos ruido
Mucha gente desconoce el hecho de que un neumático cualquiera no puede soportar las elevadas fuerzas que intervienen durante la conducción de un vehículo eléctrico. La entrega instantánea de un par motor que alcanza niveles de auténtico deportivo incluso en modelos de carácter utilitario y la mayor masa suspendida derivada del uso de grandes paquetes de baterías hace que el caucho de un neumático convencional se degrade rápidamente, forzando su sustitución con un menor número de kilómetros recorridos.
¿Cuántos exactamente? Esto es algo que depende en gran medida de nuestra forma de conducir y del vehículo que utilicemos. Pero algunas estimaciones señalan que un coche eléctrico puede hacer 10.200 km menos que uno térmico antes de tener que cambiar los neumáticos. De ahí la importancia que ha visto Michelin en poder homologar todo su catálogo como apto para su uso con vehículos a baterías, independientemente de la presencia de modelos específicos como la línea e.Primacy, con los que es posible arañar hasta 50 km más de autonomía al tiempo que se minimiza el ruido derivado de la fricción.
¿Hacia un futuro ‘airless’? Michelin ya piensa en lo imposible: la reinvención de la rueda
Pero el esfuerzo en innovación realizado por Michelin no se conforma con atajar problemas actuales como la necesidad de crear materiales y diseños más resistentes, acordes con las necesidades de los vehículos eléctricos de hoy. La firma gala también tiene puesto un ojo en el mañana. Con una inversión en I+D+i —investigación, desarrollo e innovación— cuantificada en 1.200 millones de euros durante 2023, un 50 % más que el año anterior, sus miras están ya en 2050. E incluso fuera de nuestro planeta.
Como parte de su programa VISION, Michelin marcó en 2017 las pautas internas para desarrollar un nuevo tipo de neumático fabricado con componentes reciclados, sin origen en la industria petrolífera y con dibujo adaptable mediante técnicas como la impresión 3D. Todo para que pueda servir indistintamente para invierno o para verano con tan solo cambiar su superficie. Más aún, hablamos de neumáticos totalmente resistentes a los pinchazos, puesto que poseen un diseño airless.
En cierto modo, resulta irónico que la compañía que diseñó los primeros neumáticos para automóvil con cámara de aire esté pensando ya en su jubilación. Pero esa es en última instancia una de sus metas. Los ingenieros de Michelin tienen por delante un largo camino, pero esta carrera ya ha comenzado con el contrato otorgado por la NASA a la startup Intuitive Machines para crear un róver lunar totalmente nuevo. Como parte de este proyecto, Michelin aportará todos sus conocimientos en la creación de unas ruedas capaces de resistir temperaturas comprendidas entre 100 y -240 ºC, la radiación espacial y el agresivo roce de las rocas y la grava que forman la superficie de la Luna.
A más corto plazo, Michelin ya está pensando en el lanzamiento de la primera generación de neumáticos airless de consumo. Bautizados como Michelin Uptis y probados por General Motors en el Chevrolet Bolt, estos prototipos han demostrado una elevada resistencia a la tracción gracias a sus radios internos de fibra de vidrio, aunando una rodada adecuada para carretera incluso cuando se montan en un vehículo eléctrico con unos requisitos que pueden ser mucho más exigentes que los de otros coches.
Una pasión por innovar que está en el ADN de Michelin
Más allá de los esfuerzos por crear neumáticos más eficientes y que contribuyan a un menor consumo de combustible o electricidad, Michelin puede presumir de haber sido pionera en la adopción de estrategias de descarbonización, con la meta de alcanzar una cota net zero para 2050. Esto implica no solo la reducción de las emisiones de CO2 en la producción interna, sino también un recorte en su cadena de valor que alcanza el 90 %, a lo que se suman los planes de captura y almacenamiento.
A esta iniciativa hay que añadir su papel como incubadora de empresas disruptivas a través del Michelin Innovation Lab (MIL), que desde 2014 busca innovaciones con un elevado potencial para los intereses del grupo, proporcionando a emprendedores de todo el mundo la financiación y tutela que les ayuden a desarrollar sus ideas. Un claro ejemplo es el adhesivo ResiCare, de origen biológico y no tóxico. Desarrollado bajo la tutela del Michelin Innovation Lab, refuerza ahora los neumáticos del grupo y ha sido adoptado por la industria maderera.
Uno de los aspectos más notables del Michelin Innovation Lab (MIL) es que no se trata de una iniciativa abierta únicamente a startups: cualquier propuesta rupturista es bienvenida, venga de donde venga. Estas pueden llegar desde el seno de la propia compañía, sus proveedores o el mundo académico. Y es que Michelin entiende que una idea revolucionaria puede engendrarse en cualquier lugar; lo importante es saber identificarla y darle forma.
Materiales como ResiCare o los sofisticados compuestos de los neumáticos proporcionados para la alta competición, con más de un 50 % de contenido renovable y reciclado en el caso de los suministrados para el campeonato MotoE, sirven para ilustrar que la innovación y la sostenibilidad no son simples medallas que colgarse en el pecho al final de cada ejercicio trimestral, sino el motor de una compañía que lleva más de un siglo liderando el progreso tecnológico aplicado al transporte.
Imágenes y materiales | Michelin
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