Las expectativas por la IA están disparando muchas acciones bursátiles. Hasta Soundhound ha triplicado su valor

  • ChatGPT disparó la conciencia sobre la IA, beneficiando a las empresas que apostaron por ella

  • Empresas como NVIDIA, SuperMicro, Palantir o ARM han visto crecimientos espectaculares en 2024

  • Existe una cierta preocupación sobre una posible burbuja tecnológica en torno a la IA

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El 30 de noviembre de 2022 cayó un rayo en forma de ChatGPT. La IA viene de mucho antes, pero la llegada del chatbot de OpenAI fue lo que disparó la conciencia mundial sobre las posibilidades que esta abría.

Desde entonces, muchas empresas han nacido para entrar en esta industria y otras se han incorporado a ella o han multiplicado sus esfuerzos, para no quedarse atrás y para seguir el rastro del dinero.

Y en lo que llevamos de 2024, algunas empresas han disparado su capitalización de mercado gracias a las expectativas generadas por su papel en esta carrera.

Acciones triplicadas en lo que llevamos de año

En lo que llevamos de año, y acabamos de empezar marzo, algunas empresas han aumentado su valor en más de un 50%. Empresas que llevan en pie décadas y que una gran parte de su valor, casi la mitad, se ha logrado tan solo en los últimos dos meses.

Es el caso de AMD, que se fundó en 1969 y lleva cotizando en bolsa desde los ochenta. Un 50% de crecimiento desde el 1 de enero. O de Palantir, fundada en 2003 y cotizando en bolsa desde 2020, con otro 50% acumulado en lo que llevamos de año. Su negocio, comercializar software de análisis de datos que trabaja con empresas y gobiernos.

NVIDIA, que merece su propia historia, va más allá con un 75% de su valor creado en un 2024 que ha empezado prácticamente en vertical. Es el fruto cosechado más reciente de una siembra que ha durado décadas y que en estos últimos tiempos está recompensando más que nunca: en el último lustro, su valor ha crecido más de un 2.000%.

NVIDIA no es un monopolio en la fabricación de chips especializados en tareas de IA, pero poco le falta, y esa posición en el mercado le ha hecho volar. Lo más razonable es pensar que a medio plazo se desarrollará un ecosistema más variado para rivalizar con ella, pero de momento goza del status adquirido.

ARM va también más allá de NVIDIA en este arranque de 2024 y ha multiplicado su valor por dos. Treinta y tres años de vida y se ha duplicado en dos meses fruto de la alta demanda de chips de IA, una de sus especialidades.

E incluso hay espacio para actores menos conocidos y de una magnitud inferior. Por ejemplo, Super Micro Computer —también conocida como SuperMicro—, un fabricante de servidores optimizados para IA que ha triplicado su valor.

A la inercia natural de un fabricante así en esta etapa se le ha sumado el anuncio de S&P Dow Jones, quien reveló que planea incorporarla al SP500 a finales de marzo. El SP500 es uno de los índices bursátiles más relevantes de Estados Unidos y comprende las quinientas mayores compañías cotizadas del país.

Soundhound, mucho más conocida como rival de Shazam que como acción bursátil, también ha triplicado su valor en lo que llevamos de año, si bien ha sufrido una corrección en los últimos días.

Su tecnología de reconocimiento de voz basada en IA ha despertado mucho interés toda vez que su gran rival Shazam fue comprada por Apple y por tanto con un recorrido potencial muy distinto al de Soundhound.

Todas estas empresas han sido incluidas en nuestro gráfico que compara su evolución en lo que llevamos de año en base 100, para poder homogeneizarlas y facilitar la visualización y la comparación.

En la gráfica hemos incluido a Intel como ejemplo de que a veces no es suficiente con las expectativas: ha arrancado 2024 a la baja (casi un 10% menos), si bien es cierto que su acción pasó la mayor parte de 2023 al alza tras un año previo pésimo.

En esta fiebre por la IA y por monetizar el crecimiento de las empresas que se posicionan en este mercado llegan también las preocupaciones. ¿Estamos ante una nueva burbuja tecnológica? Solo el tiempo lo dirá.

A favor de esta preocupación juega el rapidísimo crecimiento de algunas de estas acciones y la incógnita de si podrán sostener en el tiempo el crecimiento en ingresos y beneficios que se espera de ellas.

En su contra está la sensación generalizada de que la IA es una tecnología disruptiva con un potencial de crecimiento a largo plazo que hoy ni siquiera podemos dimensionar, como quizás muy pocas personas en 2001 podían prever cuál iba a ser el papel del teléfono móvil en 2024.

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