Llevábamos desde 1942 buscando una enorme masa de agua en el Atlántico. Unos científicos han logrado localizarla

Esta balsa de agua puede distinguirse del resto del océano por su temperatura y salinidad

Oceano
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En la década de 1940 los científicos descubrieron dos curiosas zonas en el océano, dos grandes masas de agua cuyas características destacaban en comparación con el agua a su alrededor. Una estaba en el océano Pacífico y la otra en el Índico. Las llamaron las masas de agua ecuatorial y un enigma surgió: ¿había una masa igual en el Atlántico? ¿Dónde estaba?

La masa atlántica. Ahora unos científicos han respondido a estas preguntas: la masa de agua ecuatorial atlántica existe. Y está situada donde cabría esperar, entre la costa brasileña y el golfo de Guinea.

Las apariencias engañan. El mar no es una masa inmensa y homogénea de agua. Es inmensa, sí, pero de homogénea tiene poco. En el océano podemos distinguir distintas zonas donde las aguas tienen características distintas a las del agua que la rodea.

Estas masas de agua pueden variar en aspectos como la salinidad o la temperatura y en la densidad (la cual está vinculada con la presencia de sal y de calor en las masas de agua). Parte del agua de los océanos está, también, en movimiento más o menos constante en forma de corrientes.

Una masa de agua “perdida”. A mediados del siglo XX, quienes investigaban estas masas y corrientes observaron dos de estas regiones, una en el océano Pacífico y la otra en el Índico. Las “masas de aguas ecuatoriales” se forman en las inmediaciones de la línea ecuatorial al entremezclarse las masas de agua del hemisferio norte y sur.

Para los oceanógrafos resultaba extraño que este tipo de masa de agua estuviera presente en el Pacífico y en el Índico pero no en el Atlántico. Al fin y al cabo la circulación ecuatorial y la forma en la que se entremezclan las aguas en los tres océanos no es muy distinta entre sí.

Argo. Ahora sabemos hasta qué punto son semejantes los tres océanos, gracias en buena medida a un macroproyecto de investigación oceanográfica: Argo. Los responsables del hallazgo aprovecharon la red de balizas desplegada por este proyecto y los datos enviados por esta extensa red de sensores subacuáticos para encontrar esta misteriosa masa de agua.

Gracias a esta red los investigadores lograron apreciar una región con una relación distintiva entre temperatura y salinidad: la mancha atlántica. Recientemente el equipo responsable ha publicado un artículo resumiendo su investigación en la revista Geophysical Research Letters.

¿La última pieza del puzzle? Ahora Este hallazgo de la escurridiza masa ecuatorial atlántica permite a los oceanógrafos obtener una visión mucho más precisa de las circulaciones y corrientes que afectan a las aguas del océano Atlántico y por ende del resto de aguas de nuestro planeta.

“Las nueva masa de agua identificada nos ha permitido completar (o al menos describir más precisamente) el patrón fenomenológico de las masas de aguas del Océano Mundial,” detallaba para Live Science Viktor Zhurbas, uno de los autores del estudio.

Zhurbas también explica cómo es posible que una característica así hubiera pasado desapercibida durante cerca de 8 dácadas. Según el investigador, resulta fácil con fundir las aguas de esta masa ecuatorial con otra masa, la de las Aguas Centrales del Atlántico Sur. Distinguirlas solo fue posible gracias a la red de sensores desplegada por Argo.

Mejores modelos climáticos. Entender mejor las circulaciones marinas puede ayudar a muchas otras disciplinas como la biología marina. Un importante uso de este nuevo conocimiento será el de poder refinar los modelos climáticos, ya que la circulación atmosférica está intrínsecamente ligada con las condiciones oceánicas, incluyendo la temperatura de las aguas.

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Imagen | Thach Tran

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