Termas de Trajano: las suntuosas termas romanas que convirtieron el baño en una experiencia de lujo

Los romanos no eran muy de bañarse hasta que la clase alta de Roma descubrió los placeres del Balneum

Termas De Trajano
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En la actualidad, la higiene diaria es (o debería ser, al menos) algo que asumimos con total normalidad. Pero en los tiempos de la República de Roma, el baño no estaba considerado como una prioridad. La higiene personal consistía en poco más que lavarse los brazos una vez al día y el resto del cuerpo cada nueve o diez días.

A finales del siglo I a.C, una nueva tendencia inspirada en la Grecia clásica fue ganando importancia entre las clases privilegiadas de Roma, que empezaron a construir espacios dedicados a los placeres del baño en sus fastuosas villas. Nacieron los Balnea que rendían culto a la Salutem Per Aquam o salud por medio del agua.

Sumergirse en bañeras de agua a distinta temperatura pasó de ser un mero requisito práctico para lavarse, a algo más lúdico que encajó como un guante con el carácter disfrutón de los patricios y demás clase adinerada.

El reto: conseguir las termas más grandes y lujosas del Imperio

Marco Vipsanio Agripa fue el primer gobernante de Roma al que se le ocurrió construir un enorme Balneum en el Campo de Marte como lugar de encuentro y entretenimiento para los ciudadanos de roma. Sin embargo, a diferencia de los Balneum, que eran privados, estos baños públicos de agua caliente recibirán el nombre de Thermae, llegando a nuestros días como termas.

Agripa, sin saberlo, había iniciado una carrera con sus predecesores en los que cada nuevo gobernante quería dejar su impronta con unas termas más grandes, más lujosas y más ostentosas que las de su antecesor. Trajano, como buen sevillano, conocía los beneficios de un buen baño para refrescarse de los calores y relajarse al final del día, por lo que entró al trapo en la competición construyendo una autentica maravilla arquitectónica y tecnológica del mundo antiguo.

Termas De Ttajano Ruinas de las Termas de Trajano

Si pudiéramos viajar en el tiempo a la antigua Roma, nos encontraríamos con las suntuosas Termas de Trajano. Consideradas como una maravilla arquitectónica entregada al lujo y el bienestar de quienes la visitaban. Estos lugares ofrecían numerosos atractivos para el entretenimiento y la salud de los ciudadanos: saunas, piscinas para el baño, palestras, bibliotecas, pórticos y jardines decorados con todo lujo de detalle.

No obstante, aunque en la mayoría de los casos el coste de la entrada estaba al alcance de la mayoría de ciudadanos de Roma, solo los más adinerados y poderosos podían pagar todos los placeres y el lujo que ofrecían esas instalaciones.

Las termas se inauguraron en la colina del Oppio en el 109 d.C cubriendo el vacío de baños públicos que dejó el incendio de la Domus Aureadel emperador Nerón. Las Termas de Trajano fueron un auténtico despliegue de innovación arquitectónica que integraba lo último en tecnología romana de climatización y opulencia en las decoraciones y mosaicos.

Mosaico De Sabratha En Libia Salvom Lavisse Un Bano Es Bueno Para Ti Mosaico con sandalias en unas termas. "Salvom lavisse", un baño es bueno para ti

En la estructura de su construcción se innovó con el desarrollo de materiales más ligeros para conseguir un hormigon igualmente resistente, pero mucho más ligero y permisivo con el calor basándose en la roca volcánica o tufo giallo. Las estructuras de madera, que sirvieron de combustible para las anteriores termas, se sustituyeron por esbeltos techos abovedados y grandes espacios interiores. El conjunto ocupaba el triple de la superficie que su antecesor con unos 111.000 metros cuadrados de lujo dedicado al culto al cuerpo.

El suministro de agua quedaba garantizado por un complejo acueducto que traía el agua de distintas fuentes del lago Bracciano situado a 40 km de Roma, y se almacenaba en unos enormes depósitos cerca del recinto de las termas con una capacidad de ocho millones de litros de agua.

Planta De Termas De Trajano Planta del complejo termal de Trajano

Disfrutar de un baño en aquel suntuoso templo dedicado a la higiene y la salud era una experiencia lujosa y relajante. El complejo termal estaba diseñado con una arquitectura impresionante y ofrecía una amplia gama de servicios y comodidades para disfrutar.

Al entrar se pasaba junto a la natatio una gran piscina con la que se tenía el primer contacto visual con el agua, pero que se visitaba hasta el final. Antes se debía pasar por los apodyteria o vestidores comunes. Desde ese punto, el visitante pasaba a la palestra totalmente desnudo o untado en aceites esenciales para rendir culto al cuerpo ejercitando los músculos o participando en juegos de pelota. Momento que muchos aprovechaban para conseguir favores políticos o influencias entre la alta sociedad.

Columnas Sobre Las Que Descansaba El Suelo Casa De Eustolios Chipre Columnas sobre las que descansaba el suelo. Casa de Eustolios. Chipre

Después, el circuito termal continuaba por unas salas calentadas con un elaborado sistema en el que se combinaba la exposición de los rayos del sol a través de unos grandes ventanales dobles, y un sistema de “suelo radiante” levantado sobre una serie de columnas que se calentaba por la circulación de aire caliente bajo el suelo, las paredes y las bóvedas. Los más adinerados podían disfrutar de servicios de masaje con aceites y ungüentos perfumados e incluso depilación corporal ejecutada por esclavos

Las piscinas de agua caliente (caldolarium) y templada (tepidarium) se acondicionaban utilizando las mismas calderas subterráneas con las que se calentaba el aire que aclimataba todo el recinto.

Estas calderas calentaban un gran recipiente de bronce con forma de caparazón de tortuga invertido que entraba en contacto con la base de la bañera del caldolarium y hacía circular el agua caliente por convección hasta que toda la piscina tenía la misma temperatura. Máxima optimización de recursos, con el mismo fuego climatizaban el aire y el agua.

El circuito termal finalizaba con un baño en las cuatro piscinas de agua fría de la enorme basílica central de las Termas de Trajano. En ellas se podía compartir el baño, la conversación (o lo que surja) con el resto de usuarios de las termas, ya estaba permitida la entrada tanto de hombres como de mujeres. El recorrido terminaba en la natatio que daba la bienvenida al visitante. Esta era una piscina al aire libre con una profundidad aproximada de un metro, con la que el visitante salía de su ensoñación de lujo y bienestar para volver a su rutina, que Roma no se hizo en un día.

Lamentablemente, el destino quiso que toda esta maravilla de la Antigua Roma sucumbiera bajo un incendio. De sus cenizas surgió un proyecto todavía mayor: las Termas del emperador Caracalla…pero eso, ya es otra historia.

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Imagen | Samual B. Platner, Ohto Kokko, Rabax63

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