Israel se prepara para una guerra larga. Varios ataques por sorpresa de Hamás han recrudecido un conflicto enquistado durante décadas y que tiene su eco en la geopolítica internacional, así como en las economías occidentales. Dos días después de los ataques, el precio del petróleo se ha disparado más del 5%. Y ya hay quien teme que esta guerra se cobre otra víctima colateral inesperada: el aceite de oliva.
¿Qué ha pasado? Hamás, el más grande entre los varios grupos islamistas palestinos, lanzó hace dos días un brutal ataque contra Israel, el peor que se recuerda desde la primera guerra árabe-israelí en 1948. Una operación de gran envergadura, por tierra mar y aire, con la que lograron infiltrar grupos armados en territorio israelí y atacar hasta ocho localidades hebreas del sur del país.
Las Fuerzas de Defensa de Israel, como era de esperar, respondieron con contundencia, bombardeando puntos militares clave, de logística y almacenes de armamento. Pero también lanzando bombas contra edificios residenciales de Gaza que han quedado reducidos a escombros. El balance de víctimas aumenta rápidamente y los muertos ya se cuentan por miles.
Israel, exportador de aceite de oliva. Hay que tener en cuenta que la industria del aceite de oliva de Israel no solo es fundamental para la cultura, la historia y la cocina israelíes, sino que es un gran exportador internacional. Las aceitunas son uno de los siete productos naturales originarios de la tierra de Israel. Hoy en día, Israel tiene alrededor de 328 millones de metros cuadrados de olivares que producen alrededor de 16.000 toneladas de aceite de oliva virgen extra (AOVE) cada año. Sólo 1.000 de ellos ya son para EEUU.
La mayoría provienen de huertos modernos, mientras que el resto se produce en huertos tradicionales y familiares mantenidos por agricultores árabes y judíos. Y muchos de los campos están ubicados entre Metulla, la ciudad más al norte de Israel en la frontera entre Israel y el Líbano, hasta el extremo sur de Eilat. Precisamente territorios donde ahora se están llevando a cabo ataques militares.
¿Por qué España no está tan expuesta? Pese a que el miedo a un incremento de los precios del aceite de oliva se está extendiendo redes sociales, con usuarios afirmando que una subida es inminente, o que esto podría servir de excusa a los distribuidores para encarecer aún más el producto, la mayor parte de la producción israelí es para consumo nacional. Y las exportaciones están destinadas principalmente a Estados Unidos, Países Bajos, Canadá y Japón.
Por otro lado, los agricultores de Gaza, el epicentro del conflicto, también han comenzado a exportar toneladas de aceite de oliva a mercados de dos importantes Estados del Golfo: Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita. En ningún caso España se vería afectada de manera drástica.
El incremento de precios. Pero la preocupación tiene cierta lógica. La escalada del precio del aceite que vive hoy España no tiene precedentes. Tal y como hemos analizado en Xataka a lo largo de varios artículos, los hogares están afrontando un incremento brutal del precio, con algunos supermercados elevando el precio del litro a más de 12 euros. Según Facua, todas las grandes superficies han ido subiendo los precios de sus aceites.
Muchas de las causas las encontramos en el campo, donde las malas cosechas debido a la sequía han sido escasas. Pero también hay otros factores: la pandemia, la crisis energética, la guerra de Ucrania y la inflación. Ahora la guerra de Israel podría sumarse a esa lista.
El petróleo es otra historia. En cambio, los precios energéticos sí han comenzado a experimentar cambios bruscos ipor la potencial implicación de países en permanente tensión como Arabia Saudí e Irán en el conflicto israelí. El petróleo ya ha subido hasta un 5% por la guerra en Gaza y el barril de Brent roza los 89 dólares. Ahora los operadores se preparan para el riesgo de una posible escalada que puede llegar a desencadenar posibles problemas de suministro como en crisis pasadas en los años 70, 80 y 90.
Imagen: Jessica Halfin
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