La Guerra de Ucrania ha provocado una respuesta casi unánime en todos los sectores comerciales e industriales. Rusia está quedando como una nación paria y aislada en muchos ámbitos, y empresas tecnológicas como Google, Apple o Meta (con Facebook e Instagram) no están operando allí. Uno de los sectores que también ha decidido cortar lazos con Rusia es el del cine, pero los empresarios rusos han acudido a una solución singular y polémica.
Sanciones por doquier. Más y más empresas han abandonado su actividad en Rusia desde el inicio de su invasión a Ucrania. Netflix, Ikea o Apple son algunos ejemplos de una tendencia que se ha contagiado en el mundo occidental. Se esperaba que la economía rusa se viera muy afectada, y aunque de momento parece aguantar, los efectos de ese bloqueo multitudinario podrían manifestarse más temprano que tarde.
Hollywood dice basta. La industria del cine y los contenidos en EEUU también ha decidido cortar relaciones con Rusia. No solo hablamos de cómo Netflix o Spotify ya no dan servicio allí: estudios como Paramount, Warner Bros. y Sony anunciaron la suspensión del envío de nuevas cintas a Rusia. Eso significa que en Rusia no pueden estrenar lanzamientos como 'The Batman' de forma oficial.
Rusia se queja. La Asociación de Propietarios de Cines en Rusia, un organismo que aglutina 700 salas y 2.600 pantallas, emitió un comunicado en el que indicó cómo estas acciones amenazaban con el colapso de esta industria, que no se puede sostener solo con producciones nacionales.
"Desgraciadamente, la cantidad y la calidad de las películas rusas que se estrenan al público no satisfacen toda la demanda de contenidos de los cines", explicaban sus responsables. Se espera una caída del 80% de los ingresos, y ahí es donde entra la llamativa solución de algunas salas.
Bittorrent al rescate. A finales de abril se produjo la sorpresa. A pesar del veto de Hollywood, varias redes sociales que siguen operando en Rusia (VK y Telegram) indicaron el inminente estreno en algunas salas de películas como 'The Batman' o 'No mires arriba'.
Entradas a 500 rublos (unos 7 euros) por ver películas que Hollywood no había enviado. Esos cines las habían descargado ilegalmente vía Bittorrent para luego reproducirlas. La práctica está condenada en Rusia, pero algunas salas venden esas entradas argumentando que son emisiones en las que además se debate sobre la salida de Hollywood del mercado ruso.
Condena unánime, incluso de los rusos. El organismo antes mencionado ha condenado la práctica, aunque comentan que "entendemos que esos casos han sido provocados por el pánico en la industria". Lo cierto es que las sanciones de todas estas empresas de contenidos han provocado una escalada de la descarga de contenidos de forma ilegal. Todos ellos infringen los derechos de autor, pero en Rusia han aprobado ignorar el copyright ante las sanciones, algo que parece favorecer ese escenario.
En The New York Times citaban las palabras de Habbilen Halychev, un director de teatro que organizó uno de esos estrenos clandestinos: "hace dos meses esto hubiera sido imposible. Ahora puedes descargar una película usando torrents, vender entradas ¿y qué pasa? No hay consecuencias".
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