En México y otros países de América Latina se mantiene viva la Ley Seca. El objetivo: mejores elecciones... y fiestas

  • México mantiene restricciones a la venta de bebidas alcohólicas que se aplican durante fechas clave

  • En El Salvador o Guatemala se aplican suspensiones coincidiendo con citas electorales

Ereee
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La asociación es casi inevitable. Al hablar de la "Ley Seca" lo primero que se viene a la mente es el Estados Unidos de los lejanos años 20, nombres como Eliot Ness y Al Capone y la película 'Los intocables' de Brian De Palma, pero la prohibición de la venta de alcohol no es solo un lejano recuerdo de los inicios del siglo XX. En algunos países sigue viva. Incluidas naciones sin una fuerte influencia islámica. Y aunque no se aplica como en los tiempos de las destilerías ilegales de Chicago, sigue dando pie de forma puntual a vetos, detenidos y multas cuantiosas.

En América encontramos un buen puñado de países que aún recurren a ella, como El Salvador, Guatemala o México, este último con unos cuantos ejemplos recientes.

Su objetivo: evitar melopeas en fechas clave.

De fiesta sí, pero sin alcohol. Hace unas semanas la alcaldía de Tláhuac, en Ciudad México, anunciaba la aplicación de la Ley Seca en al menos parte de su territorio durante la Festividad de Luces y Música, un festejo importante en la región que las autoridades quieren celebrar libres de influencias etílicas. La decisión se anunció en el boletín de Ciudad México, la Gaceta, y contemplaba un veto muy específico y perfectamente acotado: se extendió durante 11 jornadas, entre el 2 y 12 de febrero, en las colonias y barrios de Santiago Zapotitlán. Durante ese período, subrayaba, se decretó la "suspensión de venta de bebidas alcohólicas".

El objetivo de la Alcaldía era "vigilar que no se alteren el orden y seguridad pública", y advertía: "Las actividades relacionadas con la venta y distribución de bebidas alcohólicas, por el impacto social de la fiesta y el número de participantes, puede generar consecuencias negativas e indeseables en la seguridad". De ahí que se suspendiese la venta de 00.00 a 24.00 h, sin importar el tipo de alcohol ni el establecimiento. Solo se aplicaba una excepción con ciertos negocios dedicados a la venta de comida, aunque debían tener permiso y atenerse al horario autorizado.

Rotundo, que no excepcional. El tono del anuncio es estricto, pero la decisión de la Alcaldía de Tláhuac no es excepcional. Ni se sale de lo común. De hecho en el mismo número de la Gaceta Oficial se encuentran otras órdenes de "suspensión de venta de bebidas alcohólicas" que afectan a territorios y en fechas distintas, siempre coincidiendo con celebraciones religiosas. Una de ellas, por ejemplo, se aplica durante los Carnavales. Un vistazo a los medios da una idea también del uso de la conocida como Ley Seca en Ciudad México. Al fin y al cabo la legislación del país recoge ciertas referencias que, en la práctica, permite a las autoridades aplicar decisiones que miraría con aprobación Eliott Ness.

Revisando la ley. En el artículo 5 de la Ley de Establecimientos Mercantiles para CDMX se atribuye a las autoridades la capacidad de suspender ventas "en fechas u horarios determinados" para "vigilar que no se alteran el orden y seguridad pública". Otra norma que da margen al Gobierno es la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, que sí se pronuncia con más claridad: "El día de la elección y el precedente, las autoridades competentes […] podrán establecer medidas para limitar el horario de servicio de los establecimientos en los que se sirvan bebidas embriagantes". En otras palabras: si se vota, mejor no beber.

Lo de poner límites a la bebida durante los días de reflexión electoral y cita con las urnas no es nuevo en el país. En 1915 se aplicó una restricción extensible a toda la nación, si bien desde entonces la norma ha variado y se ha revisado. La ley actual desliza que la decisión dependerá de "las autoridades competentes" en cada caso y la deja a su criterio, aclarando que "podrán establecerse medidas para limitar el horario de servicio".

Libertad VS seguridad. Como telón de fondo hay un debate mucho más viejo y polémico que la Ley Seca: el del choque entre las libertades y la seguridad. Y sus límites. El Congreso de CDMX ha llegado a abordar una iniciativa para reformar la Ley de Establecimientos Mercantiles y eliminar las suspensión de venta de botellas. "La Ley Seca es una de las más claras manifestaciones de un sistema que copta y restringe las libertades del ciudadano, puesto que con su implementación lo considera un menor de edad", reivindicaba el diputado Jorge Triana Tena.

El debate también tiene su cara económica. Hace años, durante una cita electoral que coincidía con una final de UEFA Champions League y un amistoso entre México y Brasil, los hosteleros alzaron la voz para advertir del perjuicio para sus cajas. Los restaurantes aseguraban que perderían cerca de 32 millones de dólares.

Más allá de México. Lo de los vetos puntuales al alcohol durante citas electorales no es exclusivo de México. En Latinoamérica se aplican o han aplicado medidas parecidas en Brasil, Bolivia, Venezuela, Chile o Colombia. Y no son los únicos. En El Salvador se adoptó también la Ley Seca durante los últimos comicios. La medida se desplegó el 3, 4 y 5 de febrero, la propia jornada electoral, la anterior y posterior, entre las 00.00 y 24.00 horas. No cumplirla suponía sanciones que rondaban los 365 dólares, cifra que dependía de la gravedad de cada caso y el infractor.

Algo similar pasó meses antes en Guatemala, que vetó también la venta de bebidas con alcohol entre las 12.00 del sábado 24 de junio y las 06.00 del lunes 26. La ley contempla allí que aquellas personas que sean sorprendidas por la policía burlando la norma acaben detenidas y trasladas al juzgado. El trago no les sale barato: cerca de 640 dólares, aunque se queda en calderilla comparado con los casi 13.000 dólares de sanción a los que se arriesgan los establecimientos comerciales cazados in fraganti.

Cuantiosas o no, lo cierto es que las sanciones no impiden que siga habiendo quien prefiere jugársela, incluso arriesgándose a multas que suponen el 50% de un Salario Básico Unificado, como ocurre en Ecuador. En abril de 2007 llegaron a tenderse en el país algo más de medio millar de personas por violar la norma.

Límites al alcohol. Las restricciones a la venta de alcohol van sin embargo mucho más allá. Y no solo por los límites de edad para comprar botellas o pagar un trago. En España hay normas que regulan el horario de venta de alcohol en ciertos establecimientos y en Estados Unidos incluso existen condados y municipios "secos", con severas restricciones.

"Un condado seco es aquel que prohíbe la venta de alcohol por el municipio. La prohibición puede incluir la venta de alcohol tanto en tiendas como restaurantes", explica American Addiction Centers, que precisa que la mayoría se reparten por Arkansas y Kentucky. En 2018 The Economist calculaba que 18 millones de estadounidenses residían en lugares en los que la venta de alcohol está fuertemente restringida.

Durante la pandemia hubo también quien endureció sus vetos.

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