Pocas cosas visten más a un evento de tecnología que los robots. En GITEX, que ha anunciado una futura edición en Europa, hemos podido ver varios robots, desde entrañables robots de ayuda y guía hasta perros robóticos de todos los tamaños y colores, pero hay uno que nos ha llamado mucho la atención por ser 1) el que más rápido anda del mundo y 2) por estar pensado para jugar al fútbol. Y sí, lo hemos podido conocer muy de cerca. Y no solo al robot, sino a su creador.
Y es que los dos protagonistas de este artículo son ARTEMIS y Dennis Hong. Dennis Hong es ingeniero mecánico y especialista en robótica. Trabaja como profesor de mecánica e ingeniería espacial en la UCLA y es el fundador de RoMeLa (Robotics & Mechanisms Laboratory). ARTEMIS es su gran creación, un robot de apariencia semihumanoide capaz de andar, correr, saltar y jugar al fútbol. Y sí, que juegue al fútbol tiene mucho sentido.
El furbo’
Si echamos un vistazo al diseño del robot, veremos que poco o nada se parece a otros robos como el de Tesla o el de Xiaomi. No es tan estético, pero sí conserva esa apariencia semihumanoide. ¿Por qué? Según Dennis Hong, porque “la forma sigue la función”. “Tengo un sueño, en el que en el futuro los robots caminarán entre nosotros en estos ambientes [refiriéndose a la feria]”. Para ello, el robot tiene que ser como un humano porque los entornos están diseñados y desarrollados, precisamente, para humanos. Pensemos en escaleras, pomos de puertas, etc.
Además, en esta utopía robótica, seguramente queramos que un futurible robot en casa nos eche una mano, y para ello el robot ha de ser capaz de llevar a cabo las mismas tareas que nosotros sin que haya que cambiarlo todo. Un ejemplo práctico que pone Hong: “Si queremos que un robot nos traiga una cerveza, queremos que pueda abrir nuestro frigorífico, no que tengamos que comprar un frigorífico que el robot pueda usar”. De ahí la idea de desarrollar un robot humanoide que, en este caso, lleva en el horno desde 2018.
El robot mide lo que una persona de baja estatura y pesa unos 38 kilos. La clave de su diseño está en cómo funciona, y es que la inmensa mayoría de robots usan motores servo, algo que, desde el punto de vista de Dennis, es ideal para “movimientos precisos y rígidos”, pero no para el movimiento de las piernas. En su lugar, los actuadores de ARTEMIS están diseñados para emular el funcionamiento de los músculos humanos. Los actuadores son eléctricos en lugar de hidráulicos, permitiendo que, en palabras de Dong, “haga menos ruido, sea más eficiente y más limpio”, ya que los “sistemas hidráulicos son conocidos por las filtraciones”. “Esa es la clave de su excelente equilibrio al caminar por terrenos irregulares y de su capacidad para correr, levantando los dos pies del suelo mientras se mueve”, afirma.
Eso le permite al robot caminar a 2,1 metros por segundo, el más rápido del mundo. Desgraciadamente, no pudimos verlo por nosotros mismos, ya que el espacio para la demo era reducido y el robot estaba siendo controlado de forma manual. De hecho, lo estaban controlado con una Steam Deck corriendo Linux. También saben que puede correr, pero no a qué velocidad ni por cuánto tiempo porque no tienen espacio en el laboratorio para probarlo. Algo que tampoco saben es su autonomía, en tanto que no han llegado nunca a agotarla por motivos de seguridad.
Lo que sí puede hacer y, de hecho, hace, es jugar al fútbol. RoboCup es un proyecto fundado en 1997 con el objetivo de promover el avance en robótica y una de las competiciones que hay en esta iniciativa es la RoboCupSoccer, una competición de fútbol con robots autónomos. Hay diferentes ligas (robots pequeños, robots grandes, robots humanoides…) y es una especie de benchmark para robots. Una prueba para ver cómo se desenvuelven los robots por sí solos en entornos controlados y exigentes en el que se pueden “comparar diferentes tecnologías. Y es una competición, así que es divertido también y a la gente le encanta", explica Hong.
