"Tu discurso y lo que pretendes me parece muy interesante" decía ayer Jordi Cruz en la puesta de largo de la sexta edición de Masterchef. Se lo decía a Miriam, una "actriz y asesora de nutrición natural y holística" que aspiraba convertirse en una de las participantes del concurso gastronómico de RTVE. No lo consiguió. Para alivio de muchos, me atrevería a decir.
Y es que el "discurso" al que se refería el chef Cruz era: "A raíz de mi enfermedad empecé a mirar qué alimentos me venían mejor para combatirlo [el cáncer] y prevenirlo". Prevenirlo es posible, pero curarlo: de ninguna manera. Para curar el cáncer, decir que "la mejor medicina es una buena alimentación", como responde Cruz, es una temeridad. Las dietas anticáncer no existen (y quien diga lo contrario miente). Algo muy peligroso si se hace acrítica e irresponsablemente en horario de máxima audiencia.
Más allá de las metáforas y los lugares comunes
Masterchef es uno de los grandes programas de Televisión Española y no es la primera vez que difunden teorías pseudocientíficas (o directamente peligrosas) en prime time. Por eso se hace especialmente incomprensible que vuelvan a tropezar una y otra vez con la misma piedra. No se entiende como un programa con estos recursos que se jacta de "tomarse en serio" la alimentación, muestran un desprecio tan imprudente por las derivadas científicas y sanitarias del tema sobre el que trabajan.
Tampoco se entiende cómo tres chefs de renombre (y especialmente, Jordi Cruz que, como repitieron varias veces, tiene "tres estrellas michelín") se prestan a este tipo de dinámicas. Porque si algo está claro es que no se trata de un error. Los cortes y las elipsis son instrumentos constitutivos de Masterchef: si en el momento de la grabación hubo algún problema, nada impedía al programa haber sacado esa apología de la "nutrición natural contra el cáncer" del montaje final. De hecho, al final del programa volvieron a coquetear con la idea.
La responsabilidad de buscar la verdad de los supervivientes
Mi impresión, no obstante, es que el problema subyacente es otro. RTVE hace bien visibilizando cómo haber sobrevivido a una enfermedad grave no es un impedimento para poder vivir la vida que queremos. Sin embargo, si quiere hacerlo, debe asumir la responsabilidad de hacerlo bien. Y eso, muchas veces, conlleva ser críticos con la información que nos llega de los supervivientes.
Sobre todo, porque es algo que nos cuesta. Este es un tema que nos preocupa desde hace años. En estos casos, es muy difícil separar el discurso de la persona y eso hace que nuestra empatía, compasión y admiración nuble el juicio crítico. Pero la dificultad no es un eximente en este caso porque lo que está en juego es la salud en momentos de dolor, miedo e incertidumbre.
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