La misión OSIRIS-Rex alcanzaba ayer un importante hito: traer a la Tierra muestras de polvo y rocas recopiladas de la superficie del asteroide Bennu. Lo que podría considerarse la culminación de una misión de siete años es tan solo un paso intermedio. Aún queda misión por delante.
Un paseo de siete años. OSIRIS-Rex despegó en 2016 con dirección a Bennu, un asteroide cercano a la Tierra de poco menos de medio kilómetro de diámetro al que llegaría a finales de 2018. Las muestras que recogió ahí en 2020 ya se encuentran a buen recaudo en una “sala blanca” en un hangar del campo de entrenamiento y pruebas en Utah, donde están sujetas a un flujo constante de nitrógeno para evitar cualquier tipo de contaminación.
Analizar las muestras. El paso inmediato a la llegada de las muestras resulta evidente: hay que analizarlas. OSIRIS-Rex llegó con aproximadamente 250 gramos de regolito del asteroide (la cantidad exacta de polvo y rocas recogidos ni se sabe con exactitud). A lo largo del día de hoy las muestras serán transportadas de su primer destino en el hangar hasta el Johnson Space Center de la NASA, situado en Houston.
Será ahí cuando se pesen e inventaríen las muestras para ser repartidas con destino a varios laboratorios en el mundo. La NASA dará nuevas noticias sobre el material traído el día 11 de octubre.
OSIRIS-Rex no es la primera misión en estudiar el regolito de un asteroide ni en traerlo de vuelta. Las misiones de la Agencia Espacial Japonesa Hayabusa (aunque se trató de una pírrica muestra de microgramos) y Hayabusa2 (que recogió algo menos de seis gramos) lograron esto. La misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea también recogió muestras de un asteroide, pero realizó su análisis in situ.
Nuevo encuentro. Las muestras llegaron a la Tierra en una cápsula diseñada para sobrevivir las duras condiciones de reentrada a la atmósfera. Esta cápsula fue soltada por la sonda espacial encargada de la misión OSIRIS-REx, una sonda que ya tiene nueva misión: OSIRIS-APEX.
Si OSIRIS-REx hacía referencia a Origins Spectral Interpretation Resource Identification Security – Regolith Explorer; el nuevo nombre pasa a darnos una pista sobre su nuevo destino: Apophis Explorer.
Apophis Explorer. La sonda partirá por tanto en dirección a su próximo destino, el asteroide 99942 Apophis, una roca cuya trayectoria generó hace un tiempo cierto grado de alarma al encontrarse cerca del rumbo de colisión con la Tierra. Riesgo que hoy en día ya está descartado.
La nave comenzará una compleja maniobra que la llevará primero al interior del sistema solar para acercarlo a su nuevo destino en primavera del 2029. La nueva misión no abarca una recogida de muestras, la sonda acompañará y estudiará desde la distancia el asteroide durante 18 meses.
Protegernos de asteroides. Aunque la probabilidad de que alguno de estos asteroides se estrelle contra nuestro planeta en los próximos 100 años es muy escasa, estudiarlos puede ayudarnos a proteger nuestro planeta del impacto de objetos similares. Conocer las propiedades de la materia que compone estos asteroides nos podría permitir en el futuro diseñar misiones con el fin de desviar este tipo de amenazas.
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Imagen | NASA/Keegan Barber
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