Japón tiene un plan para recuperar su antiguo liderazgo en semiconductores. Y China es el obstáculo a derribar

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Taiwán, Estados Unidos, China, Corea del Sur y Países Bajos interpretan un papel protagonista en el mercado global de los circuitos integrados. Estos países sostienen unas relaciones de dependencia y competencia profundas, y, a la par, muy frágiles, pero hay una nación más que también juega un rol fundamental y que en cierta medida está pasando desapercibida.

Para Japón la industria de los chips tiene una relevancia estratégica equiparable a la de cualquiera de los países que he mencionado en el párrafo anterior, y una de sus empresas más preciadas, posiblemente su joya de la corona, es Tokyo Electron. Sus equipos de litografía y recubrimiento de obleas con fotorresina trabajan codo con codo con las máquinas de fotolitografía de ultravioleta extremo (UVE) que produce ASML, y que por el momento solo tienen TSMC, Intel y Samsung.

La relevancia de este país asiático en la industria de los chips es indiscutible, pero su posición actual sería preeminente, puede que incluso hegemónica, si Canon y Nikon no se hubiesen retirado de la carrera por la litografía de vanguardia. Estas dos empresas japonesas intentaron poner a punto sus propias máquinas de fotolitografía UVE, pero se vieron obligadas a abandonar debido al titánico esfuerzo económico y tecnológico que conllevaba su desarrollo. Actualmente ASML tiene el monopolio efectivo de esta tecnología.

Micron se sumará al selecto club de la litografía UVE, pero no lo hará en EEUU

Japón quiere dejar atrás los bandazos que ha dado durante las últimas décadas en el campo de juego de la industria de los semiconductores, y para tener éxito es imprescindible que incremente su competitividad. El itinerario que ha diseñado para lograrlo tiene dos paradas inexcusables. La primera de ellas requiere limitar la acumulación de tecnologías estratégicas planificada por China, un propósito en el que Japón y Estados Unidos se han dado un fuerte apretón de manos.

El Gobierno de Japón prohibirá la venta a China de veintitrés categorías de equipos involucrados en la fabricación de semiconductores avanzados

A finales del pasado mes de marzo Yasutoshi Nishimura, el ministro de Economía, Comercio e Industria de Japón, confirmó que el Gobierno de su país prohibirá la venta a China de veintitrés categorías de equipos involucrados en la fabricación de semiconductores avanzados. Esta medida entrará en vigor durante el próximo mes de julio y representa la consolidación definitiva de su alianza con Estados Unidos, en la que también están intensamente involucrados Europa, Taiwán y Corea del Sur.

China ha advertido a estos países que su esfuerzo para transformar la economía en un arma no quedará impune, pero nada parece indicar que la alianza liderada por EEUU vaya a desistir. Al menos a medio plazo. No obstante, a Japón no le basta con interponerse en el desarrollo tecnológico del país gobernado por Xi Jinping; también necesita desarrollar aún más su propia industria de los semiconductores, y la reunión del G7 que arranca precisamente hoy en la ciudad japonesa de Hiroshima es un punto de partida perfecto.

Fumio Kishida, el primer ministro de Japón, ha aprovechado la celebración de la cumbre que reúne a buena parte de las economías más desarrolladas del planeta para invitar a Intel y TSMC, entre otras compañías de semiconductores, a invertir en su país. Por el momento ha tenido éxito al menos con una de estas empresas. Y es que Micron ha confirmado que invertirá 3.700 millones de dólares en su planta de Hiroshima con el propósito de equiparla con máquinas de litografía UVE, lo que la posicionará como la instalación de semiconductores más avanzada de Japón.

Micron ha confirmado que invertirá 3.700 millones de dólares en su planta de Hiroshima con el propósito de equiparla con máquinas de litografía UVE

Actualmente esta empresa es el mayor fabricante estadounidense de chips de memoria, un estatus que le permite competir de tú a tú con las compañías surcoreanas Samsung y SK Hynix. Hoy ni Japón ni ningún otro país puede desarrollar a corto plazo sus propios equipos de litografía UVE (a la neerlandesa ASML le llevó más de dos décadas ponerlas a punto), lo que ha propiciado que la Administración liderada por Kishida opte por atraer inversión extranjera en el camino hacia el incremento de su competitividad. Pero no cualquier inversión; solo aquella que tiene un alto valor añadido. Y la de Micron lo tiene.

Imagen de portada: Xataka con Midjourney

Más información: Reuters | Micron

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