Cuando montó su negocio, en el segundo tercio del siglo XIX, John Deere era un herrero recién instalado en Illinois que supo innovar con la forma y material de los arados. Hace de aquello más de 180 años y tanto el sector agrícola, como su empresa, Deere & Company, hoy convertida en una gran multinacional, tienen poco que ver con los aperos de acero que martilleaba el viejo Deere.
Si quedaban dudas lo acaba de constatar esta misma semana Jahmy Hindman, directivo de la multinacional, al reconocer durante una entrevista con la cadena CNBC que una de las tecnologías a las que mira Deere en clave de futuro queda lejos de las forjas, maizales, invernaderos, granjas y silos. Incluso —al menos en lo que a distancia se refiere— de los tractores o los drones.
El campo en el que quiere ahondar la compañía es de la comunicación satelital. Y su interés es tan firme que ya está ultimando las gestiones para lograr un socio que le acompañe en el proceso.
Las declaraciones de Hindman en la CNBC son solo la constatación de una estrategia que la empresa avanzó ya en otoño, cuando anunció que estaba buscando aliados para su apuesta por las comunicaciones por satélite. Lo que hizo entonces fue emitir una Request for Proposals, documento comercial en el que manifestaba su interés en las SATCOM y solicitaba ofertas de contratistas.
"Desbloquear oportunidades importantes"
El objetivo es aprovecharse de sus posibilidades para conseguir “una solución de vanguardia” que mejore las capacidades de su flota y la conectividad satelital que ya ahora ofrece a sus clientes.
“Creemos que la comunicación satelital desbloqueará importantes oportunidades en la agricultura al permitir que los agricultores aprovechen las tecnologías innovadoras que se basan en información y comunicación en tiempo real”, destacaba Lane Arthur, otro directivo de la firma estadounidense.
A modo de ejemplo la compañía señala sus tractores autónomos, que se benefician de la comunicación en tiempo real a través del centro de operaciones de John Deere. “Los agricultores usan la aplicación para iniciar y detener la máquina, monitorear el trabajo que ejecuta y determinar qué debe hacer cuando encuentra un obstáculo”, detallaba Arthur en septiembre. Ahora la compañía reconoce que ha avanzado en su proceso para hacerse con un socio en su apuesta satelital.
“Nos hemos centrado en intentar resolver la conectividad a nivel mundial. Vemos los crecientes esfuerzos en los satélites de órbita terrestre baja [LEO] como un ejemplo, potencialmente, para que empecemos a resolver algunos de esos problemas de conectividad”, comenta Hindman. Con la tecnología Deere quiere crear un mapa geoespacial que ayude a los agricultores.
El movimiento de la compañía se enmarca en su apuesta por una agricultura cada vez más automatizada y eficiente, en la que se echa mano de recursos como la inteligencia artificial (IA), el aprendizaje profundo, cámaras y sensores. Para el próximo cambio de década aspira de hecho a disponer de un sistema de agricultura autónomo que pueda aplicarse a los cultivos en hilera.
Otro de los objetivos de la multinacional pasa por tener cerca de 1,5 millones de máquinas y 500 millones de acres de cultivo —lo que equivale a más de 202 millones de hectáreas— conectadas a su Centro de Operaciones basado en la nube ya a medio plazo, en el horizonte de 2026.
La apuesta tiene un claro reflejo en su negocio, en el que la comercialización de software ocupa un papel relevante. Hace no mucho su director ejecutivo, John May, admitía que espera que para finales de esta década las tarifas por uso del software generan ya el 10% de los ingresos de la firma.
Imagen de portada: John Deere
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