Los cohetes Soyuz siguen siendo clave para la industria espacial. Rusia los acaba de paralizar

Los cohetes Soyuz siguen siendo clave para la industria espacial. Rusia los acaba de paralizar
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El sábado, 48 horas después de que Moscú iniciase la invasión de Ucrania y tras conocer las primeras sanciones de la UE, Roscosmos —el equivalente a la NASA en Rusia— advertía a Europa de dos decisiones que le afectan de forma directa: la paralización de los lanzamientos de Soyuz desde Kourou, su principal puerto espacial, y la retirada del personal ruso de la Guayana Francesa. Parecen anuncios sorprendentes. Soyuz, al fin y al cabo, es un nombre del siglo XX. Lo cierto, sin embargo, es que sigue muy presente y la guerra arroja sombras sobre su futuro.

Soyuz, un nombre con historia. Soyuz nos retrotrae al siglo pasado, a la carrera espacial de la URSS. El primer vuelo tripulado del programa, de hecho, data de mediados de los 60. Más de medio siglo después sin embargo sus naves tripuladas y cohetes —el nombre se extiende a ambos— han sabido ir adaptándose para ocupar un papel importante en tareas tan relevantes como la operativa de la Estación Espacial Internacional (ISS) o el lanzamiento de satélites y naves, labor a la que recurren diferentes agentes europeos. El viaje a la ISS que emprendieron en otoño la actriz Yulia Peresild y el productor Klim Shipenko se hizo también con una de las nave Soyuz.

Para qué se utilizan en la actualidad. A lo largo de su historia las naves Soyuz han transportado personal ruso a las estaciones soviéticas Salyut y Mir. En las últimas décadas destaca su servicio a la ISS. Su papel para llevar y traer tripulación a la Estación Espacial Internacional ha sido clave desde la retirada del transbordador espacial, en 2011. Desde 2020 Estados Unidos dispone sin embargo de una alternativa: las naves de la empresa privada SpaceX, de Elon Musk, que hace alrededor de un año y medio logró un hito al completar una operación con la Crew Dragon.

El cohete Soyuz sigue operativo. De hecho hace solo unas semanas, el 10 de febrero, despegó un vuelo de la Guayana Francesa cargado con 34 satélites OneWeb. Su versatilidad y capacidad para adaptarse con el paso de los años le han permitido mantenerse como opción para el lanzamiento de sondas como la Mars Express y satélites de telecomunicaciones o meteorológicos. También para el reabastecimiento de la ISS. Entre las empresas que lo utilizan para lanzamientos comerciales figuran Starsem y Arianespace. La propia Agencia Europea lo emplea de forma regular para sus misiones tripuladas al espacio. Ocurrió en 2019, por ejemplo, con el telescopio espacial Cheops.

Una agenda activa a corto y medio plazo. Prueba del uso de los cohetes Soyuz es que Arianespace tenía programado un lanzamiento para principios de abril que debía encargarse de poner en órbita dos satélites de navegación para la constelación Galileo, de la UE. A ellos debían sumarse otro par que tendrían que lanzarse a lo largo del año. Spacenews apunta, además, que la ESA había planificado echar mano de una Soyuz en 2023 para su misión científica EarthCARE Earth, desarrollada con su homóloga japonesa. La nave rusa también debía acoger el telescopio espacial infrarrojo Euclid y el satélite de reconocimiento CSO-3, previsto para inicios de 2023.

La guerra en Ucrania y la decisión de la Moscú. "En respuesta a las sanciones de la UE contra nuestras empresas, Roscosmos suspende la cooperación con socios europeos en la organización de lanzamientos espaciales desde el cosmódromo de Kourou y retira su personal, incluida la tripulación de lanzamiento consolidada de la Guayana Francesa", publicaba el sábado Dmitry Rogozin, director de Roscosmos. La agencia retiró a 87 trabajadores de la Guayana que se encargan de apoyar los lanzamientos de Soyuz para Roscosmos y las firmas NPO Lavochki, Progress RCC y TsENKI.

La decisión de Moscú deja en el aire, al menos de momento, la participación rusa en los lanzamientos europeos. La medida se anunció poco después de que la UE avanzase las primeras medidas para presionar a Rusia por la guerra de Ucrania —paquete que se ha completado de la mano de EEUU y otros países con una nueva ofensiva— y debe entenderse en el marco de la guerra de Ucrania y la tensión con Occidente. Los lanzamientos de Soyuz desde la Guayana Francesa son una de las pocas bazas en materia espacial que puede jugar Moscú. Las otras son la ISS y el apoyo a EEUU en su misión a Venus, temas que también ha tocado Rogozin en los últimos días.

¿Y ahora qué? Como mínimo, es probable que la decisión de Rusia retrase los lanzamientos previstos a corto plazo. Por lo pronto, Thierry Breton, comisario de la UE del ramo, ya ha tenido que salir para garantizar de forma pública que la medida no afectará ni a la continuidad ni a la calidad del programa satelital de observación de la Tierra Copernicus o el sistema Galileo, que iba a recibir los satélites previstos para los próximos lanzamientos con Soyuz. "Tomaremos todas las decisiones relevantes en respuesta a esta decisión a su debido tiempo", garantizó.

La dependencia de Rusia. Aunque el hecho de que la UE haya tenido que lanzar un mensaje de tranquilidad da una idea del papel de las Soyuz, lo cierto es que la dependencia de occidente hacia Rusia es hoy menor que hace una década. Como señala SpaceNews, el escenario es distinto al de de 2014, cuando —en el marco de la anexión de Crimea— Rusia respondió a las sanciones de EEUU amenazando con limitar el acceso a las naves Soyuz que volaban a la ISS. EEUU sigue utilizando naves rusas de forma esporádica, pero dispone de una alternativa con SpaceX y sus propias opciones, como el vehículo de lanzamiento Falcon o la nave Dragon.

Más jugadores. En el tablero internacional juegan además otros actores, como Virgin, Blue Origin y compañías menos conocidas, pero que compiten por llevarse su parte del pastel en un sector, el del transporte espacial, que cada vez despierta más interés de las empresas privadas, como Firefly Aerospace, Rocket Lab o Relativity Space, conocida por su apuesta por la impresión 3D.

En Europa, Arianespace utiliza sus cohetes de carga Ariane 5 y Vega para lanzamientos de menor tamaño. El propio Breton aseguraba tras el anuncio de Roscosmos que la UE seguirá desarrollando Ariane 6 y Vega C con un propósito muy claro: "Garantizar la autonomía estratégica de Europa". A principios de año, de hecho, el director ejecutivo de Arianespace mostraba su confianza en que los clientes institucionales del viejo continente que usan Soyud se cambiaran a Vega C y Ariane 6, que tiene programado su primer lanzamiento para finales de este mismo año.

Imagen de portada | NASA (Unsplash)

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