La pregunta no es si quieres o no un Birkin, uno de los exclusivísimos (y carisísimos) bolsos elaborados a mano por la marca francesa Hermès. Ni siquiera si estás dispuesto a pagar la pequeña fortuna que cuestan. La gran pregunta es si te has ganado el privilegio de colgarte del brazo uno de estos lujosos complementos.
Y no, no es una broma, ni una forma de hablar. No al menos según el punto de vista de dos clientes de EEUU que aseguran que Hermés les negó la venta cuando quisieron adquirir sus propios bolsos Birkin, una negativa que ya han llevado ante la justicia. Su acusación es grave: consideran que la empresa está violando la ley antimonopolio y utiliza sus codiciados modelos como señuelos comerciales.
Suena extraño, pero el caso tiene más miga de lo que parece.
¿Y mi Birkin? Una pregunta parecida a esa se hicieron Tina Cavalleri y Mark Glinoga cuando intentaron hacerse con uno de los exclusivos, codiciados y caros bolsos Birkin de Hermès. Sus casos son ligeramente distintos, pero a ambos les tocó vivir una experiencia común, aseguran: cuando intentaron comprar una de aquellas bolsas de piel, elaboradas a mano y que han lucido entre otras celebrities Jennifer López, Kim Kardashian o Cardi B, la firma parisina les dio a entender que no era posible. El motivo: no reunían las condiciones necesarias para ser dueños de un exclusivo Birkin. Y no, por lo de condiciones no se referían al dinero.
Solo para comprometidos. ¿Qué razones alegó Hermès para no venderles el bolso? Que no habían mostrado el suficiente interés por la marca, básicamente, lo que en términos monetarios se traduce en no haber hecho un número suficiente de compras. Siempre según la versión de los demandantes, claro, que han presentado una querella colectiva en San Francisco, California, en la que exponen sus casos.
Cavalleri explica por ejemplo que cuando acudió a una tienda en septiembre de 2022 para comprar el bolso le explicaron que, al menos de momento, se tendría que quedar con las ganas. Los Birkin, —recoge la demanda— estarían reservados solo para "clientes que habían apoyado de forma constante" a la marca. Y eso que Cavalleri asegura haberse gastado "miles de dólares" en la empresa francesa.
El caso de Glinoga no es muy distinto. En la querella, de la que se han hecho medios como France24, Bloomberg o la agencia Swiss Info, se relata cómo intentó adquirir uno de aquellos bolsos en varias ocasiones a lo largo de 2023, pero con el mismo resultado que Cavalleri: "Fue informado en cada ocasión que necesitaba comprar otros productos y accesorios". La experiencia les provocó tal indignación que ambos han presentado una demanda en California a la que esperan que se sumen otros afectados, en caso de que los haya y quieran seguir sus pasos.
Pero… ¿Y qué denuncian? La denuncia de Cavalleri y Glinoga va mucho más allá del hecho de que no les hayan vendido un bolso, aunque sea uno tan exclusivo, con tanto recorrido y tan demandando como el Birkin. Lo que sostiene su demanda es que la compañía gala aplica tácticas que contravienen las leyes antimonopolio de EEUU. De ahí que reclamen a la justicia californiana que le impida seguir aplicando esa clase de estrategias… y una compensación económica.
Básicamente, sostienen que Hermès condiciona la venta de su bolso "joya" a que antes el cliente se haya consolidado con una buena lista de compras de su catálogo. Siempre según la demanda, la compañía con sede en París "vincula" la venta de los Birkin a la compra de otros productos y únicamente permite que los clientes con un "historial de compras suficientes" puedan lucir su exclusivo bolso.
"Se condiciona a los consumidores para que adquieran productos auxiliares de los demandados por el mero hecho de querer comprar las carteras Birkin", expone la querella, que desliza que al actuar de esa forma la empresa francesa "aumentan en la práctica el precio" de sus bolsos y también el beneficio que les saca.
En una sala cerrada. La demanda va más allá y sostiene que un cliente convencional no puede acceder a uno de los lujosos bolsos Birkin. Incluso en el caso de que esté dispuesto a pagar los miles, decenas de miles o incluso cientos de miles de dólares que llegan a pedirse por ellos. La querella presentada ante la Corte Federal de San Francisco sostiene que antes los clientes deben habérselo ganado y demostrado que son "dignos", idea esta última que se desliza en la denuncia, en la que asegura, textualmente: "Por lo general, sólo a aquellos consumidores que se consideran dignos de comprar un bolso Birkin se les mostrará". E incluso en ese caso el ceremonial de la venta se parece poco al de las compras al uso.
"Los demandados ordenan a estos asociados de ventas que solo ofrezcan bolsos Birkin a los consumidores que hayan creado un 'historial de compras' o 'perfil de compras' suficiente [...] con productos auxiliares, como bufandas, joyas, zapatos, cinturones y artículos para el hogar", describe el documento antes de deslizar que los Birkins se emplean para animar a los clientes a llevarse a sus casas productos extra, más baratos y por los que los comerciales sí recibirían comisiones.
Cuando al fin consiguen acceso a uno de los valiosos bolsos, prosigue la querella, se les muestran en una sala privada. Nada de catálogos online o muestras colocadas en las estanterías de los locales. Bloomberg asegura que Hermès no ha respondido a sus consultas sobre las acusaciones lanzadas por Cavalleri y Glinoga. En todo EEUU la empresa dispone de unas 43 tiendas, ocho de ellas en California.
No digas bolso, di Birkin. Si la demanda de Cavallero y Glinoga ha alcanzado tal repercusión es porque Hermès no es una firma cualquiera y, desde luego, Birkin tampoco es un bolso más. Hermès es una compañía gala histórica, que va camino de los dos siglos y se ha enfocado en un segmento de mercado premium. Y en su amplio catálogo de complementos, que incluye también perfumes, joyería, prendas e incluso muebles, los bolsos Birkin ocupan uno de los lugares más especiales.
El modelo se lanzó a mediados de la década de 1980, tomando su nombre de la actriz Jane Birkin, y no tardaron en convertirse en exclusivísimos productos que han colgado del hombro de celebridades de la gran pantalla o la industria musical, incluida por ejemplo Jennifer López. Tampoco su precio está al alcance de todos los bolsillos: oscilan entre los miles de euros y los cientos de miles de euros.
La web de Sotheby´s apunta que algunas unidades especialmente exclusivas y codiciadas llegaron a venderse por 115.600, 300.000 o 450.000 dólares, cifra que llegó a pagarse en 2022 por un exclusivísimo Diamond Himalaya Birkin 30, un modelo fabricado con piel de cocodrilo y que puede incluir un candado de oro blanco e incorporar incrustaciones de decenas de diamantes blancos.
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