La pérdida de Rusia de su mercado de petroleo más cercano (el europeo) ha supuesto un revés para su economía. Para contrarrestarlo, tal y como hemos contado en otros artículos en Magnet, el Kremlin ha afianzado una alianza comercial con algunos países de Asia (China e India), a los que suministra petroleo desde los puertos de su litoral occidental a través de una flota fantasma de buques pequeños que pasan muy cerca de España, a través del estrecho de Gibraltar y el norte de Ceuta.
Sin embargo, esta flota en la sombra no es lo suficientemente grande como para transportar todo su crudo a Asia. Putin necesita necesita grandes petroleros. Y eso supone una amenaza para el comercio mundial.
Desde el principio. Antes de la invasión de Ucrania, la mayor parte del petroleo ruso se destinaba a clientes europeos. Hablamos de ingentes cantidades que rozaban los 1,6 millones de barriles al día. Tal envergadura de comercio hizo que Moscú se pasase gran parte de la década de 1990 construyendo una red masiva de barcos y una infraestructura acorde. Algunos ejemplos fueron la inauguración de la terminal petrolera de Primorsk en 2001, seguida de Ust-Luga una década después.
Sin embargo, que Rusia haya perdido ahora su mercado europeo por la guerra (y las sanciones de la Unión Europea) ha hecho que tenga que apoyarse en otros países de Asia, desviando sus cargamentos principalmente a China e India. Y eso implica recorrer más distancia en el mar. Mucha más: unos 14.000 kilómetros más, o el triple de lo que recorrían antes.
¿Qué significa? Que los viajes más largos también requieren de más barcos para mantener el nivel de envíos. Y lo que es más importante: de barcos más grandes y capacitados para largos recorridos. Empresas aliadas (o interesadas) de Moscú construyeron una "flota fantasma" de petroleros para mantener las exportaciones en movimiento. Pero la mayoría de estos barcos son pequeños y antiguos, cuyos nuevos propietarios son en su mayoría desconocidos, y están incrementándose en aguas internacionales.
Rusia necesita barcos. Hace un mes, The Financial Times hablaba en este artículo de que Rusia había acumulado silenciosamente una flota de más de 100 petroleros antiguos para esa misión, para precisamente eludir las restricciones occidentales sobre las ventas de petróleo ruso. Pero tal y como apuntan recientemente los expertos, Rusia aún necesita una flota internacional para transportar su crudo a India y China. Es decir, Rusia seguirá necesitando barcos de propiedad europea para transportar.
Y eso les llevará a buscar más barcos en el mercado de segunda mano para asegurar una mayor parte del lucrativo comercio con India. También esta escasez de medios y la elevada demanda les obligará a vender algunos cargamentos por debajo del límite de 60 dólares por barril impuesto junto con la prohibición de importación de la UE.
Un problema para todos los demás. Sin embargo, reunir una flota valorada en 2.200 millones de euros para mantener el flujo de las exportaciones es algo que afecta al comercio mundial. Hablamos de que Rusia se está haciendo con entre el 10 % y el 12 % de la flota mundial de petroleros. La mayoría de ellos no están en buenas condiciones y son viejos, algo que como comentamos en Magnet, pone en peligro los ecosistemas marinos por donde pasan, como es el caso del sur de España.
El cambio de manos a compradores no identificados a precios descomunales el año pasado han evidenciado cómo Putin está reuniendo toda una red masiva de transporte para eludir las sanciones. Y ahora, a medida que aumentan algunas tarifas de los transportistas, Europa se pregunta si alguna vez volverán a servir al resto de países.
¿Por qué? Aún si abandonan permanentemente el mercado internacional o lo evitan temporalmente, el resultado podría ser costes de envío más altos para la competencia de Rusia. "Estos barcos estarán dedicados a esos comercios en la sombra y de facto eliminados de los mercados en los que nos encontraríamos", explicaba Gernot Ruppelt, director comercial de Ardmore Shipping, en este artículo de Bloomberg.
De hecho, los buques cisterna de combustible refinado de Rusia ya están impactando en el suministro de embarcaciones en otros países, según explican los funcionarios de corretaje marítimo. Y más amenazante es la cantidad ingente de barcos de todo el mundo que está utilizando Rusia. Es decir, si el comercio sigue interrumpido y la flota aliada de Rusia no vuelve a servir a los mercados occidentales, el coste de transportar combustibles como gasolina y diésel seguirá siendo muy alto. Algo que nos afecta de lleno al resto de países.
Imagen: Flickr
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