Es hora de afrontar que no es que no podamos prestar atención a las cosas, es que en realidad no queremos hacerlo

179 estudios de 32 países distintos a lo largo de 31 años destrozan el mito: nuestra atención lleva años mejorando

Cristofer Maximilian 3dutxfhc Li Unsplash
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"No puedo hacer nada durante más de quince minutos sin mirar el móvil". Hace casi un año, aquí mismo en Xataka, publicamos un interesantísimo reportaje sobre cómo nos habíamos convertido en una generación eternamente desconcentrada. En él, un buen número de testimonios y varios expertos hablaban sobre uno de los lugares comunes de nuestra época: la sensación de que estamos perdiendo nuestra capacidad de prestar atención.

Pero, ¿es cierto?

La pregunta no es absurda, desde luego. Sobre todo porque el debate no es tanto si la memoria (la atención u otras capacidades cognitivas) cambian con el uso  de los dispositivos móviles. Claro que cambian. Cambian funcionalmente y también lo hacen a nivel estructural. Como nos explicaba Manuel Sebastián,  investigador de la Unidad de Cartografía Cerebral de la Universidad  Complutense, "sabemos que el texto que incluye enlaces (hipertexto) parece recordarse peor en general, lo que es totalmente lógico porque constituyen distractores y el papel de la atención es crítico en el recuerdo".

No obstante, como nos recordaba Sebastián, "el hecho de que la información se procese de forma diferente, no es necesariamente malo". La cuestión es si los cambios son a peor, si nos están dejando más indefensos ante ciertos fenómenos del mundo.

¿Qué pasa con nuestra atención? Hace unos meses, un equipo de la Facultad de Psicología de la Universidad de Viena se hicieron esta pregunta, pero no es algo de responder. Al fin y al cabo, para hacerlo necesitamos poder ir más allá de las sensaciones personales y encontrar mediciones de la atención en numerosos contextos, épocas y edades. Mediciones, además, que no fueran teóricas sino que estuvieran vinvuladas a resolver problemas concretos. ¿Dónde podrían encontrar ese tipo de datos?

Solo había una respuesta: en los tests de inteligencia.

Ese enorme cajón de sastre que son los tests de inteligencia. Durante décadas, los psicólogos han estado pasando tests de inteligencia a millones de personas y, gracias a ello, tenemos una enorme base de evaluaciones psicométricas. Pues bien, entre esa enorme cantidad de datos: hay pruebas de atención.

Una vez se dieron cuenta de ello, los investigadores recopilaron 179 estudios con 287 muestras independientes de 32 países distintos a lo largo de 31 años: es decir, recopilaron pruebas de más de 20.000 personas y examinaron si a lo largo de estas tres décadas se identificaba un decaimiento de la atención.

Los resultados son... contraintuitivos. Cuando examinaron a niños, adolescentes y jóvenes, se dieron cuenta de que sus puntuaciones permanecían estables a lo largo de los años. Cuando examinaron a los adultos encontraron que, de hecho, las puntuaciones mejoraron. Sí, habéis leído bien: nuestra atención lleva años mejorando.

¿Entonces no estamos perdiendo la capacidad de atención? Como decía Adam Grant, profesor de psicología organizacional de Wharton, el problema nunca ha sido la atención, es la motivación. Si queremos usar nuestra atención tenemos capacidad de hacerlo, el problema es que normalmente no queremos. Estamos tan rodeados de cosas interesantes y atrayentes que acabamos dejándonos caer en la multitarea.

Y, claro, eso tiene consecuencias. De hecho, es probable que sean esas consecuencias las que más notamos y las que nos producen la sensación de que estamos perdiendo la capacidad de prestar atención. 

Vamos, que nos estamos "engañando" a nosotros mismos. Por ejemplo, sabemos que "prestar atención" a varios medios a la vez (ver una película mientras consultamos el móvil) tiene un efecto negativo en la memoria. Es decir, recordamos peor lo que vemos mientras hacemos otras cosas. El caso es que cuando empezamos a recordar peor las películas, lo atribuimos a nuestra capacidad de atención y no al modo en el que vimos la película. Todo se confunde.

Y hay que tener cuidado con eso, porque si no partimos de la realidad, va a ser imposible volver a dominar nuestra capacidad atencional.

Imagen | Cristofer Maximilian

En Xataka | Una generación eternamente desconcentrada: "No puedo hacer nada durante más de quince minutos sin mirar el móvil"

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