"No debería existir": los astrónomos han descubierto un nuevo exoplaneta a 520 años luz que desafía sus teorías

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Lo han tildado de "superviviente improbable", "desafiador de la muerte" e incluso "planeta zombi", pero retórica efectista aparte los científicos tienen algo claro: el exoplaneta 8 Ursae Minoris b (8 UMi b), bautizado "Halla", no debería existir. Y no debería hacerlo por una razón sencilla. Orbita tan cerca de su estrella anfitriona (8 UMi) que todo indica que cuando esta se expandió para convertirse en una gigante roja debería habérselo llevado por delante. Y sin embargo ahí está, orbitando como si nada para pasmo de unos astrónomos que han recurrido incluso a 'Star Wars' en su intento de explicar cómo es posible que 8 UMi b haya burlado a la muerte.

Lo fascinante de Halla al fin y al cabo no es cómo es, cómo ha nacido o cómo se comporta, sino cómo es posible que siga existiendo contra toda evidencia.

Con ustedes, 8 UMi b. Aunque ha ganado popularidad ahora gracias a un artículo de 'Nature' que indaga precisamente en su misterio, 8 Ursae Minoris b es en realidad un "viejo" conocido de los observatorios. Se descubrió hace casi una década, en 2015, cuando un equipo de científicos coreanos logró identificarlo con el método de la velocidad radial. Aunque se conoce como 8 UMi b, en referencia a su estrella, 8 UMi (Baedku), no es extraño que medios y expertos lo citen por su otro nombre: "Halla", un guiño a una montaña sagrada de Corea del Sur.

Hoy sabemos que  8 UMi b es un exoplaneta gigante gaseoso situado a unos 520 años luz de nosotros, con un tamaño similar al de Júpiter y que orbita a unas 0,46 unidades astronómicas de su estrella, Baedku, lo que equivale a casi la mitad de la distancia que separa a la Tierra del Sol. Gracias a las observaciones realizadas a lo largo de los últimos años los astrónomos han comprobado que su movimiento en torno a su astro es casi circular y tarda 93 días terrestres en completarlo.

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¿Y cuál es el misterio? Hasta ahí todo normal. Nada extraordinario. Lo llamativo es que un equipo de investigadores, entre los que se cuentan Dan Huber y Tim Bedding, de la Universidad de Sídney, se han dado cuenta de que en teoría 8 UMi b no debería existir siquiera. La razón es muy sencilla: en el pasado su estrella anfitriona experimentó un fenómeno que debería haberlo arrasado. En palabras de la propia universidad australiana, el episodio tuvo que ser tan violento que debería haber condenado a Halla y cualquier otro planeta cercano a "una muerte segura".

Desde el Observatorio WM Keck, en Waimea, son aún más drásticos y en un comunicado sobre 8 UMi b presentan el hallazgo con rotundidad: "Vida después de la muerte: astrónomos Hawaianos encuentran un planeta que no debería existir".

¿Qué fenómeno es ese? Gracias a las observaciones del Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito (TESS) de la NASA, los científicos han descubierto que Baedku está quemando en su núcleo helio en vez de hidrógeno, lo que les revela que en el pasado tuvo que expandirse de forma considerable hasta convertirse en una estrella gigante roja. "Al agotar el combustible de hidrógeno de su núcleo, la estrella se habría inflado hasta 1,5 veces la distancia orbital actual del planeta, engulléndolo por completo en el proceso, antes de encogerse hasta su tamaño actual", explica el doctor Huber. Dicho de otra forma: en el pasado la estrella Baedku tuvo que ser mayor que la órbita actual del planeta 8 UMi b.

"Consecuencias catastróficas". La expresión es de Huber también y ayuda a entender el impacto de un episodio como el protagonizado en su día por la estrella Baedku en los planetas situados en su entorno. "El engullimiento por una estrella suele tener consecuencias catastróficas para los planetas en órbita cercana. Cuando nos dimos cuenta de que Halla había logrado sobrevivir en las inmediaciones de su estrella gigante, fue una completa sorpresa", reconoce el experto.

El hallazgo es fascinante tanto por su aparente misterio como porque, aunque 8 UMi b pueda estar a más de 500 años luz de distancia, su historia no nos resulta tan "distante": en unos 5.000 millones de años nuestro propio Sol llegará al final de su vida y se expandirá de forma notable, hasta alcanzar cien veces su tamaño actual, un proceso que probablemente acabe destruyendo nuestro planeta.

Pero… ¿Cómo se salvó Halla? Eso es lo que quisieron averiguar los astrónomos con observaciones realizadas entre 2021 y 2022 en el Observatorio WM Keck y el Telescopio Canadá-Francia-Hawái de Mauna Kea. Con las nuevas mediciones sobre la mesa confirmaron que la órbita casi circular y de 93 días de 8 Umi b se ha mantenido de forma estable durante más de una década. "Juntas, estas observaciones confirmaron la existencia de Halla, dejándonos con la pregunta convincente de cómo sobrevivió el planeta", abunda Marc Hon.

Dada su proximidad a Baedku —la mitad de la que distancia que hay entre la Tierra y el Sol— 8 UMi b recuerda a los Júpiter "cálidos", gigantes gaseosos que migran hacia el interior tras empezar con órbitas más alejadas de sus estrellas anfitrionas. "Sin embargo, ante la rápida evolución de su estrella, esta historia de origen se convierte en una vía de supervivencia extremadamente improbable para Halla", explica la Universidad de Sídney. Huber reconoce de hecho que no cree que 8 UMi b pudiera sobrevivir tras ser absorbida por una gigante roja en expansión.

¿No hay teorías que lo expliquen? Sí. Aunque parten de un enfoque bastante distinto: su premisa fundamental es que en realidad 8 UMi b nunca corrió el riesgo de ser engullida por su estrella. Y eso podría haber ocurrido, reflexiona Bedding, si el sistema de Baekdu lo compusieran dos astros que acabaron fusionándose.

"El sistema probablemente era similar al famoso planeta ficticio Tatooine de 'Star Wars', que orbita alrededor de dos soles —abunda—. Si el sistema constaba de dos estrellas originalmente, su fusión podría haber impedido que cualquiera de ellas se expandiera lo suficiente como para engullir el planeta". Ambas estrellas se habrían "alimentado" entre sí durante la transición que ha derivado en el Baekdu que conocemos ahora, una estrella gigante roja que quema helio.

¿Es la única explicación? Habría otra, que Halla sea un planeta mucho más joven de lo que se esperaba, un "recién nacido" resultante de la nube de gases que generó la colisión entre las dos estrellas. De ser correcta esa teoría sería un planeta de "segunda generación" en el sistema estelar. Dada la frecuencia de los sistemas de estrellas binarias y que los astrónomos aún no comprenden plenamente cómo se forman los planetas a su alrededor, la historia de Halla serviría para algo más que resolver un misterio puntual: podría aportarnos un conocimiento valioso.

"La mayoría de las estrellas están en pares binarios, pero todavía no comprendemos completamente cómo se forman los planetas a su alrededor. Por lo tanto, es plausible que haya más planetas alrededor de estrellas muy evolucionadas gracias a estas interacciones binarias. Como el primer planeta cercano conocido alrededor de una estrella con núcleo de helio, Halla demuestra que los hallazgos de exoplanetas aún pueden sorprendernos al aparecer alrededor de estrellas donde menos se esperaban", abundan desde el organismo australiano.

Imágenes: Observatorio WM Keck/Adam Makarenko y The University of Sydney

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