Una bodega francesa se jactaba de hacer "vinos cósmicos", en contra de los científicos. El tiempo le ha dado la razón

  • Cultivadas sobre el supuesto cráter de un meteorito, el vino "meteórico" llevaba años disputado

  • Los resultados de una investigación avalan que en su raigambre hay, al menos, algo de espacio exterior

Viniedo Cabrerolles
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Béziers es una localidad de algo más de 70.000 habitantes, situada entre Narbona y Montpellier, en el sur de Francia. A unos 30 minutos en coche del lugar, en Cabrerolles, hay un curioso accidente geográfico, un cráter. Dentro del cráter, un viñedo y la historia de una disputa de más de medio siglo.

Entre Riojas, Riberas y las otras decenas de denominaciones de origen con las que contamos, es posible que el nombre de la bodega Domain du Meteor no nos suene demasiado. El nombre resulta llamativo, hace referencia a la ubicación de bodega y viñedos en un cráter de 220 metros de diámetro y 30 de profundidad supuestamente de origen meteorítico.

La bodega había hecho uso de este hecho para labrarse este nombre, pero había un pequeño problema: dos estudios realizados hace más de medio siglo habían determinado que el origen del cráter no podía estar más allá de nuestro planeta. Había dos cuestiones que fallaban. La primera era que faltaba el característico “anillo” elevado alrededor de la formación. El segundo era que no fueron capaces de detectar ninguna anomalía magnética en el entorno. Este tipo de anomalías se causan debido a que el impacto quiebra rocas haciendo que dejen de contribuir al magnetismo terrestre.

El escepticismo de los investigadores no es del todo extraño. Los cráteres volcánicos en la Tierra son poco frecuentes. En Europa occidental tan solo existen tres impactos registrados en el catálogo de Earth Impact Database: Rochechouart, también en Francia; el Ries de Nördlingen y el cráter de Steinheim, estos dos últimos en Alemania.

Buscando el meteorito

A pesar de este veredicto, la bodega persistió en utilizar su cósmico nombre como marca de la casa en sus vinos. Ahora, casi 60 años después, la ciencia les ha dado la razón. El principal culpable de esto fue Frank Brenker, un astroquímico de la Universidad Goethe de Frankfurt. Al investigador la hipótesis de que se trataba de hecho de un cráter meteorítico le parecía más razonable.

Viniedo Meteorito Vista del cráter con el viñedo en el centro. Frank Brenker, Goethe University Frankfurt

“Los cráteres se forman de diversos modos, y los cráteres de meteorito son, de hecho, muy raros. De todas formas, veía que las otras diversas explicaciones sobre cómo esta depresión podría haberse formado poco convincentes desde una perspectiva geológica”, afirmaba Brenker en una nota de prensa en la que se daba cuenta de la investigación.

Los análisis preliminares de Brenker señalaban ya hacia la posibilidad de que un meteorito fuera realmente el causante de la depresión francesa. Los esquistos del terreno mostraban capas oscuras que podrían corresponderse a “venas de choque” causadas por fracturas en las rocas causadas a su vez por un impacto. También encontraron brecha, un tipo de conglomerado rocoso compuesto por pequeños fragmentos de piedra que se unen como cimentados. Esto de nuevo puede ser explicado por el impacto de un meteorito.

Una segunda inspección dio más pistas. Una de ellas, clave. El nuevo estudio sí fue capaz de hallar la leve disrupción en el campo magnético terrestre asociada a los impactos de meteoros. La investigación y sus resultados fueron presentados por el propio Brenker en la 54ª Conferencia de Ciencia Lunar y Planetaria, validando el antiguo reclamo comercial de la bodega. Eran, en efecto, vinos cósmicos.

En realidad, no hay que irse tan lejos para ver a los científicos no ponerse de acuerdo sobre el origen meteorítico o no de un cráter. Basta con irse a Azuara, provincia de Zaragoza. No muy lejos de otra zona de tradición vinícola: Cariñena. Pese a que en los 90 hubiera quien señalara lo contrario, hoy por hoy el consenso científico apunta a que este cráter de 30 kilómetros de diámetro no tiene su origen en un meteorito. Es por eso que el cráter no aparece en el catálogo de Earth Impact Database.

Los dueños de la bodega parecen satisfechos con el resultado. Paul Jenkins, uno de los propietarios de esta, en declaraciones recogidas por el portal EarthSky, afirmaba que el suyo es “el único viñedo en el mundo con viñas creciendo en un cráter de meteorito. El polvo resultante del impacto se vio disperse a lo largo de todas nuestras parcelas aledañas, dando credibilidad científica a nuestro reclamo de estar haciendo vinos cósmicos”.

Sobre cómo repercute la singularidad geológica del entorno en el sabor del vino aún no se conocen investigaciones científicas. Todo es cuestión de tiempo.

Imagen | Christian Ferrer, CC BY 4.0 (Portada)

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