Aquel 6 de junio de 1984 Alexéi Pázhitnov no tenía ni idea de lo que tenía entre manos. Encendió su ordenador Electronika 60 —un clon ruso de la DEC PDP-11— y ejecutó aquel juego que había estado desarrollando con la ayuda de Dmitri Pavlovski y Vadim Gerasimov.
Aquel juego se llamaba Tetris, y cuando Pázhitnov lo desarrolló ni siquiera tenía gráficos: las piezas estaban formadas por bloques que a su vez estaban simbolizados con corchetes. Lo importante del juego -el más difícil del mundo, decían algunos-, por supuesto, no era eso: no había forma de parar de jugar.
Los gráficos no importaban
Treinta y cinco años después el legado de Tetris sigue presente. Aquel juego, cuyo nombre venía de la combinación de las palabras "tetrominó" (las figuras geométricas utilizadas en el juego) y "tenis", se convirtió pronto en una leyenda.
Pasó dos años sin traspasar las fronteras rusas, pero cuando por fin lo hizo el fenómeno explotó con diversas versiones -entre las más recientes está Tetris 99, con un modo Battle Royale-, aunque su éxito arrollador en las máquinas recreativas de los 80 fue lo que llevó ese fenómeno al rango de leyenda.
El propio Gerasimov contaba su versión de los hechos -una menos benevolente con Pázhitnov- y destacaba cómo la primera versión de Tetris para MS-DOS fue lanzada pocos días después de que el prototipo se terminara en el Electronika 60.
Usaron Pascal para aquella versión, y al contrario que la del Elektronika sí tenía gráficos básicos con bloques de color. Como se ve en la captura, la versión original era monocromática (verde sobre negro) en una pantalla alfanumérica.
Como afirmaba Gerasimov, "sorprendentemente, el juego era jugable y adictivo incluso en esa forma". Enseguida se dieron cuenta de su potencial, aunque fue Pázhitnov el que acabaría llevándose la gloria.
El resto, como suele decirse, es historia.
Vía | Kote en Twitter
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