Algunos lanzamientos de SpaceX están abriendo agujeros en la atmósfera de la Tierra. Literalmente

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El fotógrafo Jeremy Pérez no dudó. Hace poco, mientras estaba en los Campos Volcánicos de San Francisco, se encontró con un espectáculo fascinante sobre su cabeza, un "resplandor rojo fluorescente", en sus propias palabras, que lo animó a desenfundar su cámara y sacar unas cuantas instantáneas. El fenómeno no duró ni 20 minutos, pero le permitió volverse a casa con algunas imágenes fascinantes que acabó publicando en la web especializada Spaceweather. Lo curioso es que lo que Pérez captó poco tenía que ver con auroras o cualquier otro fenómeno natural. Lo que probablemente teñía los cielos de un tono rojizo era resultado de algo bien distinto: un boquete abierto en lo alto de la atmósfera por Elon Musk.

Nos explicamos.

Un lanzamiento "resultón". Eso es lo que es resumen lo que ocurrió hace unos días en California. Desde allí, desde la Base de la Fuerza Espacial de Vandenberg, para ser más precisos, despegó el 19 de julio un cohete Falcon 9 que transportaba 15 satélites Starlink. La operación se completó sobre las 9 p.m. PDT, según los datos recogidos por Space.com. Hasta ahí todo normal. Nada que reseñar.

Lo realmente sorprendente llegó poco después, cuando a medida que el cohete ascendía por la atmósfera superior el cielo mostró un fascinante espectáculo rojizo, similar a una aurora y visible desde California y algunas partes de Arizona.

"Un resplandor rojo fluorescente". Así se lo describía más tarde a Spaceweather Jeremy Pérez, quien relata cómo después de que el cohete pasara sobre sus cabezas, "un resplandor rojo fluorescente se expandió hacia el sur y se cruzó con la Vía Láctea". Gracias a su posición en los Campos Volcánicos de San Francisco, al norte de Flagstaff, el fotógrafo logró "cazar" varias instantáneas del firmamento que demuestran que no exagera ni un ápice con su descripción. Pérez asegura que la luz fue visible durante aproximadamente 20 minutos.

Pero… ¿Qué era exactamente aquello? Probablemente la pregunta se la planteó más de uno de los testigos que pudieron disfrutar del fenómeno desde las zonas en las fue visible en California o Arizona. Más difícil es que se imaginaran la respuesta: el efecto que veían sobre sus cabezas lo había causado el cohete Falcon9. A medida que se elevaba, el Sol iluminó su columna de escape y dejó un fenómeno curioso: el brillo rojizo indicaría que abrió un agujero en la ionosfera.

"Revisé imágenes del lanzamiento. Muestra el motor de la segunda etapa ardiendo a 286 kilómetros cerca del pico de la región F de la ionosfera para esa hora del día. Por lo tanto, es muy posible que se haya hecho un 'agujero' ionosférico", explica a Spaceweather.com el físico Jeff Baumgardner, de la Universidad de Boston (BU).

¿Cuál es la razón del fenómeno? "Se trata de un fenómeno bien estudiado cuando los cohetes queman combustible a entre 200 o 300 kilómetros por encima de la superficie de la Tierra", abunda el experto de BU: "El resplandor rojo aparece cuando los fases de escape de la segunda etapa del cohete hacen que la ionosfera se recombine rápidamente". A medida que avanza, los motores del cohete dispersan agua y dióxido de carbono en esa capa de la atmósfera, reduciendo la ionización local hasta en un 70%. Luego una serie de reacciones entre iones de oxígeno y gases de escape produce un efecto que recuerda a las auroras.

Espectacular sí, pero no nuevo. No es la primear vez que ocurre. Como recuerda Live Science, los científicos saben que los cohetes pueden desencadenar este tipo de efectos desde al menos 2005, cuando un cohete Titán ocasionó "graves perturbaciones ionosféricas", y durante los últimos años se han anotado episodios similares. En agosto de 2017 otro Falcon 9 generó una gran brecha temporal en la ionosfera y en junio de 2022 otro de los cohetes de SpaceX causó un efecto similar sobre la costa este de EEUU, lo que dejó un espectáculo de luces rojas visible desde una amplia franja que se extendía de Nueva York a Carolina del Norte y Sur.

Llamativo y revelador. Como pudo comprobar Pérez, el espectáculo es llamativo, pero también un recordatorio del ritmo de lanzamientos de cohetes. La propia Spaceweather reconoce que si bien hubo un tiempo en que los "agujeros de perforación" ionosféricos eran poco frecuentes, han empezado a resultar cada vez más comunes a medida que se alcanza un número récord de lanzamientos gracias precisamente a empresas privadas como SpaceX. La ionosfera es la región de la atmósfera superior comprendida entre los 50 y 600 kilómetris de altitud y —recuerda la ESA— contiene átomos ionizados por la luz ultravioleta del Sol.

Los agujeros no representan una amenaza y se cierran al cabo de unas horas, a medida que los gases recombinados se vuelven a ionizar, aunque eso no significa que pasen inadvertidos. Y no solo por espectáculos como el que fotografió Pérez la semana pasada. "Los radioaficionados pueden notarlos cuando las señales de onda corta no saltan sobre el horizonte, atravesando agujeros en lugar de rebotar hacia la Tierra —abunda Spacesweather.com—. Las anomalías también pueden provocar errores repentinos en el GPS. Estos efectos pueden ser molestos, pero son de corta duración; la reionización se produce tan pronto como el sol vuelve a salir".

Imagen de portada: SpaceX

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