La industria del automóvil está cambiando. Frente a la decadencia de los vehículos propulsados por combustibles fósiles; electricidad; y frente a la falibilidad del conductor humano, autonomía plena. El coche autónomo es la última meta, una aún repleta de obstáculos y muy imperfecta, pero clara. En especial en una industria concreta: la del transporte de mercancías por tierra. Ahora bien, ¿y si, entre tanto, la profesión de camionero simplemente cambia?
Oficina. Es la idea que ha tenido Starsky Robotics, una empresa floridana que la pasada semana testó el primer trayecto no pilotado in situ realizado por un camión en Estados Unidos. El vehículo recorrió unos quince kilómetros por la autovía estatal 91, una de las más transitadas en Florida, a tráfico abierto y sin registrar ningún accidente. No se trata de un experimento 100% autónomo, dado que el camión sí estaba conducido... Por un señor a 200 kilómetros.
Remoto. Nunca antes un camión de mercancías había circulado por las carreteras públicas estadounidenses sin que nadie lo controlara a bordo. La experiencia difiere sustancialmente de la planteada por Einride hace algunos meses en Suecia. En aquella, un vehículo autónomo, el asombroso T-Pod, recorrió unos pocos kilómetros y a muy baja velocidad por una carretera pública. En su caso, no había conductor, ni in situ ni en remoto.
Transición. Einride apuesta por el futuro lejano; como apunta Axios, Starsky Robotics plantea algo más inmediato. Dado que es improbable que los 15 millones de camiones que mueven mercancías por Estados Unidos se conviertan en máquinas autónomas de la noche a la mañana, ¿qué tal si primero experimentamos con la conducción a distancia? Start-ups como TuSimple ya ofrecen cursos para aprender el oficio.
Carencia. Tiene sentido si pensamos en la escasez de conductores en Estados Unidos. El país cuenta con aproximadamente unos tres millones de transportistas profesionales, pero no son suficientes. La Asociación de Camioneros nacional estima que para 2016 habrá un déficit de 176.000 trabajadores. La industria se ha topado con una amarga realidad: la vida en la carretera es dura y solitaria, y cada vez menos personas quieren pasar un mes en tránsito.
¿La solución? Una de ellas podría ser esta. Conducir desde la oficina.
Método. A más de doscientos kilómetros de allí, el conductor operaba parte de la actividad del camión mediante tres pantallas, un simulador de volante y hasta pedales de freno. Al ser semi-automático, el vehículo requería de la intervención del piloto para maniobras muy concretas, como cambiar de carril o fijar la velocidad de crucero. Pero en la práctica hizo sólo el 98% del trayecto. Se puede observar en este vídeo.
Evolución. Es probable que convivamos antes con camiones autónomos que con vehículos privados autónomos. La clave está en el coste: los camioneros (humanos) representan hasta el 60% de los gastos de la industria. Tienen un incentivo claro para apostar por un método que, de sintetizarse (y ha habido otras muchas pruebas piloto más allá de Suecia y Florida), podría mecanizar y abaratar los gastos de operación.
En el camino, eso sí, quizá descubramos un puesto efímero: el camionero-oficinista.