Hay una ardilla que sabe fingir su muerte de forma desternillante. No es la única y hay una explicación

Corte Rana ardilla
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No son pocas las películas en las que un personaje finge su propia muerte para evitarse un problema, ya sea con la ley o con el mafioso de turno. Probablemente todos hayamos fantaseado con ello y, quizás por eso, el vídeo de una ardilla que parece intentarlo se haya convertido en el último post viral en redes sociales.

En realidad, a partir del vídeo es difícil saber si la ardilla está intentando librarse de una bronca, pero lo cierto es que fingir la muerte es un mecanismo de defensa bastante extendido en el mundo animal. Desde invertebrados hasta mamíferos, muchos animales no escatiman en dramatismo a la hora de estirar sus patas.

A esta estrategia de defensa se la conoce como tanatosis o inmovilidad tónica y quizá su practicante más emblemático sea la zarigüeya, más notablemente el tlacuache o zarigüeya de Virginia (Didelphis virginiana). Hasta el punto de que la expresión inglesa “play possum”, que podríamos traducir como “hacerse la  zarigüeya” viene a usarse como sinónimo de hacerse el muerto.

Las zarigüeyas son realmente unas maestras en el arte. No sólo por su interpretación, abriendo la boca para dramatizar su actuación, el secreto de estos marsupiales americanos está en el olfato. Estos animales segregan un compuesto maloliente con el fin de imitar estar criando malvas.

Entre las aves los ejemplos son numerosos, como el de la codorniz japonesa, aunque probablemente el más llamativo es el de los patos, más listos que un zorro. Literalmente. Hace casi medio siglo un grupo de investigadores documentó un caso curioso: el de unos patos que se hicieron los muertos al ser capturados por zorros. Los mamíferos llevaron a sus presas a las madrigueras donde las dejaron desatendidas. Los patos aprovecharon la ocasión para escapar a la muerte.

Las serpientes por su parte son famosas por hacer valer eso de que un buen ataque es la mejor defensa. Pero no todas pueden defenderse de peligros con potentes toxinas, algunas tienen que conformarse con ponerse panza arriba. Sin patas que estirar, estos animales son a veces muy dramáticos en su interpretación.

A lo largo del reino animal

Los tiburones son otros animales a los que asociamos a una mayor agresividad, pero también pueden hacerse los muertos si les conviene, como el tiburón galano o limón (Negaprion brevirostris), que reaccionan con estupor y temblores ante las amenazas. Estos escualos se paralizan, relajan su respiración e imitan convulsiones para hacerse pasar por un deceso.

Los invertebrados también pueden hacerse los muertos antes o después de ser capturados. Desde escarabajos hasta arañas, quizá los casos más sorprendentes de tanatosis entre estos animales no sean los utilizados como mecanismo de defensa.

Es el caso de arañas como la Pisaura mirabilis. Los machos de estas arañas atraen a las hembras preparándoles regalos (en forma de comida). El riesgo al que se enfrentan que las hembras a menudo acaban zampándose no sólo el regalo sino también al macho que lo lleva consigo. Haciéndose los muertos logran evitar que las hembras los añadan al banquete y se centren primero en el regalo. Es precisamente entonces cuando el macho aprovecha para aparearse con la hembra.

Si antes decíamos que la mejor defensa era un buen ataque, lo cierto es que una estrategia de defensa también puede servir para un buen ataque. Este es el caso del cíclido centroamericano (Parachromis friedrichsthalii), que se hace el muerto para permitir que otros incautos animales se acerquen a él.

Pelear o huir suele ser la dicotomía que se plantea a menudo ante la aparición de una amenaza. La naturaleza sin embargo no es amiga de dicotomías y categorizaciones, por lo que las reacciones pueden ser muy distintas. Y hacerse el muerto es uno de los recursos de los que disponen los animales. Un recurso que, de una forma u otra, también está al alcance de los humanos. De los más ingeniosos al menos.

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