¿Para qué buscar vida extraterrestre si podemos encender un foco, sentarnos en el porche y esperar? Eso es lo que parece haberse preguntado James Clark, profesor de astronáutica del MIT, en un nuevo estudio que publica hoy Astrophysical Journal y que estudia la viabilidad de construir una enorme baliza láser que pueda verse a 20.000 años luz de distancia.
Según sus datos, basta con dirigir un láser de dos megavatios de potencia enfocado a través de un telescopio masivo de entre 30 y 45 metros para que el haz sea lo suficientemente fuerte como para distinguirse del Sol.
Al alcance de la mano
He usado el “basta” a propósito. Lo más interesante de la propuesta de Clark es que se podría poner en marcha de con la tecnología actual. "Este sería un proyecto desafiante pero no imposible", explica Clark. "Los tipos de láseres y telescopios que se están construyendo hoy pueden producir una señal detectable".
Según sus cálculos, ya tenemos un láser con esas características: el (actualmente fuera de servicio) Airborne Laser del Ejército del Aire estadounidense. Y aunque no tenemos telescopios de ese tamaño, el Telescopio Extremadamente Grande del Observatorio Europeo del Sur tiene 39 metros y está ahora mismo en construcción.
Un telégrafo (óptico) interespacial
El objetivo de Clark es doble: por un lado, diseñar un sistema para que esos teóricos astrónomos alienígenas nos localicen con realizar un estudio de nuestra sección de la Vía Láctea. Y, por el otro, crear un instrumento para comunicarnos con ellos.
El láser no solo sería una enorme baliza en mitad de la oscuridad del espacio, sería también el primer gran sistema de comunicación interespacial: una suerte de telégrafo óptico con el equivalente espacial al código Morse. Como señalaba el propio Clark, “podríamos enviar un mensaje a una velocidad de datos de unos pocos cientos de bits por segundo y que tardaría unos pocos años en llegar”.
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