A finales de marzo, Del Monte (una de los grandes mayoristas de fruta del mundo) sacó al mercado la 'Rubyglow': una piña "de diseño": color rubí por fuera, amarilla por dentro y con un sabor extremadamente dulce. Costaba 395 dólares y 99 centavos.
A día de hoy, no quedan existencias.
Puede parecer una excentricidad más de los nuevos ricos chinos y norteamericanos. De hecho, lo es. Pero también es mucho más, un nuevo mercado de frutas de superlujo que está dejando a muchos completamente fuera de juego.
¿Qué tiene una piña para valer tanto? La respuesta es más compleja de lo que parece. La 'Rubyglow' es un híbrido entre la piña clásica y una rara variedad morada. Un híbrido que, además, costó muchos años equilibrar. Según explica la compañía, los técnicos de Del Monte han tardado 16 años en desarrollar esta fruta.
Y, todo hay que decirlo, no han creado un prodigio de la productividad agraria: se necesitan dos años para cultivarla porque se tiene que dejar madurar en el árbol y posteriormente se manipula muy con mucho cuidado porque se comercializa sin corona en una caja de diseño.
Aunque, claro, eso es solo parte de la explicación. La otra parte está relacionada con el mercado.
Bienvenidos al mercado de las frutas de gama super alta. También en marzo, Ikigai Fruits hacía su aparición en Estados Unidos con sus fresas, melones y naranjas que podían costar hasta 10 veces más de lo normal. Las fresas se venden a 238 dólares la caja de 30 unidades y sus melones están a 128 la unidad. No son anécdotas.
Aunque en Estados Unidos se cita la introducción de la manzana honeycrisp hace 30 años como el precedente del mercado de frutas premium, lo cierto es que fue el 'sumo citrus' el que supuso un antes y un después. Cuando empezó a comercializarse en 2018, se cobraban a 50 dólares el paquete de ocho.
El mismo Del Monte, sacó en 2020 una piña rosa que se vendía a unos 50 dólares la unidad. Era un globo sonda, un movimiento de lo que estaba por venir.
"Hay un mercado para esto", explicaba en la CNN Robert Schueller, director de relaciones públicas de Melissa’s Produce, la empresa que vende las piñas en EEUU. "Es un mercado muy pequeño, muy nicho. Esto no es algo para todos". Y Japón, como gran laboratorio de la evolución cultural de occidente, muestra que efectivamente es así.
Eso sí, nada asegura que el desarrollo de estos mercados sea algo rápido. Está claro que Melissa's Produce tardó más de lo esperado en vender las 50 piñas que tenían en stock.
¿Merecen la pena? Esa es la gran pregunta y no hay mucha gente que la haya probado. Bo Corley un conocido chef e influencier sí que lo ha hecho y sostiene que, aunque está muy buena, no vale 400 dólares. Según su criterio, la piña genera un efecto wow: el color del producto es muy llamativo y el sabor está muy conseguido. Pero es solo una piña.
Y lo más interesante de todo es que nada de eso importa. Como ocurre con todos los mercados de lujo, sus reglas son propias e intransferibles.
Imagen | Del Monte
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