La presentación de los iPhone 8, 8 Plus y sobre todo de los iPhone X ha dejado muchos debates abiertos, y uno de ellos se centra en el poderoso procesador, un Apple A11 Bionic que promete un rendimiento espectacular.
Eso es lo que apuntan las filtraciones de las pruebas de rendimiento realizadas con GeekBench, en las que estos móviles de Apple ya compiten en potencia con los MacBook Pro de 13 pulgadas. La pregunta, claro, es ¿por qué Apple no se decide a sacar un MacBook basado en estos micros con arquitectura ARM?
Un procesador bestial
Nuestros compañeros de Xataka Móvil ya daban todos los detalles sobre los nuevos Apple A11 Bionic, unos micros de los que la filtración de su rendimiento en Geekbench ha hecho que se disparen las expectativas.
Boom. Ahí lo tenéis: esos rendimientos en Single-Core son el doble (100% más) de los que obtienen los Snapdragon 835, mientras que el rendimiento Multi-Core es un 50% mayor que los procesadores más potentes que se integran ahora en smartphones Android.
De hecho las comparaciones una vez más se pueden extender no ya a móviles de la competencia, sino a portátiles como los MacBook Pro de 13 pulgadas. Los modelos de 2017 con micros Intel (arquitectura x86-64) dual-core obtienen 4.592 puntos en Single-Core y 9.602 en Multi-Core, lo que los pone al nivel de los Apple A11 Bionic (ARM) aunque la comparación sea como siempre odiosa.
Comparando peras con manzanas
Lo es por varias razones. La primera, por el número de núcleos y la frecuencia de trabajo de esos procesadores: los Intel Core i7-7567U son micros dual-core a 3,5 GHz con un TDP de 28W fabricados en 14 nm. Los Apple A11 Bionic son micros hexa-core en los que los dos núcleos más potente trabajan a 2,5 GHz (no tenemos datos sobre la frecuencia de los cuatro núcleos de menor potencia) y un TDP desconocido, aunque su tecnología de fabricación es de 10 nm, lo que les confiere ventaja en términos de eficiencia.
La segunda, porque comparar arquitecturas también es complicado. Mientras que los procesadores de la familia ARM se engloban dentro de los llamados RISC (Reduced Instruction Set Computing), los x86 de Intel lo hacen dentro de la CISC (Complex Instruction Set Computing).
El juego de instrucciones utilizado por ARM es más sencillo y simple, mientras que en Intel ese juego de instrucciones es mucho más amplio, además de haber tenido que ir adaptando toda la herencia del pasado para que los micros sigan siendo retrocompatibles con lo que ofrecían sus antecesores.
Eso hace que tratar de plantear una equivalencia entre unos y otros es mucho más complicado que lo que parece percibirse a partir de esos resultados en Geekbench. Cada arquitectura y cada procesador tiene sus virtudes y su orientación, pero parece claro que los micros ARM de Apple están más preparados que nunca para dar el salto al escritorio... si es que quieren darlo.
Una idea que nos persigue desde hace tiempo
La idea, claro, no es nueva. Los Apple A10 que se lanzaron el año pasado también planteaban esa cuestión, y lo cierto es que en cierta forma tuvimos la respuesta a esa inquietud.
No en forma de MacBook como tal claro. Lo que sí llegaron fueron unos iPad Pro que con los A10X ya competían en rendimiento bruto con los MacBook Pro básicos de 2016.
La llegada en unas semanas de iOS 11 hará que toda esa potencia esté aún mejor aprovechada gracias a esas opciones mejoradas para la productividad en unos tablets que son cada vez más equipos de trabajo.
Ya existe un MacBook ARM: se llama iPad Pro
El debate sobre el potencial lanzamiento de un nuevo MacBook basado en estos micros se renueva cada vez que vemos cómo las CPUs de Intel no paran de ganar en potencia y prestaciones, pero esa máquina también plantearía otra duda esencial: la del sistema operativo que la gobernaría.
Durante cierto tiempo se ha hablado de un hipotético proyecto secreto para portar macOS a ARM. La idea no es descabellada, porque Apple ya hizo lo mismo con MacOS (cuando "Mac" se escribía con eme mayúscula) a principios de la década pasada, al abandonar sus PowerPC y dar el salto a micros Intel en todos sus PCs y portátiles.
EL problema es que eso no parece demasiado interesante, sobre todo teniendo en cuenta que las mejoras recibidas por macOS en los últimos años son testimoniales. Apple apuesta esencialmente por iOS 11, algo que se ha visto especialmente en la última versión con esa "macosificación" de iOS, a la que le llegan el Dock o el explorador de ficheros (¡dios mío! ¡explorador de ficheros en iOS!).
Eso hace pensar que si en algún momento Apple se decide a lanzar ese MacBook ARM, lo hará con iOS como sistema operativo. Aquí nos falta un detalle, y es el del soporte de ratón y teclado en una plataforma que de momento solo le tiene cariño al stylus. No parece descabellado pensar en que Apple esté trabajando en ese plan B, pero por el momento no hay indicios de que los tiros vayan a ir por ahí.
De hecho puede que Apple simplemente no quiera ni tener en cuenta esa posibilidad, porque el MacBook ARM ya existe y se llama iPad Pro. Las tabletas de este fabricante han logrado ganar muchos enteros en sus últimas revisiones y lo harán aún más con el citado iOS 11, y eso puede convertirles en versátiles compañeros de trabajo en muchos escenarios.
No en todos, claro, porque para muchos otros ámbitos la apuesta por macOS y los Mac/MacBook tradicionales sigue siendo imprescindible, y de hecho es muy probable que sea difícil convencer a los usuarios de esas máquinas a que migren su flujo de trabajo completo a iOS. Algunos creemos que macOS está condenado, pero hasta que eso ocurra seguiremos planteando opciones como las que inspira ese potentísimo Apple A11 Bionic.
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