Que Qualcomm acabe comprando a Intel parece casi imposible: la pregunta es cómo hemos llegado hasta aquí

  • La empresa dirigida por Pat Gelsinger afronta la peor crisis de su historia

  • Qualcomm parece querer aprovechar la oportunidad para hacerse con ella, algo impensable hace pocos años

  • Los obstáculos que plantea una operación de esta magnitud son colosales

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El pasado viernes llegaba una noticia bomba al mundo de la tecnología: Qualcomm está barajando comprar Intel. La filtración que llegaba a The Wall Street Journal convertía en realidad algo que parecía imposible. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Tres años terribles. Es una buena pregunta, y ciertamente nadie hubiera dicho que algo así fuera factible hace unos pocos años. En septiembre de 2021, por ejemplo, Intel tenía una capitalización de mercado de unos 220.000 millones de dólares. Ya entonces las cosas no pintaban bien, y eso que lo peor de la pandemia parecía haber quedado atrás. 

Captura De Pantalla 2024 09 23 A Las 10 04 01 En el último cuarto de siglo la capitalización de mercado de Intel ha sido realmente errática. Fuente: CompaniesMarketCap.com

Todo parecía prometedor. No para Intel, que unos meses antes había cambiado de CEO y había recuperado al veterano Pat Gelsinger. Este directivo pareció tomar inicialmente decisiones prometedoras como la de adoptar la estrategia de TSMC y abrirse a otros clientes para fabricar también sus chips. De hecho en julio de 2021 Intel planteó comprar GlobalFoundries, una de sus grandes rivales en fabricación de chips, por 30.000 millones de dólares

Batallas perdidas. Sin embargo todo parecía salir mal en Intel, que a pesar de sus buenas intenciones y llamativas promesas, no lograba levantar cabeza. Sus gráficas Intel Arc nunca han acabado de cuajar, pero el problema real ha estado en sus dos grandes negocios: la fabricación y el desarrollo de nuevos procesadores. Meteor Lake, que planteaba un salto notable, no ha acabado de cumplir sus promesas, y ahora queda por ver qué pasara con la también prometedora familia Lunar Lake.  

A Intel le crecen los enanos. Los ambiciosos proyectos de Intel para crear nuevas fábricas, por ejemplo en Europa, no acaban de cristalizar, y no han parado de sufrir altibajos. Los últimos avances en fotolitografía le ha dado muchos quebraderos de cabeza a Intel, que no ha logrado atraer a potenciales clientes como Apple, y que por ejemplo se saltará el nodo 20A para reducir gastos. 

¿Cómo era eso de la IA? Pero si ha habido un segmento en la que Intel parece especialmente perdida es en el de la inteligencia artificial. NVIDIA ha conquistado el mercado con sus gráficas especializadas. y solo en los últimos meses Intel parece tener opciones de recortar terreno de la mano de Gaudi 3, sus nuevos chips especializados. El problema es que Intel no compite solo contra NVIDIA, sino con AMD, y todas las Big Tech, que están preparando sus propios chips para independizarse (al menos, en parte) de la compañía de Jensen Huang.

A grandes males, grandes remedios. La mala marcha del negocio ha hecho que en las últimas semanas Intel haya puesto en marcha medidas drásticas para recortar gastos y recuperar el rumbo. Los despidos masivos son parte fundamental de la nueva estrategia, pero a ella se suman recortes en inversiones y aplazamiento de proyectos como la construcción de nuevas factorías en Europa. Su último gran anuncio es, eso sí, esperanzador: Intel planea crear un spinoff de su negocio de fabricación de chips, algo que hace 15 años le funcionó a AMD.

Qualcomm, a por Intel. Los datos aparecidos sobre esa potencial operación de adquisición son desde luego sorprendentes, pero una cosa es cierta: hoy por hoy Qualcomm tiene una capitalización bursátil que es el doble de la Intel. El músculo financiero está ahí, aunque la compra parece tan gigantesca como complicada. Financieramente Qualcomm debería tener un sólido respaldo y debería ganarse tanto el apoyo de sus inversores como el de los de Intel.

Reguladores y competencia. Pero además hay otro obstáculo gigantesco a la vista. Se trata del escrutinio regulatorio. Los reguladores podrían decidir —con razón— que tal operación reduciría la competencia. Es cierto que estas dos empresas no compiten directamente: Qualcomm se orienta esencialmente a dispositivos móviles (aunque eso está cambiando), mientras que el negocio de Intel está en PCs, portátiles y servidores. Sin embargo, la operación probablement etendría un impacto enorme en la industria y consecuencias difíciles de anticipar.

Imagen | Intel

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