El "megacohete" SLS está superando las expectativas de la NASA. Son buenas noticias para el futuro de Artemis

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Un pequeño paso para el Space Launch System (SLS), pero un gran paso para la exploración espacial y el objetivo de que podamos volver a pisar la Luna. La NASA está comprobando que el cohete SLS, apodado como “Mega Moon Rocket”, superó su primera prueba con éxito con el despegue de la misión Artemis I, a mediados de noviembre. Y los resultados invitan al optimismo. Son buenas noticias para el SLS, pero sobre todo para el programa Artemis, el ambicioso proyecto de exploración espacial que aspira a llevar a un humano de vuelta a la Luna e incluso, yendo más allá, establecer una presencia sostenible en la superficie y órbita del satélite.

El éxito del SLS se traduce en tranquilidad para Artemis.

¿Pero no había ido todo bien? Así es. Tras numerosos retrasos, sobrecostes y alguna que otra complicación de última hora que obligó a reubicar la fecha del inicio de Artemis I, el 16 de noviembre de 2022 el cohete SLS despegaba con la cápsula Orion desde el Kennedy Space Center, en Cabo Cañaveral, Florida.

La operación os la contamos en su día y, si bien no estuvo exento de retos técnicos, la maniobra marchó en apariencia según lo esperado. Arrancaba la misión Artemis I, que algunas semanas después, el 11 de diciembre, lograba otro hito crucial con el amerizaje de la cápsula Orion en aguas del Pacífico tras su periplo espacial.

¿Entonces, qué ha dicho ahora la NASA? Durante el debut del SLS, en noviembre, la NASA recabó una cantidad ingente de datos que se ha dedicado a evaluar y examinar desde entonces. Y si bien aún maneja una "revisión inicial", sus responsables han querido lanzar ya un mensaje optimista. Es importante porque el material del que dispone la NASA es más que respetable. Según precisa, durante las fases de prelanzamiento y lanzamiento los ingenieros del Centro de Vuelo Espacial Marshall de la NASA en Huntsville, Alabama, recolectaron algo más de cuatro terabytes de datos e imágenes a bordo del “Mega Moon Rocket”.

A mayores se recabaron 31 terabytes de datos de imágenes de cámaras terrestres, en el propio cohete y otras aéreas enfocadas en el SLS. A modo de referencia, todo el material impreso de la Biblioteca del Congreso de EEUU ocupa 20 terabytes.

¿Y qué ha concluido exactamente? Pues tras estudiar el material el organismo ha concluido que el SLS “cumplió o superó todas las expectativas de rendimiento”. “Los ingenieros  examinan ahora más en detalle el rendimiento del cohete lunar para preparar las primeras misiones Artemis tripuladas”, abunda la agencia espacial en una nota, que abunda: “Los datos preliminares posteriores al vuelo indican que todos los sistemas SLS funcionaron de forma excepcional y los diseños están listos para soportar un vuelo tripulado en Artemis II”.

¿Qué lectura hace la NASA? “El SLS ha sentado las bases de la Generación Artemis y el futuro de los vuelos espaciales en el espacio profundo”, explica John Honeycutt, del programa SLS: “La correlación entre en rendimiento real del vuelo y el previsto para Artemis I es excelente. Hay ingeniería y un arte en construir y lanzar con éxito un cohete. Y el análisis del vuelo inaugural coloca a la NASA y sus socios en una buena posición para impulsar misiones de Artemis II y posteriores”.

¿Por qué es importante? Porque, como se encarga de subrayar la agencia, constatar que los resultados han sido satisfactorios no sirve solo para dejar buen sabor de boca sobre Artemis I. Su importancia va más allá: SLS es una pieza crucial para Artemis, con lo que su éxito son buenas noticias para uno de los programas espaciales más ambiciosos: prevé una segunda misión tripulada a la órbita lunar —la primera no lo fue— y otra posterior, también con astronautas a bordo, que contempla ya un alunizaje. Todo esto a lo largo de los próximos años.

“Los datos que obtuvimos de Artemis I son fundamentales para generar confianza en este cohete para enviar a la humanidad de regreso a la Luna”, reflexiona John Blevins, ingeniero jefe de SLS: “El equipo usará lo que aprendamos de esta prueba para mejorar futuros vuelos del cohete y ya estamos tomando lo que hemos aprendido sobre operaciones y ensamblaje para agilizar futuras misiones”.

¿Sabemos algo más? La NASA ha dejado alguna otra pincelada técnica. Las cámaras y sensores permitieron monitorear también la respuesta del SLS durante sus maniobras en el espacio, información que los ingenieros pudieron acompañar con datos sobre las temperaturas extremas y sonidos que afrontó el cohete tras el despegue. Entre otras cuestiones, comprobaron que las presiones y temperaturas internas clave del motor estaban dentro del dos por ciento de lo previsto.

“En vuelo, la etapa central del SLS ejecutó con éxito todas sus funciones e insertó la nave espacial ICPS y Orion en una órbita terrestre inicial de 972,1 millas por 16 millas. El inserción se situó a solo 2,9 millas del objetivo diana perfecto de 975 por 16 y dentro de los parámetros aceptables”, abundan los técnicos de la agencia.

Imagen de portada: NASA

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