Estos ‘pelos microscópicos’ son los principales sospechosos de por qué nuestro cerebro perciba el tiempo como lo hace

Estos ‘pelos microscópicos’ son los principales sospechosos de por qué nuestro cerebro perciba el tiempo como lo hace
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Unos filamentos diminutos en nuestro cerebro podrían ser los responsables de nuestra capacidad de coordinarnos en el tiempo. Es decir, funcionarían como una especie de reloj interno. El descubrimiento podría ayudarnos a tratar algunas condiciones psicológicas y neurológicas, desde el autismo a la enfermedad de Parkinson.

Unos “pelos” microscópicos. Un equipo de investigadores de la Universidad de California en Irvine ha hallado el elemento que podría ser responsable de nuestra capacidad de percibir el tiempo: los cilios del cuerpo estriado.

Los cilios son unas estructuras presentes en algunas células semejantes a pelos o antenas en la parte exterior de una célula. Pueden encontrarse en distintas células de nuestro organismo como nuestro cerebro o el epitelio pulmonar, la lámina interior de los conductos por los que conducimos el aire al respirar.

El epicentro de nuestras capacidades motoras. El cuerpo estriado por su parte es una de las regiones interiores de nuestro cerebro y, como muchas de las partes de éste, se trata de un elemento doble, a izquierda y a derecha de nuestro cráneo.

Las funciones de este cuerpo estriado estarían estrechamente vinculadas a nuestro sistema motor, siendo la parte de nuestro cerebro encargada de procesar la información recogida por nuestros sentidos, así como la encargada de coordinar la respuesta de nuestro cuerpo.

Un experimento en ratones. Los investigadores modificaron genéticamente ratones, los cuales nacían sin cilios en sus respectivos cuerpos estriados. El equipo observó que los ratones alterados genéticamente perdían su capacidad para responder coordinadamente a los estímulos que se les planteaban.

Entre los problemas descritos en estos roedores se encontraban disfunciones en la toma de decisiones, comportamientos repetitivos, y la incapacidad de procesar la nueva información que les llegaba de su entorno.

Efectos palpables. Algunas afecciones neurológicas y psicológicas muestran patrones semejantes en los que la conducta de las personas no se ajusta adecuadamente a los estímulos de su entorno. Esto hace pensar a los investigadores que podrían estar también vinculadas a problemas en esta región del cerebro.

“Un desempeño exitoso de la memoria, la atención y la habilidad de ajustar el comportamiento rápidamente en respuesta a los cambios en los estímulos externos requiere un juicio preciso y exacto del tiempo, normalmente con una precisión entre el milisegundo y el minuto”, explicaba en una nota de prensa Amal Alachkar, quien lideró el equipo de investigadores.

“Cuando esta capacidad es impedida, significa la pérdida de la habilidad de ajustar rápidamente la conducta a los estímulos externos y fallar a la hora de mantener respuetas motoras apropiadas y orientadas hacia sus objetivos. Nuestro trabajo en marcha tiene el fin de entender los mecanismos a través de los cuales los cilios regulan la percepción del tiempo y desarrollar terapias dirigidas a mejorar déficits en la conducta.”

Mucho trabajo por delante. Entender estos mecanismos es clave para lograr una imagen global de las funciones del cerebro. Los investigadores señalan que los cilios del cuerpo estriado son una región de tránsito de información en nuestro cerebro.

El camino por recorrer hasta que este descubrimiento se convierta en terapias que puedan mejorar la calidad de vida de las personas es todavía largo, pero el primer paso está dado.

Alachkar se muestra optimista. “Nuestros hallazgos pueden revolucionar nuestra comprensión de las funciones del cerebro y los trastornos mentales en el contexto de una tarea crítica realizada por orgánulos en la función de “reloj central” desempeñada por el cerebro.

Imagen | Bret Kavanaugh

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