Que el robot tenga esta forma y diseño no es casualidad. La RoboCup tiene una serie de normas y estándares (aquí en PDF) que todos los participantes deben cumplir. Por ejemplo, “todas las acciones del robot deben ser cinéticamente equivalentes a los movimientos humanos” o que los robots tengan “sensores que tengan un equivalente en los sentidos humanos. Estos sensores deben colocarse en una posición aproximadamente equivalente a la ubicación de los sensores biológicos del ser humano”. ¿Sería más fácil para el robot tener un ojo trasero para ver a sus compañeros? Sí, pero los humanos, desgraciadamente, no lo tenemos. Este es el motivo por el que ARTEMIS tiene cámaras duales y no LiDARs, que lo harían todo más fácil, o cinco patas.
En lo que a movimiento se refiere, el robot no usa inteligencia artificial para todo, sino que está basado en un modelo. “Sin embargo, sí tiene IA en términos de autonomía, tiene visión estéreo para reconocer objetos”, apunta Dennis, aunque todo lo relacionado al movimiento está basado en un modelo. Dennis nos cuenta que el robot también es capaz de saltar, pero dado que solo usa el 40% de su capacidad por motivos de seguridad, lo hace a poca altura, prácticamente un palmo de altura.
Y todo suena bastante bien, pero yendo un poco más allá, le preguntamos a Dennis por las limitaciones de ARTEMIS. “Hay un montón de cosas que tenemos que averiguar. Ahora estamos trabajando en el movimiento local intentando que se mueva con las dos piernas […] y bueno, míralo, ni siquiera tiene manos”.
También nos cuenta que el robot no se cae (y ver a Dennis pegarle una patada al robot en movimiento y ver cómo aguanta es impresionante), “pero algún día se caerá”, asegura el ingeniero. “Lo que hay que ver ahora es cómo hacemos para que se caiga con seguridad, y si se cae, cómo hacer para qué se levante otra vez”.
Y claro, podríamos pensar que teniendo el modelo a imitar justo frente al espejo (es decir, nosotros mismos), sería más fácil emular nuestro comportamiento y hacer que el robot se recupere como lo haríamos nosotros. Lo cierto es que no es tan fácil, porque de la misma forma que hay mil formas de caerse, hay mil formas de levantarse e infinidad de factores a tener en cuenta.
¿Robots entre nosotros? Espera…
Dennis nos cuenta que si le hubiéramos hecho esa pregunta hace tres años, nos habría dicho que “tendría suerte de estar vivo para verlo”. Sin embargo, se lo hemos preguntado ahora, y ahora opina que será “mucho antes de lo que pensaba”, pero no puede dar un fecha porque, bueno, hay flecos que resolver. “Incluso teniendo la tecnología ahí, hay muchos otros problemas: costes […] y seguridad”.
Porque seamos francos, la idea de tener un robot en casa que limpie el polvo (no el del suelo como un robot aspirador, sino el de las encimeras que tanta pereza da) o planche suena bien, demasiado bien. Sin embargo, lo que no suena tan bien es que este robot pueda caerse encima de algo o alguien y aplastarlo. Pensemos en que el sistema de detección de objetos falle, no vea a nuestra mascota y el robot se caiga encima.
De momento, tendremos que conformarnos con nuestro robot aspirador o pequeños robots como Amazon Astro. Además, cabe esperar que las primeras aplicaciones de los robots humanoides sean en entornos comerciales o peligrosos para realizar tareas pesadas. Ha habido avances, pero desgraciadamente, el polvo del mueble del salón o lo quitamos nosotros o, por ahora, no lo va a quitar nadie.
Imágenes | Xataka
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