Los telescopios multilente nos abren la puerta a algo que parecía imposible: ver las estrellas a plena luz del día

Esta tecnología podría ayudarnos a no perdernos estallidos de supernovas y a protegernos de asteroides

Corte Telescopio Diurno
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En astronomía mucho (muchísimo) depende de la luz. Es la luz que emiten estrellas y galaxias las que nos permite localizarlas en el cielo y es la luz que estas reflejan las que nos permiten ver otros cuerpos celestes como satélites y asteroides. Pero cuando la luz diurna nos ciega todo esto tiene que pausarse. Los telescopios trabajan de noche y duermen de día.

Quizás esto pueda cambiar pronto.

Vista diurna. Una nueva técnica puede abrirnos una importante puerta en el estudio del espacio: la astronomía diurna. Esta técnica podría ayudarnos a superar el problema que causa la luz solar en el estudio de fenómenos astronómicos como las supernovas, pero también podría ayudarnos con necesidades más mundanas.

La técnica se ha estudiado en el Telescopio Huntsman, una singular herramienta astronómica creada a partir de lentes como las que utilizan cámaras DSLR y mirrorless desarrollado por un equipo de la Universidad Macquarie, en Sidney.

“[La humanidad ha] tratado de observar estrellas y satélites en el espectro óptico durante el día desde hace siglos, pero ha sido muy difícil hacerlo. Nuestras pruebas muestran que el Huntsman puede lograr resultados reseñables durante las horas diurnas,” explicaba en una nota de prensa Sarah Caddy, miembro del equipo que ha estado desarrollando esta técnica.

¿Por qué es tan difícil la astronomía diurna? Todo se reduce, como introducíamos antes, a la luz. El Sol emite tanta luz que nuestros ojos, al igual que los instrumentos ópticos con los que contamos, se ven “cegados” cuando su luz inunda el día.

La diferencia entre la luz emitida por el Sol y las estrellas es tal que el efecto es perceptible desde la Luna: nuestro satélite no tiene cielos diurnos azules, pero tampoco estrellas durante el día.

El contraste aquí en la Tierra es importante también de noche. La misma luz reflejada por la Luna en sus fases más cercanas a la Luna llena pueden hacer más difícil el trabajo de los astrónomos. Pese a que nuestro cerebro no se de cuenta existe una sustancial diferencia lumínica en las noches iluminadas por nuestro satélite. Tanto que, por ejemplo, hace casi imposible ver lluvias de estrellas en tales noches.

Nueva técnica. El “truco” del que se vale este telescopio para solventar el problema está en el uso de filtros. A través de distintos filtros el telescopio es capaz.

Se trataba de filtros de “banda ancha” capaces de eliminar la mayor parte de la luz solar de la imagen captada, bloqueando los rangos del espectro electromagnético en los que nuestra estrella emite más luz; a la par que permitían el paso de rangos del espectro asociados a otros objetos astronómicos.

Un telescopio, 10 lentes. El telescopio Huntsman fue desarrollado para este tipo de labores. El telescopio utiliza una decena de lentes Canon de 400 mm y alta sensibilidad. Lentes más o menos convencionales acopladas a sendos sensores CMOS (también semejantes a los que emplean las cámaras digitales), creando un telescopio multilente único en su categoría.

Un ojo en Betelgeuse. El equipo utilizó la estrella Betelgeuse para la calibración del nuevo instrumento, combinando sus datos con los obtenidos por otros telescopios convencionales, tanto terrestres como espaciales. El equipo presentó su trabajo en forma de artículo en la revista Publications of the Astronomical Society of Australia.

Solucionando un problema de 37 años. La selección de Betelgeuse no parece casual. Hace un tiempo esta estrella comenzó a dar señales de que pronto estallaría en una supernova. Este es uno de los eventos más esperados por los astrónomos de todo el mundo. El problema es que debido a la rotación de la Tierra, durante cuatro meses al año la estrella solo se encuentra en el cielo diurno.

Si Betelgeuse estalla durante estos meses perderemos una gran cantidad de datos muy valiosos. Telescopios espaciales como el Hubble o el James Webb poco podrían hacer ya que se enfrentarían al mismo problema. Este problema ya se dio en 1987, cuando una supernova estalló en nuestra galaxia a plena luz del día, explica el equipo.

Vigilancia total. Sin embargo, quizás la mayor utilidad de este tipo de herramientas sea la protección de nuestro planeta. Uno de los problemas a los que nos enfrentamos a la hora de prevenir las consecuencias del impacto de un asteroide es la posibilidad de que se aproximen desde la parte diurna.

El invento también podría ayudarnos a hacer un seguimiento más certero de los satélites que nos orbitan, tanto los activos como los inactivos.

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