La viuda de Steve Jobs está dilapidando la fortuna que heredó. Tiene buenas razones para hacerlo

Laurene Powell Jobs
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Laurene Powell Jobs ya era una brillante mujer de negocios con un prometedor futuro antes de conocer, casi por casualidad a quien sería su compañero de vida durante los próximos 22 años. El azar quiso que un día, llegara tarde a una conferencia en 1989 y que se sentara junto al ponente principal: Steve Jobs. Lo que sucedió a partir de ese momento forma parte de la historia de la tecnología.

Tras la muerte de Jobs, Laurene heredó gran parte de la fortuna del fundador de Apple, que únicamente tuvo que compartir con la primera hija de Steve, Lisa Brennan-Jobs. Lisa, además de dar nombre al fallido proyecto de Apple, fue fruto de la relación de Jobs a los 23 años.

La mayor parte de la herencia que recibió Laurene fue la participación de Jobs en el accionariado de Apple y Disney. En 2011, esas acciones se valoraban en torno a los 10.000 millones de dólares, pero la viuda de Jobs tenía muy claro qué iba a hacer con ese dinero: “No me interesa construir sobre el legado de una herencia y mis hijos lo saben. Steve no estaba interesado en eso. Si vivo lo suficiente, esa herencia se terminará conmigo”.

Los últimos movimientos de Laurene Powell Jobs indican que la viuda de Jobs cumplirá su palabra y gastará toda la fortuna que heredó como a Steve le habría gustado: dedicándose a la filantropía hasta su muerte.

Objetivo: donar 3.500 millones de dólares en los próximos 10 años

Al igual que MacKenzie Scott, ex esposa de Jeff Bezos, Laurene Powell Jobs no quiso unir su proyecto benéfico multimillonario al club filantrópico The Giving Pledge capitaneado por Bill Gates y Warren Buffett. Ha preferido ir por libre y gastarse toda su fortuna en proyectos benéficos que mejoren la vida de las personas y reduzcan el impacto del cambio climático.

Licenciada en Ciencias políticas y con un máster en negocios por Standford, la millonaria viuda no es una novata gestionando fondos y, además de crear su propia empresa de alimentación saludable, ha sabido realizar inversiones de impacto que le han permitido dar soporte a proyectos sociales y medioambientales sin que su fortuna se vea mermada en exceso.

El valor de las acciones de Disney y Apple se ha multiplicado por diez en la última década, sin embargo, la fortuna actual de Laurene se calcula en unos 14.000 millones de dólares. Eso deja una idea del volumen de donaciones que ha hecho en los últimos años.

Desde el fallecimiento de Steve Jobs, Laurene ha creado dos fundaciones benéficas en las que concentra todo su esfuerzo filantrópico. La primera es Emerson Collective que pone el foco en proyectos educacionales que busca ofrecer igualdad de oportunidades educativas para colectivos en riesgo de exclusión.

El segundo pilar de su proyecto benéfico es Waverley Street Foundation, una iniciativa internacional orientada a proteger a los colectivos más vulnerables al cambio climático, dando soporte a proyectos de educación, sanidad y preservación de los espacios naturales para que las personas puedan subsistir en las comunidades donde nacieron.

El proyecto de la viuda de Jobs es invertir 3.500 millones de dólares en los próximos 10 años en este último proyecto. “Heredé mi riqueza de mi esposo, a quien no le importaba acumularla. Hago esto en honor a su trabajo y he dedicado mi vida a hacer todo lo posible para distribuirlo de manera efectiva, ayudando a las personas y las comunidades de manera sostenible”.

Este objetivo de inversión dista mucho de los 10.000 millones de dólares que se propuso invertir Jeff Bezos, los 45.000 millones de dólares de Mark Zuckerberg, los más de 160.000 millones de Warren Buffet o el 90% de la fortuna de Bill Gates.

El ánimo filantrópico y la discreción de Laurene no impide que la viuda disfrute de su fortuna visitando Mallorca en el Venus, un yate familiar diseñado en 2009 por el propio Jobs, valorado en 120 millones de dólares.

La fortuna de Jobs tampoco preocupa a los tres hijos de la pareja, ya que todos ellos ya cuentan con carreras consolidadas fuera de los focos mediáticos. Reed Paul relegó a un segundo plano el apellido de su padre para licenciarse en oncología en la universidad de Stanford. Erin Siena es arquitecta y diseñadora. Eve Jobs se ha licenciado por Standford en Ciencia, Tecnología y Sociedad, aunque en la actualidad se gana la vida como modelo en las principales pasarelas.

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Imagen | Flickr (TechCrunch)

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