El último quebradero de cabeza de los astrónomos vuelve a ser Starlink: fugas de radiación electromagnética

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Los satélites de la constelación Starlink tienen una fuga. No es una fuga de combustible, ni tampoco una fuga de líquido refrigerante como hace unos meses la Soyuz acoplada a la Estación Espacial Internacional. La constelación fletada por SpaceX tiene una fuga de ondas de radio. Sigue siendo un problema.

Nuevo quebradero de cabeza. Un estudio reciente ha señalado que la constelación de satélites Starlink está causando un nuevo problema a los astrónomos. Estos aparatos estarían emitiendo ondas de radio de baja frecuencia en bandas reservadas para la radioastronomía.

Si ya los astrónomos habían señalado su preocupación por el hecho de que satélites como estos podían a su paso interrumpir las capturas de los telescopios ópticos, la interferencia ahora se extiende a otras formas de observación.

La investigación descarta que se trate de emisiones deliberadas sino que señala a posibles emisiones residuales causadas por los equipos electrónicos, el hardwareinterno de estos satélites.

Una radiación ya prevista. Los astrónomos tan solo han observado algo que ya habían predicho teóricamente, constatando así sus sospechas. “Talleres anteriores sobre ‘Cielos Oscuros y Sigilosos’ habían teorizado sobre esta radiación, nuestras observacines comfirman que es medible,” señalaba el ingeniero Federico di Vruno, del Observatorio SKA, en una nota de prensa.

Para su análisis, el equipo de astrónomos responsable del estudio recurrió a una red europea de radioantenas de baja frecuencia, LOFAR (Low Frequency Array). A través de esta red analizaron 68 satélites Starlink, en muchos de los cuales que detectaron estas “fugas electromagnéticas”. Los detalles del estudio han sido publicados en la revista Astronomy & Astrophysics.

“Con LOFAR, hemos detectado radiación entre los  110 and 188 MHz de 47 de los 68 satélites que fueron observados. Este rango de frecuencias incluyeuna banda protegida entre los 150,05 y 153 MHz, específicamente asignada a la radio-astronomía por la Unión Internacional de Telecomunicacione (ITU),” explicaba Cees Bassa, otro de los autores de la investigación

La importancia de las frecuencias. Esta no es la única banda de la discorrdia en el rango de las ondas de radio del espectro electromagnético. El rango de frecuencias entre los 10,7 y los 12,7 GHz a menudo usado por satélites de comunicación para transmitir información ya ha causado problemas a los astrónomos.

Las frecuencias de radio son de gran utilidad para quienes observan el universo puesto que son frecuencias que atraviesan sin mayor problema obstáculos como el gas y el polvo cósmico que impiden, por ejemplo, observar numerosos objetos en el espectro visible.

Sin embargo son también herramientas propensas a sufrir interferencias. Es por eso que los radiotelescpios suelen instalarse en lugares alejados de la población, en zonas que a menudo se aíslan de las señales de radio.

A tiempo para buscar solución. A pesar de ello los autores de la investigación son optimistas y creen que el problema se ha detectado a tiempo de buscar una solución. Según explican, han contactado ya con la empresa que se ha comprometido a trabajar en hacer sus satélites más “silenciosos”, evitando estas fugas, de forma semejante a como ya implementó mejoras para hacerlos menos reflectivos y con ello interfirieran menos con las observaciones de los telescopios.

Enjambres, más y mayores. SpaceX ha puesto ya en órbita millares de estos satélites de su constelación Starlink pero tan sólo es el comienzo. Es precisamente por ello que los astrónomos son optimistas de que problemas como éste vayan solucionándose conforme las nuevas generaciones avanzan.

Serán estas generaciones las que den el relevo a los actuales satélites. El futuro parece sonreír a las constelaciones de satélites. No sólo las empresas privadas han mostrado interés en las misiones basadas en múltiples satélites de menor tamaño, también agencias espaciales como la NASA.

Esto traerá problemas, sin duda, no sólo para astrónomos sino para los propios operadores de los satélites, que tendrán que lidiar con órbitas cada vez más masificadas y con la necesidad de preparar a sus satélites para frecuentes maniobras de evasión. Habrá que confiar en que los responsables vayan descubriendo formas sencillas de evitar estos problemas.

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Imagen | Daniëlle Futselaar/artsource.nl

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