Starship se enfrenta a su mayor reto en su tercer vuelo: la reentrada atmosférica

  • La tensión es más alta que en vuelos anteriores. No solo para SpaceX, también para la NASA y la FAA

El cohete Starship de SpaceX en su plataforma de lanzamiento de Starbase, Texas
12 comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail

Si los cálculos no fallan, quedan apenas unos días para que SpaceX vuelva a lanzar una Starship, el cohete más alto y potente del mundo. El próximo vuelo será el tercero con el cohete totalmente integrado y, según Elon Musk, el que más posibilidades tiene de llegar a órbita sin explotar.

Sin embargo, SpaceX no se conforma con evitar que se repita el final explosivo de los dos vuelos anteriores. Quiere demostrar tecnologías críticas para las misiones lunares de la NASA y espera tener el cohete listo para despegar en cuanto esté aprobada la licencia de vuelo.

Una licencia bajo presión

Está previsto que la Administración Federal de Aviación (FAA) emita la nueva licencia de vuelo de Starship entre mediados y finales de febrero, según el reportero Christian Davenport del Washington Post.

La aprobación va camino de ser mucho más rápida que la anterior, que tardó siete meses en completarse, por dos razones:

  1. Menos cosas que investigar. La Starship que voló en el primer lanzamiento de prueba, en abril de 2023, destrozó la plataforma de lanzamiento con un despegue lento y sin un deflector de llamas que amortiguara su potencia. El cohete perdió el control por el fallo de varios motores y acabó desintegrándose sin completar la separación de etapas. La investigación de la FAA tardó siete meses en cerrarse, pero SpaceX implementó varias mejoras en el cohete y en la plataforma (incluido el deflector de llamas) que permitieron un despegue impecable en el segundo vuelo. El cohete logró separarse esta vez, pero explotó mientras purgaba oxígeno justo cuando iba a iniciar su vuelta a la Tierra.
  2. Presiones a la FAA. SpaceX necesita aumentar la frecuencia de vuelos de Starship para avanzar en su desarrollo. El éxito del cohete es necesario para que Estados Unidos vuelva a pisar la Luna con las misiones Artemis III y IV de la NASA, previstas para 2026 y 2028. El cohete es visto como un activo estratégico para el gobierno estadounidense en su carrera espacial contra China. SpaceX lleva años presionando al gobierno para que aumente los recursos de la FAA de una manera que acelere la aprobación de licencias y nuevos vuelos. Las presiones escalaron al Senado de Estados Unidos, que pidió reducir los trámites burocráticos para mantener la ventaja competitiva de SpaceX frente a China ("es imperativo", escribieron dos senadores). También el Pentágono considera el programa Starship un valioso activo estratégico y recientemente se ha reunido con SpaceX para tomar el control del cohete en misiones militares sensibles.

La NASA necesita ver avances

La NASA seleccionó la Starship como aterrizador lunar para las misiones Artemis III y IV que ya hemos mencionado. El enorme cohete se diseñó en realidad para transportar carga y personas a Marte, pero su bajo coste frente a otras propuestas, y el hecho de que SpaceX tuviera prototipos en desarrollo, acabaron convenciendo a la NASA.

Han pasado casi tres años de aquello y, a pesar del ritmo de trabajo endemoniado de SpaceX, el programa Starship todavía tiene "una considerable cantidad de trabajo técnico" por hacer, lo que ha obligado a retrasar la misión Artemis III.

Por ejemplo, Starship tendrá que llegar a la Luna sin explotar, lo que convierte su tercer vuelo en una prueba crucial para demostrar que puede alcanzar la órbita. Pero no es la única razón por la que la NASA estará pendiente del lanzamiento.

Starship utiliza metano líquido como combustible y oxígeno líquido como oxidante. La clave está en la palabra "líquido". Para mantener los propelentes en ese estado, se almacenan a temperaturas criogénicas. Con el tiempo, se terminan evaporando.

Para compensar la evaporación (además del gasto de poner en órbita un cohete tan grande), SpaceX tiene que lanzar varios cohetes-cisterna que transfieran propelentes en vuelo a la Starship que irá a la Luna.

SpaceX planea hacer una demostración de la capacidad de transferencia de combustible en este vuelo. En lugar de hacerlo de un cohete a otro en la órbita terrestre, como sucederá durante las misiones Artemis, la propia Starship transferirá propelentes criogénicos desde su tanque de cabecera hacia su tanque principal. La nave hará además un encendido en vuelo para desorbitar. Ambas pruebas servirán como precursoras para la transferencia entre cohetes.

¿Cuántos cohetes se lanzarán para transferir combustible antes de ir a la Luna? El número es objeto de debate. Inicialmente, Musk dijo que entre cuatro y ocho lanzamientos, luego la NASA situó el número en diecimuchos.

Finalmente, una portavoz de SpaceX dijo que "serán aproximadamente diez". Pero podrían ser menos, ya que se está construyendo una nueva versión del cohete llamada Starship V2 que tendrá una mayor capacidad de combustible y reducirá su masa en seco (es decir, será más ligera antes de la carga propelentes).

El desafío de la reentrada

La principal incógnita de la tercera Starship es si podrá sobrevivir a la reentrada atmosférica, ya que nunca ha alcanzado la órbita. El escudo térmico del cohete está hecho de miles de losetas octogonales de cerámica pegadas sobre el cuerpo de acero del cohete.

En los primeros dos vuelos se cayeron unas cuantas losetas durante el despegue, que fueron encontradas por personas caminando en la playa, probablemente arrastradas por el mar.

La Starship del tercer vuelo, cuyo número de serie es Ship 28, tiene un escudo más robusto en el que se ha inspeccionado cada loseta de forma individual para comprobar el pegamento, pero aun así se perdieron piezas durante el ensayo de encendido que se realizó el diciembre.

El propulsor que participará en este vuelo es el Booster 10. También tiene mucho que demostrar porque el anterior acabó estallando tras la separación de etapas y no consiguió completar su maniobra de amerizaje.

Así que el objetivo del tercer vuelo es cuádruple: llegar a órbita por primera vez, que no explote el propulsor, encender la nave en órbita desde el tanque superior, y demostrar que la nave puede efectuar una reentrada atmosférica segura sobre la costa de Hawái.

Elon Musk cree que Starship el tercer vuelo tiene "una buena probabilidad de éxito". Pero si no lo tiene, los prototipos Ship 29 y Booster 11 ya están listos y a la espera de su momento.

Imagen | SpaceX

En Xataka | Sabíamos que el Pentágono tenía interés en Starship. Ahora está negociando directamente tomar el control del cohete

Comentarios cerrados
Inicio