Tenemos un nuevo aliado para comprender el Alzheimer o la epilepsia: este alucinante mini microscopio de solo 2,5 centímetros y cuatro gramos

Tenemos un nuevo aliado para comprender el Alzheimer o la epilepsia: este alucinante mini microscopio de solo 2,5 centímetros y cuatro gramos
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Pesa menos que un caramelo y no levanta más que la concha de un caracol, pero el “miniscope”, un diminuto microscopio desarrollado en la Universidad de California (UCLA), puede ayudarnos a desvelar misterios sobre el cerebro o incluso el Alzheimer, la epilepsia o el autismo.

Investigadores de la UCLA acaban de recibir una subvención de cuatro millones de dólares del National Institutes of Health (NIH), la principal agencia de investigación médica estadounidense, para perfeccionar y fabricar nuevas versiones de su “miniscope”, diseñado hace años y que a lo largo de la última década se ha empleado ya en más de medio millar de laboratorios de todo el mundo.

Ahora su objetivo es diseñar y ensamblar dos nuevos prototipos que —precisa la universidad— entre otros adelantos permitirán a los científicos “escudriñar mucho más profundamente” en el cerebro.

Objetivo: conocer mejor el cerebro

“Se trata de herramientas importantes que pueden resultar transformadoras para cualquiera cuestión neurocientífica que requiera observar la actividad de grandes poblaciones de células cerebrales en animales que se comportan libremente”, señala el doctor Peyman Golshani, profesor de la UCLA.

Una de las grandes ventajas del diminuto microscopio es su tamaño, tan reducido que cabe perfectamente en la palma de una mano. El dispositivo pesa menos de cuatro gramos y su altura ronda los 2,54 centímetros. Tan pequeño es que puede encajarse en una placa base implantada en la parte superior de la cabeza de un animal y recabar datos sobre su actividad neuronal. El material recogido se envía luego a una computadora a través de un pequeño cable.

Que los investigadores puedan manejar la herramienta con ese amplio nivel de flexibilidad les permite recabar datos sobre el funcionamiento del cerebro en contextos que abren un mundo de posibilidades, como en plena interacción de un animal con otros de su comunidad.

“Mientras antes la actividad neuronal solo podía observarse con microscopios mucho más grandes y pesados que debían fijarse en su sitio, el ‘miniscope’ permite estudiar la función cerebral en animales libres para explorar su entorno y está ayudando a desvelar nuevos conocimientos sobre el comportamiento social, la memoria y las enfermedades neurológicas”, detalla la UCLA.

Los investigadores pueden utilizarlo para estudiar la actividad neuronal en animales sanos o analizar cómo se comporta su cerebro en diferentes contextos. Otra de sus ventajas más relevantes es que puede emplearse con modelos de ratones y ahondar en el origen y tratamiento de trastornos neurológicos, como el Alzheimer, la epilepsia o el autismo.

Al igual que con las versiones anteriores los investigadores de la UCLA plantean compartir la información que recopilen durante su trabajo para que otros equipos puedan construir y operar sus propios “miniscopes”. Los modelos financiados por el NIH aportarán mayor resolución y campo de visión que sus predecesores y permitirá analizar la estructura de las conexiones cerebrales.

Imagen de portada | Kate Houston/UCLA Neurología

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